La atmósfera y los huracanes
En la actualidad hay 70.000 afectados, con graves problemas respiratorios, linfomas y todo tipo de tumores, entre las personas que estuvieron ayudando en las tareas de desescombro y rescate de víctimas, así como entre quienes se hallaban cerca de aquellas presuntas deflagraciones nucleares. La situación es tan grave que incluso a fecha de hoy siguen muriendo personas que estuvieron en la zona en aquella fatídica fecha. Por ofrecer un dato, diré que solamente el pasado día 22 de septiembre de 2014 murieron tres bomberos a causa del cáncer: Howard Bischoff (58 años), Robert Leaver (56 años) y Daniel Heglund (58 años), los tres el mismo día. Desde el 11 de septiembre de 2001 hasta septiembre de 2014 murieron de cáncer 850 bomberos y miembros de los equipos de rescate. Aún hoy las fuentes oficiales evitan afirmar que en el aire había tóxicos mortales.
Pero esta tragedia podría haberse convertido en un holocausto si el viento en Nueva York no hubiese sido fuerte, algo que se aprecia claramente en las imágenes que se tomaron aquel día. Vemos en una de las fumarolas de las Torres Gemelas cómo el aire se llevaba el humo. Si ese movimiento de partículas aéreas hubiese ido acompañado por un viento suave, la cantidad de afectados hubiese sido inmensamente mayor. Quizás estaríamos hablando de millones de personas afectadas.
Aquel día se produjo un hecho peculiar y singular en la atmósfera, algo totalmente anómalo. De manera sincrónica, se desataron tres huracanes: el huracán Gabrielle, el huracán Erin y el huracán Félix que, conjuntamente y casi a la vez, soplaron sobre la ciudad. Incluso la meteorología oficial calificó el fenómeno como «una inusual racha de tormentas». Los tres huracanes generaron altas presiones y permitieron la retirada de esa atmósfera contaminada hacia el mar, favoreciendo la entrada en Nueva York de aire fresco proveniente de Canadá.
Es como si alguien hubiese creado una condición climática capaz de generar esos tres huracanes, alguien que sabía perfectamente que el aire en Nueva York se iba a volver altamente tóxico y producir la masacre más mortal de la historia.