ORACIÓN
Señor, con nada que darte
y tanto como pedirte
y sólo ojos para mirarte
y apenas voz para decirte.
Señor, ¡qué caña al viento,
y sin canción! ¡Qué desolado
pájaro, sin más que lamento
entre el ardor de lo creado!
Decirte que aquí me tienes
es decir que hay una guija
en las orillas que pisar, si vienes.
Decirte que te espero es cantar
bajo tus cielos lo que todo canta:
“Esperar y esperar y esperar”.
Y ya está seca la garganta.
Por tus cinco llagas, Señor,
y por tus clavos, chorros de vida,
no nos dejes de tu amor,
y recuérdanos como a una herida.