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Palacio de la Unidad, Ciudad Imperial, Luthien

Distrito Militar de Pesht

Condominio Draconis

18 de agosto de 3033

—No podéis anular el matrimonio —objetó Theodore.

—Según las leyes del Condominio Draconis, sí —confirmó Subhash. «Así que tienes tu propio juego, Subhash-sama», pensó. Los ojos del director de las FIS parecieron decir que nunca había sido de otra forma—. Pero el Coordinador no lo hará —afirmó confiado.

—Veo que me has traicionado. Estás de su lado —gritó Takashi, apuntando con un dedo a Theodore. El salón enmudeció ante el repentino rugido procedente del trono. Un músculo en la mejilla del Coordinador comenzó a crisparse espasmódicamente, convirtiendo su mueca de desprecio en un feroz gruñido intermitente. Bajó la voz hasta un ronco susurro—. ¿Me matarás aquí en el trono y colocarás en mi lugar a este cachorro? Te encantaría tener semejante marioneta.

—No estoy del lado del heredero para ir en contra del Coordinador. Me esfuerzo por el bienestar del Dragón. —La voz de Subhash sonó cansada, como si hubiera repetido esas palabras demasiado a menudo—. El Condominio ha de tener una sucesión sólida. El Estado debe permanecer estable en momentos en que estamos rodeados de enemigos por todos lados y enfrentarse a ellos desde el interior. El Condominio no puede mostrar ninguna debilidad.

—Ella no es nadie —le comentó a su hijo, como si Subhash no hubiera hablado—. La hija de un comerciante. Si hasta las credenciales con las que se alistó en el ejército fueron falsificadas.

Iie, Tono —contradijo Subhash—. Es más que eso.

Takashi se incorporó y dio un paso en dirección a Indrahar, con la mano a medio levantar. Theodore se quedó sorprendido, más por la afirmación de Subhash que por la reacción del Coordinador. ¿Conocía el director la conexión que tenía con la OCC? Un murmullo de la multitud le hizo echar un vistazo por encima del hombro. Constance se dirigía hacia el estrado desde el lado de la sala que ocupaban las mujeres. A Tomoe no se la veía por ningún lado, pero vislumbró a Jasmine rodeada por sus asistentas y con expresión preocupada. También Subhash había visto o detectado la aproximación de la jefa de la OCC. Con un gesto fugaz de la cabeza, dirigió la atención de Takashi hacia ella. Los hombres aguardaron en silencio.

Tono, la jokan Constance puede contaros la historia de Tomoe Sakade —anunció Indrahar cuando ésta se unió a ellos.

Theodore sabía que su prima estaba preparada para ello. Había sido su plan desde el comienzo. Aparecía compuesta y tranquila cuando empezó a hablar:

—Tomoe Sakade es otra mujer y no la que aparenta ser. Sus informes han sido falsificados, pero hoy escucharéis la verdadera historia; una copia ha sido almacenada en vuestro banco de datos, Tono.

»La familia real de Tomoe son los Isesaki. Como ya sabéis, se trata de una familia de comerciantes. Pero son más que eso. Ella desciende en línea directa de Ingrid Magnusson, descendiente a su vez del Príncipe fundador de Rasalhague. La Orden de las Cinco Columnas se enteró de ello cuando adoptó a Tomoe al quedar huérfana. Como por aquel entonces no fuimos capaces de demostrar la relación, no se lo contamos.

»A medida que crecía, expresó su deseo de servir al Condominio como una MechWarrior. Lo hicimos posible mientras continuábamos la búsqueda de las pruebas de ascendencia. Esperábamos que sirviera al Condominio como un ejemplo de cooperación y comprensión. Parece que, por sus propios medios, ha encontrado un camino mejor para servir al Dragón. Es una buena elección como esposa del heredero, ya que su linaje es verdaderamente noble y ofrece un poderoso potencial político. No existe mancha alguna para el honor del clan en este matrimonio.

Constance iba a seguir hablando, pero Subhash no le dio la oportunidad.

—Hay más. Ingrid Magnusson se casó con Karl Sakade, del clan Isesaki, que se remonta a más de quinientos años de antigüedad.

»Cuando el usurpador Stephen Amaris asesinó a Richard Cameron para apoderarse del control del gobierno de la Liga Estelar, también él dejó un trabajo inacabado. En la masacre de los partidarios leales a la Liga, Johanna Kurita y Duncan Cameron, ausentes de sus apartamientos por una cita, escaparon. Huyeron a Terra con la ayuda de un comerciante que pertenecía a la vasta Compañía de Envíos Isesaki. Buscando refugio en las estrellas, viajaron hasta el borde de la provincia de Rasalhague, una región conocida incluso entonces por su feroz independencia. Después de los horrores que habían visto, ninguno de los dos quería saber nada más con los asuntos de la Esfera Interior. Sólo deseaban paz para ellos y los niños que esperaban tener. Cambiaron su nombre a Sakade y, empleando los contactos de Johanna por última vez, fueron oficialmente adoptados por el clan Isesaki.

