XV
En el café inglés, Ícaro y BA terminan su cena. Dan cuenta de una botella de Grand Cremant. BA pasa su bolso por debajo de la mesa. Ícaro paga la cuenta y deja una propina icariana, es decir, modesta, porque todavía desconoce los usos. BA completa discretamente la suma deslizando un luis suplementario en la mano del maître.
MAÎTRE
¿El señor y la señora han quedado satisfechos?
BA
Muy satisfechos. Las ostras de Ostende un poco mocosas. El paté sanguinolento. O sea, perfecto. Es una casa de gran clase.
MAÎTRE
Y ese duelo que ha terminado tan confortablemente en un santiamén, ha sido un placer.
ÍCARO
Un misterio, más bien.
BA
No te quites méritos. Has hecho huir a un maleducado; ha sido más que un duelo: una lección. ¿No cree usted, maître?
MAÎTRE
Sí, señora. Espero que tendremos el placer de volver a verlos, señora, señor.
BA e Ícaro se alejan
MAÎTRE
Qué pareja más encantadora, con una vida por delante. Este joven no tiene más títulos que el hijo de un notario: no llegará muy lejos. Ella descubrirá otro amante de corazón poderoso y rico, él se pondrá celoso, ah, ya conozco la historia, he leído novelas y sé perfectamente como acaba la cosa. Él le hará escenas, ella le dirá basta, él hará un gesto noble, no querrá pasar más por el aro, la descubrirá, hará alguna locura y luego, ¡zas! A la calle. No buscará otra porque seguirá enamorado de ésta y no se le ocurrirá qué otra puede proporcionarle nuevos medios de subsistencia. No tiene madera de chulo. Se hundirá en la embriaguez, la indigencia, quizás se enrole en la Legión Extranjera. Pero mira, mira, si está de nuevo el duelista de hace un rato. Señor…
CHAMISSAC-PIÉPLU
¿Dónde ha ido el señor que estaba sentado a esta mesa?
MAÎTRE
Como el Señor puede ver, ha terminado de cenar y se ha ido con la dama que le acompañaba.
CHAMISSAC-PIÉPLU
¿Quién era? ¿Dónde vive?
MAÎTRE
No sé nada, señor, absolutamente nada.
CHAMISSAC-PIÉPLU
Vuestra ignorancia me aflige. Mi primer duelo… Tan poco honorable… creo que voy a llorar… Haber malogrado mi primer duelo…
MORCOL
¡Bah! Por uno que se pierde se encuentran diez.
CHAMISSAC-PIÉPLU (monta en cólera de súbito)
¡Todo esto es por su culpa! ¡Imbécil! Tenga mi tarjeta. Por lo menos tendré un duelo.
MORCOL
Señor, su demanda es improcedente. En cuanto detective, no me bato en duelo; mi deber consistiría más bien en evitarlos.
CHAMISSAC-PIÉPLU
No puedo más… mi pobre duelo…(se derrumba).
HUBERT
¡Vamos, vamos, coraje! Mire, vamos a abrir una botella de champagne y después le llevaré a casa del Sr. Jacques. Pero, ahora que lo pienso… usted quizás no ha cenado…
CHAMISSAC-PIÉPLU (agobiado)
Tengo hambre.
HUBERT
Maître, una mesa.
MAÎTRE
Ésa de allí los espera con los brazos abiertos.
Se instalan en la mesa que han dejado libre Ícaro y BA.
MAÎTRE
¿Qué tomarán los señores para empezar?
CHAMISSAC-PIÉPLU
Ostras de Ostende.