Las sorprendentes declaraciones de Karen Hudes

Karen Hudes estudió Derecho en la Universidad de Yale y Ciencias de la Economía en la Universidad de Ámsterdam. Trabajó para el Export Import Bank de los Estados Unidos entre 1980 y 1985, y para el Departamento Legal del Banco Mundial entre 1986 y 2007. Esta mujer tiene las mejores referencias que puedan existir dentro del Banco Mundial, donde estuvo trabajando más de 20 años. Tanto tiempo que llegó a descubrir cosas muy extrañas dentro de esta misteriosa entidad.

El Banco Mundial es un organismo dependiente de Naciones Unidas y, en principio, tiene como objeto asistir económicamente y proporcionar medios financieros y técnicos a los países del Tercer Mundo, ahora llamados «países en desarrollo». Supuestamente, esta entidad pretende reducir la pobreza, prestando fuertes cantidades de dinero a bajo interés.

Karen Hudes denunció públicamente en el año 2014, a través de diversos medios de comunicación, enormes conspiraciones y casos de corrupción dentro de esta macroentidad llamada Banco Mundial. Por ejemplo, afirmó que en las multimillonarias ayudas a Filipinas encontró una importante red de corrupción vinculada al presidente de este país. Cuando la señora Hudes empezó a tirar del hilo sobre el destino final de dichos fondos, que al parecer acababan en manos privadas, fue inmediatamente despedida. Desde aquel momento, Karen Hudes se ha convertido en una gran activista contra el sistema y el modelo bancario mundial.

Gary Franchi, del programa Next News Network, un canal de televisión independiente de los Estados Unidos, realizó una entrevista a la señora Hudes. En aquel programa Franchi le preguntó sobre qué tipo de personas se escondían detrás de los más importantes banqueros a nivel mundial, quiénes eran concretamente y si existía algún poder por encima de ellos. Al parecer, en la conversación con Hudes, Franchi menciona organizaciones secretas vinculadas a un grupo denominado los «Illuminati», así como otras organizaciones paralelas o inferiores a esta, que operan en el más absoluto secreto. La señora Hudes afirma que existen esas sociedades secretas, algunas de ellas vinculadas al Vaticano, que son las que realmente están controlando todos los aspectos de este planeta, y que aquellos que se encuentran en la cima de estas corporaciones secretas, o grupos de iluminados, no son humanos. Palabras literales de la señora Hudes. Son una especie diferente, que ella identifica con la desaparecida, o poco conocida, raza extinta Homo Capensis. En la entrevista afirma que ese Homo Capensis lleva entre los seres humanos desde la Edad de Hielo, y asegura que incluso llegó a intentar ayudar al actor, director, escritor y productor Edmund Druihet para que realizara un documental sobre ello, pero jamás pudo llevarse a cabo. Se iba a titular Los banqueros que tomaron Estados Unidos.

El señor Druihet llegó a presentar a una serie de personajes que denunciaban la corrupción del sistema bancario, entre ellos se encontraba un neurólogo, formado en la Universidad de Yale, que trataba de descubrir el interior del núcleo en el cual habita esta corrupción bancaria.

La señora Hudes afirmaba también que estas entidades no humanas pueden aparearse con humanos, pero su descendencia no es fértil y recuerda bastante a la figura de los Néfilim bíblicos. Asimismo, Hudes aseguraba que, pese a que su aspecto es humano, tienen una cavidad craneal bastante mayor que la nuestra, un cráneo de forma alargada (véanse los dibujos adjuntos) y que, históricamente hablando, muchos reyes utilizaban coronas, mitras u otros complementos distintivos en la parte superior de la cabeza para camuflar ese aspecto que los diferencia del ser humano. Incluso afirma que uno de los patriarcas del pueblo de Israel, Moisés, solía llevar un tocado de este tipo para camuflar el origen de su ascendencia. Además, Hudes decía que tenía en su poder muestras de ADN de estas entidades no humanas.

Este tipo de seres denominados Homo Capensis han sido hallados en varias tumbas alrededor del mundo, por ejemplo, en Sudáfrica o en Perú, y siempre estaban vinculados al poder real, íntimamente ligado a la divinidad.

Hudes no habla de gigantes, ya que son seres de aspecto similar al nuestro, con una estatura parecida a la media humana, pero, como hemos dicho antes, su elemento diferenciador es ese cráneo alargado que, curiosamente, nos recuerda mucho a cierta genealogía egipcia vinculada al faraón Akenatón, al que la historia le asigna el nombre de Amenofis o Amenotep IV. Su mujer, Nefertiti, tenía unos rasgos craneales idénticos al propio faraón, y su descendencia estaba dotada de la misma morfología craneal. Es curioso encontrar también esos cráneos alargados en el desierto de Paracas en Perú, donde recientes estudios genéticos de algunos de esos cráneos parecen concluir que NO SON HUMANOS.

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Históricamente, se ha atribuido el alargamiento craneal a un proceso de deformación artificial ejecutado para alargar los cráneos y diferenciar las castas reales del populacho. Al menos eso es lo que la ciencia ortodoxa afirma, pero hay una circunstancia que parece olvidar la ortodoxia, y es que por mucho que deformes un cráneo, nunca modificarás su capacidad. Sin embargo, estos cráneos deformados tienen una capacidad mayor que la de los humanos, que oscila entre el 24 % y el 40 %; por consiguiente, sus cerebros eran mucho mayores. Para que usted entienda el símil, le podemos decir que, si tiene un balón a medio inflar con una capacidad de un litro, por mucho que cambie o deforme su estructura externa, nunca modificará el volumen interno, es más, si se hubiese producido esa deformación artificial, la deformación externa ejercida nunca hubiese aumentado la capacidad craneal, en todo caso la habría reducido.

Pero continuemos con las explosivas e interesantes declaraciones de Hudes, quien afirma que en el cráneo humano el hueso parietal está dividido en tres segmentos; pero en estos seres, el hueso está unido. Asimismo indica que esta «especie» ha ocupado los más importantes puestos de poder en el mundo financiero y religioso. Sus miembros también ejercen un gran control sobre Internet, donde modifican o borran artículos con el fin de crear corrientes de opinión favorables a sus intereses y mantener sucinta su real existencia.

Karen Hudes indica que esas entidades tienen con nosotros, los seres humanos, una especie de «agenda secreta»; además, afirma que los medios de comunicación se hacen eco de su propaganda para reforzar su plan.

Al parecer, y según sus palabras, estos entes no humanos, pese a tener un elevado coeficiente intelectual, carecen de la creatividad y los sentimientos propios de los seres humanos, algo que, como hemos visto anteriormente, encaja a la perfección con la mente reptil de esas entidades que desde tiempos remotos han dirigido los designios del ser humano, arrastrándonos a guerras sin sentido, destrucción por destrucción, dolor, pobreza, necesidad y sacrificio, hacia el que, injustamente, nos han guiado de manera constante.

La conspiración reptiliana
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