»Los mayores no sólo actuaron por buena voluntad. Le filtraron la información al Coordinador Minoru, quien, como muestra de gratitud por la ayuda prestada, concedió a la compañía una patente real para comerciar en cualquier lugar de los Estados Sucesores. Desde aquel día, dicha patente ha sido confirmada por todos los Coordinadores posteriores.

—No lo sabía cuando la firmé —comentó Takashi con petulancia.

—Es lamentable. Tono. El secreto de Envíos Isesaki se perdió en la revuelta que siguió al derrocamiento del Coordinador Jinjiro. La información no llegó a recuperarse hasta hace poco. —Subhash juntó las manos, antes de proseguir en tono confiado—: De haberlo sabido, seguro que habríais alabado la pareja que forman vuestro heredero y esta dama de noble alcurnia. De esta forma, no se os puede acusar por las objeciones puestas, ya que, dada la información que poseíais, actuasteis correctamente.

—Sí, Tono —asintió Constance, y Theodore suspiró aliviado al ver que las revelaciones de Subhash no habían afectado a su porte—. Es cierto que tu actuación no ha sido incorrecta. Tomoe es una esposa adecuada para el heredero del Dragón. Si acaso hay alguien a quien echar la culpa es al director Indrahar y a mí misma por no haberos informado antes.

Takashi volvió a sentarse, frunciendo el entrecejo. Con el codo sobre el apoyabrazos del trono, puso el rostro en la mano levantada hasta que la mitad inferior de ésta quedó tapada.

—Dejad que la llame, Tono.

Como Takashi no respondió, Constance giró y señaló hacia la mitad de la sala que ocupaban las mujeres. La multitud, que de forma subrepticia ya intentaba observar y escuchar lo que sucedía en el estrado, concentró abiertamente su atención en lo que estaba ocurriendo.

Tomoe salió de las filas de mujeres y avanzó, con el paso más corto de lo habitual, limitado por su kimono de ceremonia. La elaborada peluca y los cosméticos la hacían parecer una de las damas de la corte. Constituía una visión bella y grácil, en opinión de Theodore. Real Cumpliría con su nuevo papel con la misma facilidad que con todos los otros que había representado. No pudo evitar esbozar una sonrisa de orgullo.

Cogido de la mano izquierda, Hohiro, de diez años, se erguía todo lo que era capaz, claramente consciente de su dignidad. Del otro lado de su madre, su hermana Omi, de cinco años, se debatía con los faldones de su kimono. Varias veces tropezó y sólo le impidió caerse la fuerte mano de Tomoe. Esta realizó de forma impecable las reverencias de presentación ante el silencioso Takashi, cuyo rostro severo estaba medio oculto por la mano en la que descansaba su barbilla. Hohiro falló con la última, pero nadie se rio. Omi se negó a inclinarse y prefirió esconderse detrás del kimono de su madre.

Tono, hay otro heredero varón del Dragón —explicó Tomoe—. Minoru. Ya casi tiene dos años. Se encuentra al cuidado de la jokan Florimel en sus tierras.

Takashi miró en silencio a su nueva nuera. Theodore intentó captar su estado de ánimo sin conseguirlo. Bajó la mano: el tic ya había pasado. Cogiendo los apoyabrazos con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos, adelantó el torso.

—¿Soy el último en saberlo?

—En esto, el Dragón conoce aquello que el Zorro ignora —afirmó Subhash.

Takashi emitió una risa áspera, que tuvo la virtud de reducir la tensión reinante a su alrededor.

—Siéntate, jokan Tomoe.

Con esas palabras, aceptaba a la esposa y a los niños de su hijo. Cuando notó que llevaba un largo rato conteniendo el aliento, Theodore aspiró una gran bocanada de aire. Intentó acercarse al lado de Tomoe, pero fue interceptado por el ansioso Hohiro, quien exigió saber si lo había hecho bien. Mientras él tranquilizaba a su hijo, Subhash llamó al chambelán y le ordenó que anunciara formalmente la boda de Theodore y la existencia de herederos. Después de un momento de perplejo silencio, la sala explotó con un júbilo incontenible.

Takashi se acomodó contra el respaldo de su trono, con la cara impasible. Sin duda, para los cortesanos allí reunidos, parecía majestuoso y señorial; a Theodore le dio la impresión de que se encontraba incómodo. Al reconocer la tensión en los músculos del rostro de su padre, supo que no se había suavizado con las revelaciones de Constance y Subhash, pero ya no podía hacer nada. Debía aceptar el pasado. Las apariencias debían mantenerse.

De momento.

Por el rabillo del ojo, vio que Subhash Indrahar se volvía hacia Ninyu Kerai. El director de las FIS habló en voz baja, pero no tanta como para no poder captar sus palabras.

—Ata los cabos sueltos, Ninyu-kun.