Capítulo 14

Las plantas de habichuelas tenían un fuerte olor a verdura mezclado con olor a heno y la peste seca de las habichuelas muy cocidas. El olor era muy potente y no se parecía a nada que Virginia hubiese olido antes. Caminó entre los tallos, enredaderas y ramas que colgaban sobre su cabeza. Las más altas de ellas le recordaban un viaje que hizo a California cuando era pequeña. Las secuoyas le habían parecido magníficas, pero eran diminutas comparadas con las plantas de habichuelas.

Ya no estaba intentando escapar de Lobo. En realidad escapar no tenía razón de ser. Él era el único que sabía cómo llegar desde el bosque de habichuelas hasta la prisión. Sólo esperaba que realmente la estuviera conduciendo hacia allí.

Los zapatos, sin embargo, la tentaban como un picor que sabía que no debía rascarse.

Más adelante, reparó en la gran estatua de piedra de un muchacho. Cuando se acercó más, comprendió que la estatua estaba abandonada. Estaba cubierta de enredaderas, y parte de su cabeza había sido arrancada.

Grafitis trolls estropeaban la base, pero todavía se podía leer la inscripción.