CUATRO POEMAS[8]
A Vicente Aleixandre
1
Yo te quisiera decir
la fuerza de las arañas,
los caracoles al sol,
las cinco letras mayúsculas.
Pero el alto muro intacto,
la rebeldía de las horas,
las lágrimas que han hundido
mis omoplatos serenos.
Tú no tendrás epitafio,
y vendrá un hombre mañana,
llenas de humedad las manos,
para escribirte con humo.
2
El lucero de los vientos
cantará mi desventura.
Mas no sabrá como yo
el temblor y la palabra,
la almohada y el espejo,
el libro y la pena antigua.
El corredor que se pierde
en el cuarto de las lágrimas.
Y el mar contenido y suelto,
sin playas ni corazones.
3
A la derecha del pecho,
donde termina el latido
y empieza el descubrimiento.
Donde tu hermana encontró
la sortija y el secreto
de cómodas conciencias,
la razón de las huidas
de tempestades y tórtolas,
y los estremecimientos
de tigres y enredaderas.
Cuando las noches de invierno,
la desnudez de las sábanas.
4
Se iban. Todos se iban
más allá de tus dos manos.
Profetas y emperadores
por el espejo se iban
a vaciar tardes y lagos,
a resucitar los muertos
que murieron sin pedir
la libertad de tus senos.
¡Qué cabalgar luna adentro
músicas y tentaciones!
(Mi alejamiento llorando
en un rincón su belleza).
Se sabe que no vendrán
esta noche a tus espaldas
caballeros y rebaños.