II

En la taberna del Globo y de los Dos Mundos, en la calle Blanca, la única mesa libre parecía estar esperando a Ícaro. En efecto, le esperaba. Ícaro se sentó: un camarero, lento pero seguro, se acercó a preguntarle qué quería tomar. Ícaro no lo sabía. Miró las mesas vecinas; se bebía absenta. Con un gesto indicó ese líquido lechoso, pensando que era inocente. En el vaso que le trajeron, el brebaje estaba verde e Ícaro hubiera pensado tal vez en un efecto óptico, si hubiera sabido lo que era un efecto óptico; también le habían traído una cuchara con una forma extraña, un terrón de azúcar y una jarra de agua.

Ícaro vierte el agua en la absenta, que adquiere un color lechoso. Exclamaciones en las mesas vecinas.

PRIMER CONSUMIDOR

¡Qué vergüenza! ¡Es una masacre!

SEGUNDO CONSUMIDOR

¡Ese individuo no ha tomado absenta en su vida!

PRIMER CONSUMIDOR

¡Vandalismo! ¡Eso es pura y simplemente vandalismo!

SEGUNDO CONSUMIDOR

Seamos indulgentes: digamos simplemente que se trata de ignorancia.

PRIMER CONSUMIDOR (a Ícaro)

Mi joven amigo ¿nunca ha tomado absenta?

ÍCARO

Nunca, señor. Ni siquiera sabía que esto se llamase absenta.

SEGUNDO CONSUMIDOR

Pero ¿de dónde ha salido usted?

ÍCARO

Bueno…

PRIMER CONSUMIDOR

¡Qué más da! Mi querido joven, voy a enseñarle a preparar una absenta.

ÍCARO

Gracias, señor.

PRIMER CONSUMIDOR

Para empezar, ¿sabe lo que es la absenta?

ÍCARO

No, señor.

PRIMER CONSUMIDOR

Es la que consuela, ay, y la que hace vivir, es la finalidad de la vida y la única esperanza que, como un elixir —de hecho lo es—, nos eleva y nos embriaga y nos da ánimos para seguir en pie hasta el anochecer.

SEGUNDO CONSUMIDOR

Es también un ángel que sostiene el sueño entre sus dedos magnéticos y el don de los sueños extáticos.

PRIMER CONSUMIDOR

Déjeme hablar, señor. Iba a decir justamente lo mismo y agregaré, como el poeta, que es la gloria de los Dioses y la reserva mística.

ÍCARO

Nunca me atreveré a beber esto.

PRIMER CONSUMIDOR

¡Esto que ha arruinado echando agua a chorros, como un bárbaro! ¡No! (Al camarero.) Traiga otra absenta al señor.

El camarero trae otra absenta. Ícaro acerca la mano al vaso.

PRIMER CONSUMIDOR

¡Deténgase, desdichado! (Ícaro retira su mano rápidamente.) Eso no se bebe así. Le voy a enseñar. Coloca usted la cuchara sobre el vaso en que ya reposa la absenta; después pone un terrón de azúcar sobre la cuchara de marras, cuya forma singular no le habrá pasado inadvertida. Después vierte agua muy lentamente sobre el terrón de azúcar, el cual comienza a disolverse y gota a gota deja caer una lluvia fecundante y sacarífera sobre el elixir que se vuelve nebuloso. Echa agua de nuevo, deja que gotee, gotee, y así sucesivamente hasta que el azúcar se haya disuelto sin que el elixir adquiera una consistencia demasiado acuosa. Observe, mi joven amigo, cómo se realiza esta operación… una inconcebible alquimia…

ÍCARO

¡Qué hermoso!

Acerca la mano al vaso.

TERCER CONSUMIDOR

Arroje el contenido al suelo.

LOS OTROS DOS

¡Blasfemo!

TERCER CONSUMIDOR

Es veneno.

CONJUNTO DE CONSUMIDORES

¡Blasfemo!

CORO DE CAMAREROS

¡Blasfemo!

EL PATRÓN

¡Infierno y condenación!

ÍCARO (desconcertado)

¿Qué hago?

TODOS MENOS UNO

¡Beba!

TERCER CONSUMIDOR

¡No beba!

Ter, quater, quinquies…

Así hasta que se abre la puerta de la taberna y entra una joven.

CORO DE CONSUMIDORES (primera mitad)

¡BA! Llegas oportunamente.

CORO DE LOS CONSUMIDORES (segunda mitad)

¡BA! Llega oportunamente.

PRIMERA MITAD DEL CORO

¡Vas a ser juez!

SEGUNDA MITAD DEL CORO

¡Vas a ser árbitro!

PRIMERA MITAD

¡Vas a ser nuestro Salomón!

SEGUNDA MITAD

¡Vas a ser nuestra Balkis!

BA

¿De qué se trata?

TERCER CONSUMIDOR

No veo por qué esta…

BA

Lo soy y me jacto de ello. Chica soy y lo seguiré siendo. Pero ¿por qué juez, árbitro, Salomón?

PRIMER CONSUMIDOR

Ven aquí. Ves a este joven…

BA

¡Qué hermoso es!

SEGUNDO CONSUMIDOR

¿Debe beber su absenta?

TERCER CONSUMIDOR

¿O no? Pero no veo por qué esta chica…

ÍCARO

Señorita…

BA

Señor…

ÍCARO

Haré lo que usted me diga, señorita.

TERCER CONSUMIDOR

Tan joven y ya perdido… absentismo y casquivanas. Desaparece bruscamente.

BA (sentándose a una mesa vecina; señalando a Ícaro)

¿Quién es?

