II
Rayo el ojo y el ollar fuego,
fuego ollar el campo entero,
galopando,
el campo tan tendido,
se alza, vibra, se encarama,
entregada la cañada al galope,
galope el campo entero
la cola viento y el relincho al viento.
Nadie sabe de éxtasis, de irse,
lo que es ser viento sobre el viento,
fuego en la muerte de la huida.
Nadie que no haya galopado al viento.
Crin al aire enardecida cola,
quadrupedantem,
nadie que no haya sido acariciado
por la ventura del galope
a campo tendido,
a no ser en la dicha de la huida.
Uncido al hombre siempre,
arma y escudo,
fortaleza y transporte,
carne y vestido era.
Ya el relincho su palabra,
anunciador de muerte o vida.
Desde siempre a tu lado
en la caverna, la yegua maternal,
allí quedó su huella,
de ella viviste, leche y sangre.
Tendióse el arco.
Hubiste de morir para dar vida.