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La tarde comienza a alargarse, y el camino
se pierde un tanto en la noche, y nuestro paso
se torna indeciso y busca. Espera.
Aún la violeta no ha venido, y la hermosura
se cuelga de tantas cosas que decirte,
y la vocecilla por dentro sigue diciendo: Espera.
Es tiempo de liar los bártulos. No llames. Nadie.
Las sombras que se fueron continúan
pero su voz se pierde a veces, y su consuelo
se acerca más despacio que solía. En el bosque
hay muchas señales de silencio. Las muchachas
se ven más hermosamente. Los deseos,
como muchachas cansadas, reposan. Y ella
te sigue hablando interiormente. Espera.