Capítulo 36
21 de febrero de 1994
El coletero pertenecía a Juliane Körprich sin duda alguna; su madre lo reconoció de inmediato. Además, las pruebas de ADN revelaron que unos cabellos hallados en el asiento del acompañante del BMW de Lichner eran de la niña. Y en uno de los ordenadores de su consulta, los expertos en informática de la policía encontraron un fichero oculto y codificado entre los archivos de programa que contenía varias direcciones de páginas de internet de contenido relacionado con la pornografía infantil. Lichner negó haber creado aquel archivo y afirmó que cualquier persona podía haber accedido a su ordenador y guardado aquel documento allí, pero sus objeciones no nos parecieron admisibles.
Las cosas se habían torcido para el doctor Joachim Lichner. Cuando en uno de sus interrogatorios, presente ya su abogado, Menkhoff insistió en que Nicole Klement había modificado su declaración en lo respectivo a aquel viernes en el que había muerto la niña, Lichner se limitó a encogerse de hombros.
—Usted no lo comprende: Nicole no es lo que parece.
Por lo demás, se reafirmaba con una calma estoica una y otra vez en su inocencia.