CAPITULO LII
Wally French Dennis no tenía intención de casarse con nadie. Las vacaciones de Navidad con Dawnie se lo habían demostrado de una manera concluyente.
No sabía qué era lo que le había sucedido a ella exactamente, pero lo cierto era que, por lo visto, había dejado de gustarle. Decidió poner las cosas en claro.
—¿ Es que no crees que te quiero bastante? — le preguntó Wally.
—Supongo que me quieres todo lo que te es posible.
—Pero eso no te basta, ¿verdad? Vale más que pongamos las cosas en claro —exclamó Wally con voz más alta e irritada de lo que pensaba.
—Supongo que eso será lo mejor — replicó Dawn mirándole fijamente.
—Por lo visto lo único que sabemos es atormentarnos el uno al otro y no darnos ninguna felicidad.
—También yo me temo eso — dijo ella con frialdad.
—¿Quieres decir que sería mejor que no nos casáramos? ¿Por qué no contestaste ninguna de mis cartas?
Dawn se encogió de hombros.
.-Estaba ocupada. Y además te las contesté todas. ¿No recuerdas?
Era verdad; se las había contestado, pero en forma tan in diferente y tan fría que no tenían nada que ver con las carta de él.
—Supongo que habrás encontrado a otro hombre — dijo él con disgusto.
—He conocido a un actor muy agradable.
—¿ Quieres decir que no se me parece en absoluto? — dijo Wally.
—No, no mucho — sonrió ella.
—Entonces nunca será un gran actor — dijo Wally sombría«mente.
—Probablemente no —• repuso Dawn con desinterés —. Sin embargo puede ser un buen esposo algún día para una' buena chica. No yo, desde luego — añadió.
Wally no podía alcanzarla. Ni siquiera lograba ponerla furiosa.
—La verdad es que me has enseñado muchísimo sobre las mujeres — dijo rencorosamente.
—Bueno, me alegro de que pienses de esa manera, Wally
—replicó Dawnie con su misma actitud fría e inaccesible»—. ¿Querías preguntarme alguna otra cosa?
—No, no creo que tengamos ya muchas cosas que decimos-contestó él con un tono de finalidad en su voz.
Un par de días más tarde, la víspera de Año Nuevo, la vio montada en el gran Cadillac de los Shoridge con el joven Jim— my. No había tardado mucho en decidirse, pensó él con una mueca. Bueno, si quería darle celos con Jimmy Shoridge, que hiciese lo que quisiera. Aquel juego no podría durarle mucho, j Que se fuera al diablo! Esta Dawnie se estaba dando unos aires estúpidos de superioridad. Como si toda su vida hubiese sido la hija de una familia de la aristocracia.