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violaciones, y así fue imposible que se implicaran emocionalmente con sus víctimas.
Incluso se mofaron de aquel sufrimiento.
Fue intolerable. -¿Cómo descansabais en aquel infierno? -preguntó la psiquiatra.
- Si en algún momento conseguíamos dormir, sólo teníamos malos sueños.
- Querrás decir pesadillas -apostilló.
- No, malos sueños. Las pesadillas sucedían durante el día y la noche, cuando estábamos bien despiertas.