El misterio del Apollo 13
El 11 de abril de 1970 se lanzó el Apollo 13. A las 13:13 horas, el cohete emprendió el viaje hasta la Luna. Dos días después de su vuelo hacia nuestro satélite, concretamente el día 13 de ese mismo mes, sufrió el impacto de un meteorito que dañó los tanques 1 y 3, que solo pudieron operar durante tres minutos en la línea del tanque número 1. La pérdida de oxígeno duró 130 minutos. Supongo que a estas alturas usted estará pensando por qué hay tantos unos y treses en el incidente y, más concretamente, por qué el número 13 aparece de manera constante.
En ocasiones, el destino parece jugar caprichosamente, pero yo nunca he creído que el destino esté sujeto a la casualidad o al azar, algo que sabía perfectamente Franklin Delano Roosevelt cuando dijo la famosa frase «En la política nada sucede por accidente. Si sucede, usted puede apostar que así se planeó». Nosotros podemos aplicar esta máxima a la exploración espacial, y en concreto a algunos accidentes, como el sufrido por la sonda marciana Fobos-Grunt, lanzada el 8 de noviembre de 2011 desde Baikonur, que perdió irremisiblemente las comunicaciones al alcanzar la órbita terrestre, justo cuando se situaba en la vertical de Alaska. Mientras tanto, el ex teniente general ruso Nikolay Rodionov, quien solía mandar sistemas de misiles balísticos al espacio, afirmó que la potente radiación electromagnética situada sobre la zona afectó al control de la sonda interplanetaria. Claramente, Rodionov se refería al HAARP (High Frequency Active Auroral Research Program, o Programa Activo de Alta Frecuencia para la Investigación de Auroras), una instalación que se sabe es utilizada como arma, además de para el control climático. Con lo cual, ciertas cosas que nos parecen casuales, quizá obedezcan a planes perfectamente orquestados.
¿Por qué la fijación con el número 13? Desde tiempos ancestrales, el número 13 ha sido vinculado a los desastres, los cambios y las crisis. Tanto es así que incluso las legendarias cartas del Tarot, cuyo origen todavía se desconoce, muestran al número 13 representado por la Muerte. Incluso la costumbre anglosajona popular de temer el viernes 13 nace o se remonta al 13 de octubre de 1307, día en el que la Orden de los Caballeros Templarios fue perseguida por la Santa Inquisición, arrestando masivamente durante aquella aciaga noche a los principales caballeros de la Orden. Algo que nos recuerda incluso el relato de la Última Cena, en la que aparecen 13 comensales y su líder, que esa misma noche es capturado para ser ejecutado al día siguiente.
Es como si alguien dentro de la NASA hubiese decidido con la misión Apollo 13 un macabro ritual, utilizando este número como elemento simbólico del desastre. Recordemos que la extinta Orden de los Caballeros Templarios es reconvertida en la actual Masonería, de la que muchos miembros de la NASA fueron y son miembros activos, como, por ejemplo, el propio Neil Armstrong, a quien en algunas fotografías se le pudo ver portando el anillo masón. Se dice que a las puertas de la Gran Logia de Washington hay dos estatuas, las de Neil Armstrong y Edwin Aldrin, recordando a los «hermanos masones» que llegaron a la Luna y protagonizaron la primera caminata espacial.