XXXV
Pensar que nunca más esta hermosura,
pensar que ya mañana estos vocablos,
pensar que estos colores, estas nubes…!
¿Y no pensar? Las rosas no pensamos;
casadas al instante, lo seguimos
hasta la muerte. Nuestra vida canta
con olor, suavidades, la dulzura
del existir aprisa o lentamente.
Lo demás tiene nombre sin historia.
Hija de siempre de las cosas claras,
las estancias de luz, las aguas donde
la paz halla aposento, el tiempo tiene
no paso, mas temblor. El temblor queda.
No te cumple lo torpe. Todo sale
seguro al existir. No hay esperanza,
porque la dicha existe, la tenemos
sin desear ni desazón. Se mide
con hermosura todo. La hermosura
fue en el comienzo. Su fluir no cesa.