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violaban. ¡Era dantesco! -Aisha paseó la mirada alrededor de la habitación, buscando algo que no encontraría entre aquellas cuatro paredes.
Seguí tomando notas, pero algo irritado. Se entrometieron en sus cuerpos. Sin pedir permiso. Sin avisar. Invadidas, utilizadas y desechadas. Aquellas violaciones desvirtuaron y envilecieron los roles sexuales. Fue un acto invasivo. Un mecanismo que utilizaron los soldados serbios para imponer un ideario político, una perversa reivindicación socioeconómica, que en cualquier rincón de Europa rechazaron por zafia y monstruosa.
Era imposible conectar aquel testimonio del DVD con la posesión demoníaca en unas pocas horas. Porque no disponía de más tiempo. Se necesitaba varias semanas y numerosos expertos que estudiaran las interrelaciones entre… ¡Ni me lo planteo!. Y punto.
Aisha estaba, en aquel preciso instante, internada en el hospital. Y las directrices de la diócesis eran muy claras: realizar un Ritual de exorcismo mayor a Aisha Cupina.
De lo único que estaba completamente seguro, sin la menor duda, era que tanto el testimonio grabado como la posesión demoníaca de Aisha, tenían el mismo son infernal.