XII
Como el viento en los trigos por abril, tu recuerdo
va removiendo olas de dulzura en mi frente.
¡Qué tierno se hace el mundo, y qué razón recobra!
¡Qué resonancia clara sale de las cavernas
donde tienen su fuente los sueños más remotos,
y qué dulce se extiende por miembros y campiñas!
Dejadme a mi ternura, que, rey de mi ternura,
no hay frontera en el mundo ni mar que no traspase.
¿Eres tú abril, o abril es este espejo hondísimo
que se forma en mi alma cuando me asomo a ella?
¿Quién más abril que tú, que eres la primavera
del alma con la sola razón de haber vivido,
que sales como abril del campo sin trabajo,
lo mismo que la alondra de los trigos recientes,
con raíces tan fuertes como troncos de encinas
y con flores tan frágiles como flores de encinas;
que poco a poco vas quitando a la esperanza
sus últimos rincones y se los das al gozo,
que en trance tal de júbilo colocas al espíritu
que pierde la razón del tiempo en su existencia?[45]