XI

En la calle.

El doctor baja de un coche de punto frente a su casa. Da una propina bastante satisfactoria.

EL COCHERO

¡Gracias, burgués!

El coche se aleja.

EL DOCTOR (llamando)

¿Soy feliz? Dicho de otro modo, ¿debería casarme? ¿Acaso no es extraño esto de entrar en un apartamento solitario? No lo sería menos saber que me espera una arpía desabrida como las que aparecen en las caricaturas de los diarios humorísticos que leo. Los leo porque los dejo en la consulta para que los lea mi clientela en la sala de espera. E incluso los leo con mucha atención para recortar todas las caricaturas sobre los médicos que, como se suele decir, sacan a relucir nuestros trapos sucios. En resumen ¿soy feliz? En cualquier caso, el ejercicio de mi profesión me brinda ciertas satisfacciones. Sí, nada que ver con esos escritores que hace un momento oía discutir en el círculo. ¡Sus actividades les ocasionan angustias, inquietudes! Su arte parece estar siempre en cuestión. Y sin embargo no debe ser difícil escribir una novela; no hay más que contar una historia verdadera.

¡Con la de historias verdaderas que conozco! Pero no quiero ser novelista. Me pregunto por qué Hubert, Jean, Jacques, Surget, que me honran consultándome a propósito de cualquier pupa, no me piden nunca ideas. Ah, no; ellos inventan. En fin (llama de nuevo). Inventan tan bien que al final pierden a sus personajes. ¡Es como si yo perdiera a mis clientes!

Ríe. La puerta se abre.

UNA VOZ EN LA NOCHE

Buenas noches, doctor.

DOCTOR

Mira quién está aquí, buenas noches BA. ¿No vendrás por una consulta?

BA

No, volvía a casa a vestirme. Esta noche ceno en el Café Inglés.

DOCTOR

¿Un príncipe?…

BA

No, no; soy yo quien invita.

DOCTOR

Dichoso él.

Besa a BA en la frente. Cuando va a entrar en su casa, ella vuelve.

BA

Doctor.

DOCTOR

Chiquilla…

BA

Usted que conoce a todos los escritores y periodistas del barrio, ¿no conoce por casualidad a un tal Lubert?

DOCTOR

Pues sí. Es uno de mis pacientes.

BA

¿Cómo está?

DOCTOR

Eres bastante indiscreta…

BA

Oh, discúlpeme.

DOCTOR

Nada, nada. Y a todo esto, ¿con quién cenas esta noche?

BA

Es usted bastante indiscreto, doctor.

DOCTOR

Entonces, callémonos.

Esta vez cierra la puerta tras de sí.