Nuevos datos
En una encuesta efectuada en Nueva York, un 60 % de los ciudadanos consultados afirmaron que los sucesos del 11-S formaron parte de «un trabajo interno» de la Administración Bush. La gente percibe día a día cómo las piezas encajan en la que quizá haya sido la mayor conspiración de la historia. Personalmente, recuerdo una reunión que mantuve con mi buen amigo el excoronel soviético Krutakov (un veterano y curtido militar que efectuó operaciones en Berlín y la península de Kamchatka, pasando por el mar Negro), en la que este astuto hombre afirmaba que todo el operativo había sido montado por los propios norteamericanos. Interesante personaje que siempre niega haber pertenecido al KGB (como buen agente, y no como algunos fantasmas que van diciendo estúpidamente que pertenecen a tal o cual servicio de inteligencia). Sinceramente, creo que a nadie le gustaría tener al coronel Krutakov como rival en el campo de batalla, por la inteligencia, seguridad y astucia que emana.
Centrándonos en los nuevos e importantes datos que con el paso de los años parecen seguir desmontando la versión oficial y apuntalando la hipótesis conspirativa, nos encontramos con elementos adicionales absolutamente sorprendentes. Hay ciertos sucesos que, aparentemente, no tenían nada que ver con el 11 de septiembre de 2001 y que comienzan a estar relacionados: huracanes, extrañas muestras que se recogieron en el aire y en el suelo, extraños efectos en aparatos electromagnéticos, vibraciones anómalas recogidas por sismógrafos, que se interpretan como explosiones de un gran calado, temperaturas anómalas e incluso radiaciones gamma, que nos hacen pensar que detrás de los atentados de las Torres Gemelas hubo, aparte de un explosivo denominado «termita», deflagraciones nucleares en el subsuelo realizadas con minibombas atómicas.
Se ofrecieron muy pocas fotografías de la zona cero. Oportunamente y para evitar especulaciones, se alegó que por respeto a las víctimas no se permitía fotografiar la zona, pero en alguna de las escasas tomas disponibles se muestra un inmenso cráter, un inmenso agujero que va hasta el nivel más inferior del complejo, que concretamente tenía 100 metros de diámetro y ocho pisos de profundidad en el lugar donde la Torres Gemelas se colapsaron. ¿Cómo se produjo semejante agujero? Se detectó que hubo explosiones nucleares controladas subterráneas. Explosiones producidas por minibombas atómicas. Hay una serie de pruebas que parecen avalar esta versión. El edificio, cuando cae, desaparece literalmente porque se mete dentro del cráter formado por la explosión nuclear.