3

Todhunter se hallaba solo en la biblioteca. Las dos primas ancianas habían ido a acostarse, después de mucho mover de un lado a otro sus viejas cabezas rizadas y de preguntarse si, después de todo, el viaje le habría hecho bien al querido Lawrence, ¡parecía tan preocupado y caviloso!, y, por fin, Todhunter tuvo la casa a su disposición. Su cabeza semejaba una especie de huevo de avestruz viejo, manchado por el tiempo, sobresaliendo de los hombros, cuando se puso a estudiar la situación.

En verdad, Todhunter se sentía muy perturbado. Sabía, desde luego, cuál era el problema. Sus lecturas le habían enseñado que, después de haberse cometido un crimen especialmente notorio, la policía se ve asediada por personas desequilibradas que se presentan tratando de confesar. Simplemente, le habían confundido con uno de esos lunáticos. Era, en realidad, excesivamente amargo.

Desde el punto de vista del joven Palmer, era trágico. Era inocente. Resultaba casi inconcebible que pudieran declararle culpable. Y sin embargo..., la policía debía de tener alguna prueba, si no, no le habrían arrestado. ¿Qué prueba podría ser?

Los pensamientos de Todhunter vagaban desesperados desde el proceso imaginario contra el joven Palmer hasta el proceso efectivo contra él y hasta la apariencia pésimamente mala de este último. ¿Habría sido un error aducir celos como motivo del crimen? ¿Pero qué otra cosa podía haber aducido? Quizás no fuera de vital importancia mantener apartado a Farroway, especialmente desde que la relación con él debía ya ser conocida por la policía; pero no había esperanzas de demostrar el motivo verdadero. Todhunter sabía, ya que todos los volúmenes de criminología que había leído así se lo habían enseñado, que la policía carece de imaginación. Por tanto, hacía mucho que había llegado a la conclusión de que no serviría de nada decirles la verdad sobre el motivo que le había impulsado. Jamás creerían que un hombre pudiera cometer un crimen totalmente académico, altruista, a favor de un hombre y su familia, a los que apenas conocía. No tenía escapatoria; así planteada, la cosa parecía fantástica. Y sin embargo, no le había parecido en modo alguno fantástica durante su gradual desarrollo. Pero el tema de los celos... Todhunter se daba cuenta de que no había representado bien su papel. No parecía un amante apasionadamente celoso. Ni siquiera sabía lo que siente un amante apasionadamente celoso. Los celos pasionales le parecían a Todhunter simplemente tontos. No, no había sido una buena elección.

Pero, sea como fuere, ¿qué hacer ahora?

Todhunter experimentó un súbito espasmo de alarma. ¡Supongamos que su aneurisma se rompiera antes de haber persuadido a la policía de que Palmer era inocente! ¡Supongamos que Palmer fuera declarado culpable..., ahorcado por un crimen que no había cometido, ni soñado cometer! La suposición era demasiado espantosa. Todhunter tenía que mantenerse vivo a toda costa, hasta que se estableciera la verdad. Y, para mantenerse vivo, tenía que despreocuparse. ¿Pero cómo diablos iba a apartarse de las preocupaciones?

Tuvo una súbita inspiración. Un problema compartido, es la mitad de un problema. Tomaría un confidente lego, ya que Benson había demostrado ser inútil..., buscaría un ayudante. ¿Quién? Instantáneamente Todhunter pensó en la única persona: ¡Furze! Vería a Furze al día siguiente y le plantearía todo el asunto. Además, Furze tenía influencia. Furze arreglaría todo aquel ridículo lío.

Muy confortado, Todhunter subió lentamente las escaleras para irse a acostar, deteniéndose en cada peldaño a fin de mantenerse vivo para bien del joven Palmer.

El dueño de la muerte
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml
sec_0128.xhtml
sec_0129.xhtml
sec_0130.xhtml