XIV

HUBERT (Frente a una hoja en blanco)

Evidentemente podría continuar con otros personajes, pero aprecio a Ícaro y no continuaré sin él. ¡Ah! ¡Ícaro! ¡Ícaro! ¿Por qué huyes del destino que te he dado? ¿Dónde has ido a parar por querer volar con tus propias alas? Espero tu regreso, voluntario o provocado. Mientras tanto, no puedo más que fijar mis ojos secos en este agua estancada bajo cuya superficie habita la ausencia de personaje. Qué destino el de un novelista sin personajes. Quizás un día nos llegará a todos. Ya no tendremos personajes. Es difícil de imaginar una novela sin personajes. ¿Pero no son todos los progresos, si es que existe tal cosa, difíciles de imaginar? Para ser francos, el progreso me asombra. Hoy se va de París a Niza en menos de dos días, el hada Electricidad empieza a iluminar las ciudades y quién sabe si un día iluminará el campo, el telégrafo atraviesa el Atlántico, se podrán dirigir los globos como se dirige un caballo, ¿dónde se detendrá el progreso? ¿Dónde irá a anidar? En literatura, los simbolistas han suprimido la medida de los versos y el rigor de la rima y muy pronto van a abolir la puntuación. Pues mira, bien pensado, no le iría mal un poco de poesía decadente a mi novela. En forma, por ejemplo, de profesor de…

Llaman.

HUBERT (a la puerta)

¿Quién llama a estas horas?

UNA VOZ

Soy yo. Morcol.

HUBERT (abriendo)

¿Hay novedades?

Retrocede. Morcol entra precedido de un personaje a quien apunta con una pistola en la espalda.

MORCOL (se quita la barba al tiempo que exclama triunfante)

¡Aquí está!

HUBERT

¿Quién?

MORCOL

¡Su hombre!

HUBERT (mirando a Chamissac-Piéplu de cerca)

Éste no es.

MORCOL

¡Cómo que no es! Usted sospechaba que Jacques se lo había birlado.

HUBERT

Es posible, pero esas sospechas resultaron ser infundadas. Este señor no se corresponde de ningún modo con el personaje que escapó de mis papeles.

(a Chamissac-Piéplu). Señor, le ruego disculpe al señor. Ha habido un error.

Morcol, dolido, enfunda su pistola.

CHAMISSAC-PIÉPLU

¿Qué broma es ésta? No le encuentro la gracia. Y usted, señor, ¿qué ha hecho con su barba?

MORCOL

La he guardado en el bolsillo para que no se gaste.

CHAMISSAC-PIÉPLU

¿Y mi duelo?

MORCOL

Eso ya no es asunto mío.

HUBERT

¿Qué duelo?

MORCOL

Un pretexto. Se lo ha tomado en serio.

CHAMISSAC-PIÉPLU

¿Quiere decir que mi adversario era su cómplice?

MORCOL

Involuntario. De hecho… (se calla y se queda pensativo).

HUBERT (a Chamissac-Piéplu)

Señor, es usted libre. Discúlpenos.

CHAMISSAC-PIÉPLU

¡Esta sí que es buena! Han arruinado mi duelo. Voy a quedar como un cobarde. ¡Qué van a decir de mí!

MORCOL

No nos interesa lo más mínimo.

CHAMISSAC-PIÉPLU

Iré a quejarme al señor Jacques.

HUBERT

¡No lo haga! Es un excelente colega a quien no quisiera molestar. ¿Qué puedo hacer para desagraviarle y reparar el perjuicio causado por el señor?

CHAMISSAC-PIÉPLU

Sólo veo una solución. Que me lleven de nuevo al punto de partida y que me hagan ustedes de testigo en este asunto de honor.

HUBERT

Señor, no tengo más que una palabra. Le sigo.

CHAMISSAC-PIÉPLU

¡Vamos!

HUBERT

¿Dónde?

CHAMISSAC-PIÉPLU y MORCOL (juntos)

¡Al Café Inglés!