CRUZANDO EL DESIERTO

AQUÉL no fue un año fácil para mí. En los primeros días de ese año, 1991, había abandonado el Gobierno de la Nación. Había interpretado que su presidente deseaba mi separación de las tareas gubernamentales aunque me insistiese en que si yo optaba por continuar él aceptaría mi decisión sin plantear ninguna objeción. Su carta, fechada el 1 de enero, anunciaba una inmediata remodelación del Gobierno y advertía de que antes de resolver la crisis creía que teníamos que decidir mi continuidad o no en el Gabinete. Me pareció claro cuál era su deseo, le pedí una entrevista en la que le presenté la dimisión. Es curioso que veinte años después se siga especulando sobre aquella dimisión, después de haber quedado bien claro el proceso de separación voluntaria de la responsabilidad de la vicepresidencia del Gobierno.

Sabía que vendría una larga temporada de requerimientos y quejas de amigos y compañeros. Era consciente de que habría de soportar las expresiones de solidaridad y afecto, a las que tendría que responder con una actitud algo simuladora, pues no quería entrar en conflicto con el Gobierno ni con su sector liberal. Mi propia ingenuidad, ¿o era mi deseo?, presagiaba que a cambio de soportar los numerosos desahogos de los que creían un error y una injusticia mi dimisión, me llegaría cierta tranquilidad por el cese de las hostilidades de los que dentro del partido y del Gobierno y fuera, en los periódicos, no perdían ocasión de lanzar acusaciones gruesas o insinuar sutiles descalificaciones. Pronto comprendí que mi salida del Gobierno no saciaba las ansias de venganza de los que me consideraban un obstáculo en su camino.

Unos meses antes, en agosto de 1990, Sadam Hussein había ordenado a sus tropas iraquíes invadir Kuwait. En enero de 1991 comenzó la guerra de Estados Unidos, con apoyo de países aliados, contra Irak. Contemplaba yo la información televisiva sobre la guerra cuando transmitieron una rueda de prensa del presidente español, Felipe González, acerca del asunto. En un momento de la conferencia, un periodista le preguntó si la dimisión del vicepresidente Guerra estaba relacionada con la decisión de apoyar la invasión de Irak.

Creí que Felipe respondería con mesura, afirmando que él entendía que no había relación alguna. No fue así. El presidente fue concluyente: Alfonso Guerra era el más partidario de la invasión. Me sorprendió y me incomodó. ¿Por qué razón hablaba en mi nombre? Aquello me pareció un intento de monopolizar mis propias opiniones, era una suplantación de mi voz, que precisamente se había mantenido en una cerrada discreción. Más tarde, calmado el primer impacto, intenté comprender el menosprecio de Felipe, atribuyéndolo a un error de su memoria. Probablemente, pensé, Felipe ha confundido mi insistencia para que el Gobierno se reuniese con un hipotético furor bélico. La invasión de Kuwait tuvo lugar el 2 de agosto de 1990, cuando el presidente descansaba en el parque de Doñana; eran sus vacaciones. Me ocupaba yo en Moncloa de los asuntos ordinarios y advertía de inmediato al presidente de los extraordinarios. No tenía la tarea de presidente en funciones, pues el presidente estaba en territorio nacional.

Al conocer la noticia de la invasión del territorio kuwaití por las tropas iraquíes tuve la intuición de que estábamos ante un acontecimiento grave para la política internacional. Así se lo comuniqué al presidente exhortándole a la convocatoria del gabinete de crisis. Él no creyó que hubiese tal urgencia y no lo convocó hasta el día 8. Quizás confundió mi insistencia en la necesidad de la reunión para examinar el conflicto que había de marcar dos décadas de la política internacional con mi supuesto deseo de apoyar la invasión. Pero a pesar de la reflexión que suavizaba la inconveniencia de hablar por mí, aquello representó un toque de atención en cuanto no parecía que aceptara pacíficamente mi salida del Gobierno; querían más y no podía ser otra cosa que mi marginación de la vida política. El tiempo lo diría, y con qué contundencia.

Me pareció que establecer una discreta distancia con los acontecimientos diarios permitiría un sosiego que ayudaría a evitar enfrentamientos que sólo podrían perjudicar al Partido Socialista. Así que acepté algunas invitaciones de conferencias y reuniones lejos de la batalla nacional. Acudí aquel año a Australia, la Unión Soviética, Estados Unidos, Brasil y Chile, expresándome siempre con libertad en todos los foros pero asimismo defendiendo las tesis del PSOE y del Gobierno de España.

Una página difícil de arrancar
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
introduccion.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0005.xhtml
Section0006.xhtml
Section0007.xhtml
Section0008.xhtml
Section0009.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
Section0013.xhtml
Section0014.xhtml
Section0015.xhtml
Section0016.xhtml
Section0017.xhtml
Section0018.xhtml
Section0019.xhtml
Section0020.xhtml
Section0021.xhtml
Section0022.xhtml
Section0023.xhtml
Section0024.xhtml
Section0025.xhtml
Section0026.xhtml
Section0027.xhtml
Section0028.xhtml
Section0029.xhtml
Section0030.xhtml
Section0031.xhtml
Section0032.xhtml
Section0033.xhtml
Section0034.xhtml
Section0035.xhtml
Section0036.xhtml
Section0037.xhtml
Section0038.xhtml
Section0039.xhtml
Section0040.xhtml
Section0041.xhtml
Section0042.xhtml
Section0043.xhtml
Section0044.xhtml
Section0045.xhtml
Section0046.xhtml
Section0047.xhtml
Section0048.xhtml
Section0049.xhtml
Section0050.xhtml
Section0051.xhtml
Section0052.xhtml
Section0053.xhtml
Section0054.xhtml
Section0055.xhtml
Section0056.xhtml
Section0057.xhtml
Section0058.xhtml
Section0059.xhtml
Section0060.xhtml
Section0061.xhtml
Section0062.xhtml
Section0063.xhtml
Section0064.xhtml
Section0065.xhtml
Section0066.xhtml
Section0067.xhtml
Section0068.xhtml
Section0069.xhtml
Section0070.xhtml
Section0071.xhtml
Section0072.xhtml
Section0073.xhtml
Section0074.xhtml
Section0075.xhtml
Section0076.xhtml
Section0077.xhtml
Section0078.xhtml
Section0079.xhtml
Section0080.xhtml
Section0081.xhtml
Section0082.xhtml
Section0083.xhtml
Section0084.xhtml
Section0085.xhtml
Section0086.xhtml
Section0087.xhtml
Section0088.xhtml
Section0089.xhtml
Section0090.xhtml
Section0091.xhtml
Section0092.xhtml
Section0093.xhtml
Section0094.xhtml
Section0095.xhtml
Section0096.xhtml
Section0097.xhtml
Section0098.xhtml
Section0099.xhtml
Section0100.xhtml
Section0101.xhtml
fotos.xhtml
notas.xhtml