Ir y venir

Amanecía tan claro y tan ancho por las antiguas tierras leonesas, que quien como yo vive habitualmente en un valle que tiene la medida del ojo humano —tan apretado y ceñido de montes que cual el Samos del padre Feijoo sólo ve las estrellas cuando las logra verticales— no podía vencer la sorpresa visual de tan luminosos y dilatados horizontes. Pintaban la tierra largas pinceladas de verde tierno y tímido; si la pintura fuese de la naturaleza misma del fruto —en la imaginación y en la sensibilidad del hombre como la manzana en el manzano, o el pájaro, «ese fruto nómada del árbol», en el ciprés—, habría comenzado a ser inventada así, coloreando la tierra oscura con verdor, como la rama del árbol con la hoja. Lo que más me ha sorprendido siempre de la historia de la pintura es la invención del cuadro, acontecimiento tan trascendente por lo menos como el descubrimiento del paisaje. Los surcos enseñan geometría a la tierra, bajo la dulzura de ese trigo joven, y se pierden en él como una forma en la sombra. Quizás el procedimiento sea el de la pintura abstracta, sólo que todo lo contrario. Debe de oler la mañana, fresca y frutal. Y yo digo que las mañanas son algo tan frágil, penden de tan finos hilos, que hay que ocuparse de ellas como de los niños recién nacidos.

Mi compañero de viaje es un señor de Lugo, tratante en jamones. A Azorín —he leído mucho estos pasados meses a Azorín: Los pueblos y Antonio Azorín especialmente— le hubiese gustado ver cómo este paisano mío desdoblaba sobre sus rodillas una blanquísima servilleta. Hay en Azorín las cosas que son blancas, limpias, y hay en Azorín las cosas que son fugaces: pasan como sombras ante un fondo blanco y lejano. Azorín alejaba el mundo de los ojos del lector, un mundo minucioso y veraz, pero que se tornaba fantástico por esa sorprendente lejanía misma. La idea de frescor —la fresca sombra del patio, el pasillo, la sala— es en Azorín como un perfume, y a veces como un color o una música. Hay muchas cosas que Azorín ha visto, y ahora nosotros vemos y decimos azorinianamente. Mi paisano ha desdoblado la blanca servilleta de flecos, que tiene en una esquina unas iniciales con hilo rojo bordadas. «El blanco lirio y coloreada rosa» es un verso que amamos más después de Azorín, y a la imaginación me viene contemplando la mancha roja —como cuatro pétalos de una rosa roja— en la esquina de la servilleta blanca. El pan que corta, pan de hogaza casera, es oscuro, pan de trigo de monte o de lo que llamamos por allá terraxe, mezcla de trigo y centeno. La navaja con que corta es una navaja de Taramundi, con las cachas amarillas y el dibujo de unas hojillas negras en ellas, y unos círculos y otros triángulos: Taramundi es un lugar sombrío y lejano como su nombre.

Yo recuerdo que en las ferias, en mi infancia, cuando se compraba una navaja se preguntaba al vendedor si era de Taramundi o de Óseos. Ambos y dos son galaicos hierros antiguos, y si yo imaginaba una historia, los siervos que caían en la batalla —es sabido que las espadas, en las batallas, van y vienen y los siervos de Dios caen— morían a hoja ancha de Taramundi; pero los príncipes, inquietos señores de la ira, empuñaban la fina y brillante hoja de Óseos… Viajamos con nuestras imaginaciones y recuerdos, y lo que vamos creando o soñando son memorias y nostalgias. Quizá sea verdad que el fin último de toda cultura es la invención y la melancolía.

Viajes imaginarios y reales
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
prologo.xhtml
naturaleza.xhtml
volando.xhtml
lluvias.xhtml
contra.xhtml
vientos.xhtml
mayor.xhtml
mas.xhtml
interiores.xhtml
eclipse.xhtml
camino.xhtml
caminos.xhtml
flor.xhtml
encrucijada.xhtml
divagaciones.xhtml
citerea.xhtml
bosque.xhtml
ir.xhtml
andar.xhtml
barquero.xhtml
caminantes.xhtml
peregrinos.xhtml
milagros.xhtml
manier.xhtml
maria.xhtml
roque.xhtml
viudas.xhtml
romeria.xhtml
lonxe.xhtml
souto.xhtml
animas.xhtml
merlin.xhtml
animas2.xhtml
leonardo.xhtml
gerona.xhtml
arles.xhtml
seixido.xhtml
navegantes.xhtml
desconocido.xhtml
saussure.xhtml
montgolfier.xhtml
voladores.xhtml
castracani.xhtml
jinete.xhtml
reyes.xhtml
estrella.xhtml
escondidos.xhtml
barandan.xhtml
froilan.xhtml
ulises.xhtml
retorno.xhtml
honfleur.xhtml
alejandro.xhtml
abaris.xhtml
hercoleo.xhtml
malta.xhtml
andantes.xhtml
arenhim.xhtml
errante.xhtml
ashaverus.xhtml
holandes.xhtml
imaginarios.xhtml
mariazell.xhtml
froissart.xhtml
herodoto.xhtml
cerezas.xhtml
irlanda.xhtml
aire.xhtml
castillo.xhtml
paises.xhtml
perros.xhtml
tirnanoge.xhtml
horizonte.xhtml
anillos.xhtml
yss.xhtml
cielo.xhtml
antioquia.xhtml
hay.xhtml
complejo.xhtml
falsos.xhtml
senales.xhtml
utopia.xhtml
pequeno.xhtml
noticia.xhtml
villarreale.xhtml
rabelais.xhtml
rabelais2.xhtml
carmarthen.xhtml
armagh.xhtml
saladino.xhtml
ossian.xhtml
goethe.xhtml
siam.xhtml
chittor.xhtml
torre.xhtml
armenia.xhtml
jardin.xhtml
venecia.xhtml
secreto.xhtml
poeta.xhtml
verdugo.xhtml
napoles.xhtml
viola.xhtml
autor.xhtml