XXII

DOCTOR

Pase, querido amigo. Espero que no tenga nada grave. Pregunta ociosa, por lo demás, porque soy yo quien deberá decírselo. Pero primero, dígame ¿quién era el fenómeno que me envió el otro día?

HUBERT

Ahí está el quid. Hay una relación directa entre él y mis asuntos personales.

DOCTOR

Le escucho.

HUBERT

Doctor, me ruboriza, pero vengo por un asunto particularmente íntimo.

DOCTOR

Ruborícese, los he visto de todos los colores.

HUBERT

La cosa… comprende… en fin, mire… he perdido el vigor…

DOCTOR

¡Fácil como coser y callar! Tome afrodisíacos.

HUBERT

No serviría de nada. Es la moral.

DOCTOR

Si sabe mejor que yo de qué se trata ¿por qué viene a consultarme?

HUBERT

Es que esto tiene relación con mi oficio.

DOCTOR

Usted no tiene un oficio sino una profesión.

HUBERT

Oficio o profesión o ninguna de las dos cosas, en cualquier caso escribo; y escribo novelas. Ahora bien, el personaje principal de mi próxima novela ha huido.

DOCTOR

Lo sé, su fenómeno me lo contó.

HUBERT

Ese fenómeno es un detective.

DOCTOR

Un loco. ¡Sospechaba de mí!

HUBERT

Debe disculparle.

DOCTOR

¿Y por qué se ha fugado su personaje? ¿Se quejaba de algo?

HUBERT

¿De qué iba a quejarse? Si sólo tenía unas pocas páginas de existencia.

DOCTOR

Tal vez le preparaba un destino amargo.

HUBERT

Desde mi punto de vista no era así.

DOCTOR

Pero tal vez sí desde el suyo.

HUBERT

Doctor, he venido a consultarle sobre mi asunto, no sobre Ícaro.

DOCTOR

¿Ahora se llama Ícaro?

HUBERT

Siempre se ha llamado así.

DOCTOR

Ah. En cualquier caso es un nombre difícil de llevar.

HUBERT

¡Usted se preocupa más por él que por mí! Soy yo el que importa. Por lo menos hasta que encuentre de nuevo a Ícaro.

DOCTOR

¡Bueno! ¡Tenga paciencia!

HUBERT

¡Paciencia!

DOCTOR

Entonces será un calmante; agua de azahar; unas pocas tisanas. Eso no puede hacerle ningún daño.

HUBERT

Me acaba de aconsejar afrodisíacos y ahora un calmante, no quiero ni una cosa ni la otra.

DOCTOR

He aquí a los enfermos modernos. ¡Quisieran dictarnos las recetas!

HUBERT

Todo esto no me devuelve a Ícaro.

DOCTOR

No soy detective.

HUBERT

Y además me he puesto irritable. Muy irritable. ¿De verdad que no puede hacer nada por mí?

DOCTOR

Tome bicarbonato de soda… un medicamento milagroso…

HUBERT

No creo en él.

DOCTOR

Puedo probar con usted un método nuevo y farmacófugo.

HUBERT

¡Gracias! Pero todavía no estoy tan mal.

DOCTOR

Entonces voy a prescribirle una receta clásica: tisana al levantarse y un poco de azahar al acostarse. Serán dos francos.

HUBERT

Gracias, doctor, pero estoy de muy mal humor.

DOCTOR

Qué quiere que le diga, ¡así es la vida!