PRIMER CONSUMIDOR

No lo conozco, y ya ves que no es un cliente. Un principiante. No sabía preparar la absenta.

CORO DE CONSUMIDORES

¿Entonces? ¿Bebe o no bebe?

BA (a Ícaro)

¡Bebe, chiquillo!

ÍCARO (moja sus labios y hace una mueca)

PRIMER CONSUMIDOR

Todo cuesta. Siga.

SEGUNDO CONSUMIDOR

¡Siga!

ÍCARO (apartando el vaso)

Sólo seguiré si la señorita me lo dice.

BA

La señorita te lo dice. Sigue bebiendo.

Ícaro da un trago. Sonríe con cortesía y toma otro trago.

SEGUNDO CONSUMIDOR

Y ahora ¿qué me dice?

ÍCARO (Después de un tercer, un cuarto, un quinto trago, pensativo)

Qué lejos está la leche de mi nodriza… cómo se multiplican los astros… cómo se encadena la noche a las pálidas nebulosas… Ya está azul, el mar de ópalo se calla… Qué lejos estoy de todo eso… lejos de todo eso… lejos de todo eso… en las proximidades de la estrella Absenta…

PRIMER CONSUMIDOR

Ya está borracho.

BA (va a sentarse a la mesa de Ícaro)

¿Entonces, cariño, está bueno?

ÍCARO

No sé si es bueno, pero me pregunto que dirían si me vieran tomando esto.

BA

Te vemos. Todos nosotros. Y no nos sorprende.

ÍCARO

Mejor.

BA

Es curioso, pero me intimidas.

ÍCARO

Seguramente soy mucho más tímido que usted, señorita. No estoy acostumbrado al mundo —al vasto mundo— y es la primera vez que salgo solo.

BA

¿Estabas en un internado?

ÍCARO

En absoluto.

BA

¿Preso?

ÍCARO

Tampoco.

BA

Vamos, cuenta.

ÍCARO

Se apaga la estufa, llega la primavera. La tinta corre sobre el papel blanco en finos y fértiles arroyuelos de donde nacen amigos, enemigos, parientes y plantas verdes en los rincones de los apartamentos con doseles y terciopelos, maderas cobrizas y cuero cordobán. La pluma lleva un pequeño mundo de objetos y de nombres hacia un destino que se me escapa. Estoy allí, de pie junto a un sillón y espero. A veces me agito. Miro al ama de llaves traer el café de Moka o el té inglés. La señora de Champvaux viene de visita a las cinco; jamás la había visto pero en ese momento él me encierra, los oigo entrar en la habitación contigua y después se acabó. El apartamento está bien insonorizado. Otras veces vienen señores y conversan mientras los puros se consumen en los ceniceros, la ceniza densa y la punta del cigarro mascada. Todavía no distingo bien a la gente que me rodea… tal vez una muchacha… su padre… Ha terminado el invierno, llega la primavera…

PRIMER CONSUMIDOR

Todo esto no tiene mucho interés.

ÍCARO

Lo mismo pienso yo. Mi modesta persona, lo reconozco, no ofrece el menor interés.

BA

Sí, cariño, sí. No te dejes impresionar por el primero que llega.

PRIMER CONSUMIDOR

¿Yo? ¡El primero que llega!

BA

Seguro, puesto que él es el último.

PRIMER CONSUMIDOR

¡Ah! Bueno, pago otra ronda.

SEGUNDO CONSUMIDOR

Yo también.

BA

Seamos razonables. Lo van a hacer enfermar, a este chiquillo…

ÍCARO

Estoy muy bien: la cabeza caliente y el hígado fresco, lo que por ahora no resulta nada desagradable.

PRIMER CONSUMIDOR

¡Ya ves! Camarero, ¡otra ronda!

ÍCARO

No sé cómo agradecerles.

BA

Ya les agradecerás después.

SEGUNDO CONSUMIDOR

Tiene que poder probar la tercera ronda.

BA (a Ícaro)

¿Aguantarás hasta entonces?

ÍCARO

Floto un poco…

Llega la segunda ronda.

PRIMER CONSUMIDOR (vigilando a Ícaro mientras prepara su absenta)

No está mal. Va progresando.

SEGUNDO CONSUMIDOR

Todavía vierte el agua un poco demasiado rápidamente.

BA

¡Siempre criticando! (a Ícaro) Para empezar está muy bien, cariño.

MORCOL (entra) (a Morcol)

Ésta es la tercera taberna de la calle Blanca que visito. Quién, entre estos consumidores, podría ser Mick Haropronto. (al camarero) Camarero, no habrá visto por casualidad a un joven de 1.76 de altura, cabellos castaños, nariz recta…

CAMARERO

Mire allí a ver…

MORCOL

Hay cierto parecido… aunque éste ronda más bien el 1,77. Pero no importa, veamos, de todos modos.

Se acerca a la mesa de Ícaro.

MORCOL

Señor, excuse que me excuse, pero tengo un mensaje que transmitir al Sr. Mick Haropronto. ¿No será usted por casualidad?

ÍCARO

No señor. No me llamo así.

MORCOL

¿Está completamente seguro?

ÍCARO

Aunque empiezo a elevarme bajo la influencia de una bebida fuerte, puedo asegurar que no me llamo así.

MORCOL

No sólo tengo un mensaje que transmitir al Sr. Mick Haropronto, sino también una suma importante de dinero. Muy importante. ¿Está seguro de no llamarse así?

ÍCARO

Completamente seguro.

MORCOL

En ese caso, señor, me retiro.

En la calle.

MORCOL

El afán de lucro: trampa infalible. No era, pues, Mick Haropronto. Y además debía medir 1,77. Prosigamos la pesquisa de taberna en taberna.