El extraño diseño del robot Curiosity
El robot móvil marciano Curiosity forma parte del llamado Programa de Investigación de Marte, promovido por la NASA, podríamos decir que es la tercera generación de robots marcianos que se han enviado al planeta rojo. Fue lanzada el 26 de noviembre del año 2011 y aterrizó con éxito en Marte el 26 de agosto de 2012. El diseño de esta tercera generación implicaba importantes cambios con respecto a los anteriores rovers, como, por ejemplo, la eliminación de los paneles solares y la incorporación de una célula atómica de generación termoeléctrica de radioisótopos, desarrollada por el Departamento de Energía (MMRTG). Dicha célula genera calor con la descomposición natural del plutonio 238 y produce una corriente eléctrica de 110 vatios de potencia. Con el nuevo cambio, el problema que presentaban los paneles solares de la Spirit y la Opportunity se solventaba y ya nadie podría conjeturar sobre cómo es posible que después de una década, en un desierto, los paneles siguieran recibiendo energía eléctrica. En esta ocasión, ese factor había sido eliminado, si bien es cierto que el tamaño de la Curiosity, similar al de un pequeño automóvil, supuestamente hacía precisa la utilización de fuentes energéticas más potentes. No obstante, nos parece curioso que este robot opere con una potencia de 110 vatios, según la NASA, mientras que los anteriores robots de menor tamaño dispusieron de una producción de 140 vatios con sus paneles solares.
Cuando tuvimos la oportunidad de analizar el diseño previo del esqueleto, así como su operatividad en el desierto de Atacama (Chile), donde la NASA realizó las pruebas del robot, descubrimos algo extraño. En las especificaciones iniciales, el bastidor estaba dotado de pintura y cromados azules que posteriormente fueron eliminados, dejando el rover marciano solo con tonos grises, negros, blancos, rojos y amarillos. Incluso el colorido cableado inicial fue sustituido por cables amarillos, exclusivamente, como si intentasen impedir que, al efectuar fotografías, el robot marciano mostrase los tonos verdes y azules modificados que delatarían la utilización de filtros rojos. Asimismo, el robot no tenía la flamante bandera americana visible para las cámaras; suponemos, entonces, que la intención era que en ninguna de las imágenes se pudiese apreciar cómo los azules habían sido modificados al rojo, algo que pudimos ver perfectamente en muchas fotografías de la Viking.
Otro aspecto que nos parece curioso es la ubicación del llamado «sundial», utilizado para identificar la posición del sol y la corrección de color, en un lugar del robot donde prácticamente no es visible en ninguna fotografía; y, en las pocas en las que aparece, son tomas en blanco y negro. De ese modo se evitaban incómodas preguntas con respecto a la corrección del color de las imágenes. También fue incorporada una carta de color en la parte inferior del robot, en la que, en vez de utilizar colores vivos para poder ajustar correctamente la tonalidad cromática, utilizaron misteriosamente tonos pastel que impiden una correcta visualización del auténtico color.
Este nuevo rover construido en el año 2011 está dotado de 5 cámaras, desarrolladas por la Malin Space Science Systems (MSSS). Todas dotadas de sensores CCD que no alcanzan los 2 megapíxeles, y las imágenes en color real de mejor calidad tienen una resolución de 1,5 megapíxeles. Algunos de ustedes estarán pensando que cómo en el año 2010 se desarrolla un robot de última generación con la más avanzada tecnología para enviarlo a 100 millones de kilómetros, en un carísimo viaje de miles de millones de euros y 6 meses de duración, dotándolo, como elementos de investigación, de cámaras digitales con resoluciones muy inferiores a las de los teléfonos móviles que, por entonces, cualquier persona podía tener. Recordemos que, en el año 2000, el teléfono móvil de la marca Samsung SCH-V200 ya tenía una cámara de 0,35 megapíxeles, y en julio del 2004 la marca de teléfonos Sprint lanzó el móvil PM8920 con una cámara de 1,3 megapíxeles, capaz de efectuar fotografías con la misma resolución que la Curiosity. Pero, si nos movemos al año 2010, fecha en la que se desarrolló el rover Curiosity, Samsung lanzó el teléfono I8510 con una resolución ni más ni menos que de 8 megapíxeles, y su versión M8910 del año 2009 alcanzó unos increíbles 12 megapíxeles. En el año 2010 había móviles, como el Sony Ericsson S006, con 16 megapíxeles. En el primer trimestre de 2012, fecha de lanzamiento de la Curiosity, Nokia lanzó un teléfono móvil, llamado PureView 808, dotado de una cámara con 41 megapíxeles.
Usted y yo nos estamos haciendo la incómoda pregunta de cómo es posible que un ciudadano de a pie tuviera en su bolsillo una cámara con una resolución 27 veces mayor que la de las cámaras que fueron incorporadas en la carísima misión Curiosity. Pero les daremos un dato más sangrante: en 1999, la comisión científica STOA (Evaluación de las Opciones Científicas y Tecnológicas - Scientific and Technological Options Assessment) entrega un informe al Parlamento Europeo en el que afirma que, ya por entonces, existían cámaras de vigilancia de circuito cerrado con 100 megapíxeles de resolución.
Si el lector tiene la curiosidad de comprobar la calidad de las imágenes tomadas por el primer robot marciano Viking I en el año 1976, podrá ver que, casi 40 años después, las imágenes tienen el mismo aspecto. Debemos recordar al lector que las capacidades de transmisión de datos hace 40 años, así como su capacidad de compresión, eran infinitamente menores a las actuales; y podemos afirmar con total seguridad que en la actualidad es posible enviar gigabytes de información desde Marte a la Tierra sin problemas.
Es posible que usted haya visto algunas fotografías de la Curiosity en las que se aprecia una panorámica del paisaje marciano. Dichas fotografías son de varios megapíxeles, pero esto lo consiguen haciendo lo que se denomina «mosaico de imágenes»: múltiples tomas adyacentes que se colocan una junto a otra para producir una panorámica de gran tamaño, en ocasiones comprometiendo el aspecto del entorno, algo que va contra el método científico, que bien se hubiera podido subsanar con una sencilla cámara de 10 megapíxeles.