Jim

Nicky Forbes estaba al teléfono cuando abrió la puerta. Su expresión me dijo que nosotros éramos las últimas personas a las que esperaba encontrar.

Ya estaba vestida, pero no llevaba maquillaje y su cara estaba tan pálida que parecía una máscara. Cuando nos acompañó hasta la pequeña cocina, su expresión era igual que si acabara de chupar un limón, pero nos invitó con un gesto a sentarnos con ella a la mesa, que estaba contra una pared.

Había un cigarrillo encendido en un cenicero de cerámica circular que tenía colillas espachurradas en el fondo. La mesa y las sillas eran de pino anaranjado y brillante y tenían unas cuantas muescas. El suelo era de pequeñas baldosas cuadradas blancas unidas con cemento negro y los armarios eran blancos con un borde de madera.

Entrar en esa habitación era como volver a los ochenta, no se había actualizado nada. No era lo que me esperaba de Nicky Forbes, porque había visto su blog con las fotos de su comida en el fuego de una cocina moderna perfectamente equipada y decorada.

El agua hirvió, pero no nos ofreció nada de beber.

—¿Fuma usted, inspector Clemo? —preguntó, y me acercó un paquete de cigarrillos que había en la mesa.

—No, gracias —dije. Woodley negó con la cabeza cuando le tendió el paquete a él.

Nicky lo dejó caer y aterrizó de nuevo sobre la mesa con un ruido seco. Ella recuperó el cigarrillo a medio fumar del cenicero.

—Yo lo dejé hace años —contó—. Cuando me quedé embarazada de mi primera hija.

Le dio una calada profunda sin apartar los ojos de mí, la mirada directa y desafiante.

—Me gustaría saber por qué están aquí —dijo soltando el humo lentamente de forma que se quedó formando espirales entre nosotros— teniendo en cuenta que mi hermana está en Bristol histérica intentando que alguien la escuche cuando dice que tiene pruebas de que Ben está vivo. También me pregunto por qué están aquí cuando ya han arrestado a un sospechoso. El ayudante de la profesora de Ben, ¿no? ¿No deberían estar intentando reunir pruebas contra él? Digo yo…

Miró a uno y después al otro y como ninguno de los dos respondió, estrelló la mano contra la mesa, una demostración de enfado que sobresaltó a Woodley, pero no a mí.

—¿Pero qué demonios les pasa?

Tenía la cara muy roja por la ira y su conducta era la de una profesora exigiendo una respuesta. Con ella todo era una cuestión de control, pensé. Esto era un intento de demostración de control por parte de alguien que lo había perdido. Pero no me preocupaba ponerla al límite; sabía que era bueno en los interrogatorios, muy bueno.

En mis dos primeros años de formación me pasé horas con mi padre mejorando mis habilidades en los interrogatorios y haciendo juegos de rol hasta que él me pillaba en todos y cada uno de los trucos sucios habituales y después me enseñaba a reconocerlos, a trabajar con ellos.

—Oirás todo tipo de excusas —me dijo mi padre una noche.

Yo estaba de visita en casa de mis padres, era después de cenar. Mi madre estaba fregando los platos y mi padre y yo estábamos en el estudio, hablando. La ventana estaba abierta de par en par y fuera el calor de finales del verano se estaba retirando, así que estábamos sentados en la primera penumbra de una noche fresca y aterciopelada.

—Te dirán que no eres mago —continuó mi padre—, que solo puedes hacer lo que está en tu mano. Eso es una gilipollez. Un lloriqueo. Es lo que dice la gente que no es lo bastante buena. Si vales de verdad, podrás sacarle la verdad a cualquiera. Pero tienes que ser bueno.

Había dos vasos de cristal tallado en la mesa entre los dos, dos whiskys. Mi padre cerró la ventana y encendió la lámpara de la mesilla. La pantalla adquirió un brillo verde esmeralda y proyectó un rectángulo de luz en la superficie de la mesa.

Volvió a sentarse.

—Otra vez —ordenó.

En la cocina de la cabaña de Nicky Forbes cogí una silla y la acerqué a la suya, de forma que nuestras rodillas quedaron tan cerca que casi se tocaban.

Encuéntrame
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
notautora.xhtml
citas.xhtml
prologo.xhtml
Rachel_01.xhtml
Jim_01.xhtml
informe.xhtml
dia_1.xhtml
Rachel_02.xhtml
Jim_02.xhtml
dia_2.xhtml
Rachel_03.xhtml
Jim_03.xhtml
Rachel_04.xhtml
Jim_04.xhtml
Rachel_05.xhtml
Jim_05.xhtml
pag_web_01.xhtml
Rachel_06.xhtml
Jim_06.xhtml
dia_3.xhtml
pag_web_02.xhtml
Rachel_07.xhtml
Jim_07.xhtml
Rachel_08.xhtml
Jim_08.xhtml
Rachel_09.xhtml
Jim_09.xhtml
dia_4.xhtml
email_01.xhtml
titulares.xhtml
Rachel_10.xhtml
pag_web_03.xhtml
Jim_10.xhtml
Rachel_11.xhtml
Jim_11.xhtml
Rachel_12.xhtml
Jim_12.xhtml
Rachel_13.xhtml
Jim_13.xhtml
Rachel_14.xhtml
Jim_14.xhtml
dia_5.xhtml
pag_web_04.xhtml
Rachel_15.xhtml
Jim_15.xhtml
Rachel_16.xhtml
Jim_16.xhtml
Rachel_17.xhtml
Jim_17.xhtml
dia_6.xhtml
pag_web_05.xhtml
Rachel_18.xhtml
Jim_18.xhtml
Rachel_19.xhtml
Jim_19.xhtml
Rachel_20.xhtml
Jim_20.xhtml
Rachel_21.xhtml
Jim_21.xhtml
dia_7.xhtml
pag_web_06.xhtml
Rachel_22.xhtml
Jim_22.xhtml
Rachel_23.xhtml
Jim_23.xhtml
Rachel_24.xhtml
Jim_24.xhtml
Rachel_25.xhtml
Jim_25.xhtml
Rachel_26.xhtml
Jim_26.xhtml
dia_8.xhtml
email_02.xhtml
Rachel_27.xhtml
Jim_27.xhtml
Rachel_28.xhtml
Jim_28.xhtml
Rachel_29.xhtml
Jim_29.xhtml
Rachel_30.xhtml
Jim_30.xhtml
dia_9.xhtml
Rachel_31.xhtml
Jim_31.xhtml
Rachel_32.xhtml
Jim_32.xhtml
Rachel_33.xhtml
Jim_33.xhtml
Rachel_34.xhtml
trancrip_01.xhtml
Jim_34.xhtml
Rachel_35.xhtml
transcrip_02.xhtml
Jim_35.xhtml
registro_pruebas.xhtml
pag_web_07.xhtml
Rachel_36.xhtml
Jim_36.xhtml
Rachel_37.xhtml
epilogo.xhtml
pag_web_08.xhtml
Rachel_38.xhtml
Jim_37.xhtml
Rachel_39.xhtml
gracias.xhtml
biblio.xhtml