El gran maestre templario David Petraeus
Vamos a intentar desvelar cómo se ejecutó esta operación que parece un espectáculo de Disney, y que encubre un telón de fondo siniestro. Todo comenzó con las primeras operaciones en Oriente Medio, dirigidas por el entonces general David Petraeus, un militar que, debido a su apabullante éxito, fue nombrado al año siguiente director de la CIA. Un hombre estrechamente vinculado a las guerras de Irak y Afganistán durante su etapa militar.
En realidad, Petraeus es lo más parecido a un gran maestre templario. Su experiencia lo convertía en el tipo ideal para dirigir un conflicto tan secreto y lleno de connotaciones al más alto nivel. Eligieron al hombre más interesado en mantener el conflicto islámico. Este militar aseguró a Obama que con 33.000 hombres más se garantizaba la victoria final para este conflicto. Curiosamente, 33.000 hombres, un extraño número siempre vinculado al llamado Supremo Consejo de Grado 33, el más alto grado de la masonería, según el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Y es que recordemos que las raíces de David Petraeus se remontan militarmente a la Holanda del siglo XVI, algo que, unido a sus éxitos militares, le permitió obtener en 2012 una extraña condecoración holandesa denominada la Gran Cruz de Caballero de la Orden de Orange-Nassau con espadas. Curiosamente, según indica la Biblioteca Nacional de Holanda (Nederlandsche Vrijmetselaars Almanak), la Orden de Orange-Nassau se vincula con la masonería en 1818. Recordemos al lector la fuerte conexión entre la ancestral Orden del Temple y la masonería30.
Pero sigamos con los hechos. El presidente Obama, flamante ganador del Premio Nobel de la Paz, concedió a Petraeus 100.000 hombres más para asegurarse la victoria en la guerra, algo que produjo una auténtica carnicería, pues en 2011 más de 6.000 soldados norteamericanos resultaron muertos y se contabilizaron unos 45.000 heridos. La popularidad del conflicto en Estados Unidos estaba bajo mínimos. Era preciso hacer una operación impactante para que la gente tomase interés por estas guerras camufladas bajo el eufemismo de «intervenciones militares» y ejecutadas por soldados a quienes, con otro eufemismo, se les denomina «tropas de paz».