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Al menos eran educados en este lugar. El Príncipe Wendell había dicho que él era el próximamente-coronado Rey del Cuarto Reino, el cual estaba marcado en verde. Era una franja larga y fina en el centro del mapa, bordeado por todos los demás reinos.

Virginia lo miró fijamente, leyendo en voz alta:

- El Reino Troll. Bosque de Caperucita Roja…

- ¿Qué lugar es éste? -preguntó Tony al Príncipe Wendell-. ¿Es como la Bella Durmiente, Cenicienta, los cuentos de hadas y todo eso?

- Bueno, la Edad de Oro fue hace casi doscientos años, cuándo las damas de las que hablas tuvieron su gran momento en la historia -dijo Príncipe-. Las cosas han ido cuesta abajo desde entonces. Lo de “Felices Para Siempre” no duró tanto como habíamos esperado.

A Tony no le gustó como sonó eso. Si no podías creer en cuentos de hadas y en “Felices Para Siempre”, ¿en qué podías creer?

- ¿Y quién es esa madrastra que te ha convertido en perro? -preguntó Tony.

- Es la mujer más peligrosa y diabólica que pueda existir.

Tony entendió. Asintió con la cabeza.

- Tengo varios parientes como ella.

Pero eso tampoco alivió su mente. Estaba empezando a pensar que después de todo saltar a través del espejo no había sido un movimiento inteligente.

***

La prisión no parecía mejor desde arriba. La Reina cruzó los brazos y clavó los ojos en ella. Todavía no estaba segura de cómo se había permitido ser retenida en ese lugar todo este tiempo.

Al menos estaba fuera. El aire sentaba bien, la luz del sol mejor. Incluso el Príncipe Perro parecía estar disfrutándolo. Estaba a cuatro patas, raspando las rodillas de sus pantalones y ensuciándose los guantes, mientras olfateaba la tierra.

Tal vez lo estuviese disfrutando demasiado.

La Reina clavó los ojos en él por un momento. Había sido un gran perro, pero estaba siendo un príncipe terrible. Relish, el Rey Troll, salió del bosque y miró al Príncipe Perro con repugnancia. La Reina no dijo nada. En vez de eso, examinó el carruaje real. Tenía que abandonar este lugar. Ya no podía esperar más. Hacerlo sería poner en peligro sus oportunidades de hacerse con el poder de los Nueve Reinos.

- ¿Dónde están? -exigió la Reina-. Nunca debería haber confiado en trolls para hacer nada.

- Ten cuidado con lo que dices -dijo el Rey Troll-, yo soy la única razón de que estés fuera de la prisión en primer lugar.

Ella soltó un poco de aire, no del todo un suspiro y no del todo lo suficientemente fuerte como para que él lo escuchara. Fuera como fuera aún lo necesitaba durante un corto tiempo. Tendría que mantenerlo apaciguado.

- Por supuesto, Su Majestad -dijo la Reina-. Y por eso te estoy eternamente agradecida. Pero ya no puedo esperar más aquí. Nadie puede ver al príncipe así.

Ambos se giraron hacia el Príncipe Perro. Ahora estaba boca arriba, revolcándose en algún olor repugnante que había encontrado e intentando rascarse el cuello con el pie trasero. Su pie trasero con la bota puesta.

Esta vez la Reina suspiró.

- Di a tus hijos que me traigan al perro cuando regresen.

El Rey Troll entrecerró los ojos.

- No soy tu lacayo. Soy Relish, el Rey Troll, y harías bien en recordarlo.

Oh, algún día pagaría por esto. Pero todavía no. No mientras aún tuviese planes para él. Se obligó a hablar bajo.

- Por supuesto, Su Majestad, y te recompensaré tan maravillosamente como mereces por tu ayuda, como prometí, con la mitad del reino de Wendell.

Él se acercó, tan cerca que pudo oler el aceite en su chaqueta de cuero.

- Exactamente, ¿cuándo lo tendré?

Era un poco más astuto de lo que ella desearía que fuese. Haría bien en recordarlo.

- Pronto -dijo ella-. Ahora debo irme. Ya me he quedado demasiado.

Se inclinó y pegó al Príncipe Perro en la oreja derecha, como solía hacer cuando era un perro. Él se giró y la miró, con su expresión de cachorro triste.

- Al carruaje -dijo ella bruscamente. No tenía tiempo para jugar al perrito lastimero.

- ¿A dónde vas? -preguntó el Rey Troll-. No hay ningún sitio donde puedas esconderte. Cuando descubran que has escapado, habrá controles de caminos en todas partes. Registrarán cada casa y cada carruaje del Reino.

El Príncipe Perro se metió en el carruaje y ella lo siguió. Luego la Reina se asomó, tocando el emblema real mientras lo hacía.

- No registrarán todos los carruajes -dijo, y sonrió. Luego golpeó ligeramente el lateral del carruaje, y el tiro arrancó hacia adelante. El Rey Troll salió de su camino. La Reina tiró de la cortina de la ventana lo suficiente para poder ver todavía el exterior, pero que nadie la pudiese ver a ella

El Rey Troll se quedó de pie sobre la ladera por un momento, luego se puso sus zapatos mágicos y desapareció.

El Príncipe Perro sacó la cabeza por la ventana junto a ella, con la lengua colgando, y ladrando entusiasmado. Le dio un cachete en un lado de la cabeza y él gimoteó.

- Los humanos no hacen eso -dijo ella.

Él asintió con la cabeza, pero ella sabía que no lo había entendido. Se reclinó dentro del carruaje y cerró la cortina del todo. Sería un viaje muy largo. Un viaje efectivamente muy largo.

***

El Príncipe Wendell los guió a lo largo de filas y más filas de celdas. Cuanto más se adentraban en la prisión, más inquieto se mostraba Tony. Virginia tenía las manos cruzadas alrededor de su torso como si sus brazos la pudiesen proteger.

Tony nunca había estado en una prisión antes, pero no había creído que se pareciesen a esto. Todas las celdas tenían las ventanas bloqueadas y las puertas atrancadas, y parecían más grandes que la celda común. Pero apestaban a orina y a olor corporal tan antiguo que se preguntó si el lugar habría sido limpiado alguna vez. Debajo de la puerta de cada celda había una señal con los números de los prisioneros, sus nombres, y detalles de sus crímenes. Afortunadamente, Tony pasó por ellas demasiado rápido como para leer algo.

Sin embargo, mientras pasaban junto a una celda, salió una mano.

- Dadnos algo de comer. -El hombre que habló era calvo y parecía más malo que Jesse Ventura en sus días de peleas-. No he tenido nada para comer desde ayer.

El Príncipe Wendell ni siquiera alzó la vista. Virginia se mantuvo alejada de la celda, y también Tony.