Hola

Josef Guggenmos
El dragón de la cometa

¡Oh, qué miedo! ¡Qué pavor!

Ya viene fuera

de su rocosa oscura madriguera,

es enorme, de mirar rastrero

ahora se aproxima, escupe fuego.

Te devorará con sus afilados dientes.

Rápido, haz algo antes de que lo intente.

Para que ningún daño hacer pueda,

atémosle una cuerda a la trasera.

Y ya domado te divertirá,

con él, en otoño salir a pasear.

El viento de otoño le mece con soltura,

cuando le abres la mano y gana altura.

Déjale volar y sujeta bien el cabo,

que hemos amarrado a su largo, largo rabo.