Capítulo 34

18 de febrero de 1994

—Ignoro de dónde ha podido salir eso. —El doctor Lichner apartó su mirada del contenido de la bolsa de plástico y la fijó en Menkhoff—. Pero sí sé, inspector, que pretende cargarme a mí con ese asesinato a toda costa. —Hablaba controladamente, confirmando con ello la impresión que me había causado cuando regresé con Menkhoff a la sala de espera. Aún no había aparecido el abogado, pero tanto el desconcierto como la aparente resignación que había creído advertir en Lichner mientras los agentes le conducían a la sala de espera habían desaparecido. Se dirigió a mí—: ¿Y usted le apoya? ¿No tiene conciencia? Piénselo bien: ¿guardaría yo aquí un coletero de la niña si realmente la hubiera asesinado? Eso no tiene ningún sentido.

—Yo…

No pude continuar, porque Menkhoff me interrumpió.

—No sea estúpido, doctor Lichner. Esto de aquí —alzó la bolsa de plástico— lo hemos encontrado en su armario. Ahora me pasaré a mostrárselo a la madre de Juliane. Si lo reconoce, ya le tenemos. Además estamos revisando su vehículo en busca de ADN. Si la pequeña ha estado allí en algún momento, encontraremos rastro de ello, independientemente de cuán concienzudamente haya usted limpiado el coche. Ríndase, confiese, podría servir para reducir su condena.

El psiquiatra miró a Menkhoff, incrédulo.

—¿Ha perdido usted la razón? ¿De qué me habla? Necesita un culpable como sea y por ello ha ocultado usted mismo ese objeto en mi armario. ¿De qué otro modo hubiera sabido dónde debía buscar? Su caso se resuelve y el inspector Menkhoff asciende a inspector jefe. ¿No es así? —Desplazó su mirada hacia mí—. Y usted, señor Seifert, deberá vivir pronto con la certeza pesando sobre su conciencia de que el verdadero asesino aún camina libre por ahí, y todo ello sólo porque su compañero insiste en culpar a un inocente. ¿No le preocupa?

Por supuesto que me preocupaba, pero no podía sino confiar en mi compañero.

Menkhoff no reaccionó ante las acusaciones de Lichner. Se enderezó y comenzó a hablar en un tono oficial.

—Doctor Joachim Lichner, le detengo por el asesinato de Juliane Körprich y paso a explicarle sus derechos…