EL ANGEL MARUF
Otra entidad de traza talmúdica es el ángel Mâruf (Gracia, Merced), que en la Historia del Hombre y la Culebra acude en socorro de aquel, y después de salvarlo, le declara quién es y cómo fue que acudió en su auxilio.
«Yo soy el ángel Mâruf, y estaba en el quinto cielo cuando invocaste a Alá, y El me mandó que bajase a socorrerte, porque, como mi nombre lo dice, yo tengo la misión de no dejar sin recompensa ninguna buena obra.» (El hombre de la Historia le había salvado la vida a la serpiente, que ahora quería matarlo.)
Trátase de una materialización de la Gracia, análoga a la que los talmudistas hicieron de la Plegaria y la buena obra, llevados de esa tendencia a la antropomorfización, innata en el hombre, y que subsistía en ellos, pese a su profesado horror a la idolatría.
Tenemos aquí una prueba más de la colaboración hebraica en este libro árabe, que, por más de un concepto, parece un libro judío.