III
A la ventana se asoma
y en el espejo se mira
de la bestia y la paloma.
Eso es todo y nada pasa:
paloma en el aire es,
de labio a oído, palabra.
La vida pasa volando:
palabra en el aire es
paloma de labio en labio.
Paloma viva en el aire,
de labio en labio volando;
quien la escucha es quien la sabe.
A mi caballo le suelto
las riendas sobre las crines
y va en tu busca derecho.
Compañera de compaña,
soledad de soledad,
¿quién no te lleva en el alma?
¡Ay, Soledad de mi vida,
si fuera como debiera
contigo me casaría!
Que me busquen si me pierdo
por los caminos que van
desde tu sien a tu pelo.
Y si me vuelvo a perder,
por los caminos que van
desde tu pelo a tu sien.
No se lo digas a nadie:
A vivir llamo quererte,
y a la pena llamo sangre.
No paro de recordar
aquello que me decía
de morir sin libertad.
Que me coja la mañana
por los caminos que van
de tu boca a mi palabra.
Y que la noche me coja
teniéndote bien cerquita,
y con tu nombre en la boca.
¡Ay, cómo baja
el Genil de la sierra
de nieve y agua!
Y en la campiña
Guadalquivir le dice:
Vente a Sevilla
y al mar. ¡Oh muerte,
Córdoba mía,
morir sin verte!