6

Unas semanas después de la turbulenta conclusión de la estancia de Vassenka Veslovski en Pokróvskoie, Kitty abrió la puerta al oír unos discretos pero insistentes golpes en ella, y vio que se trataba de una mujer muy delgada envuelta en una manta vieja y raída. Hizo pasar de inmediato a la andrajosa desconocida, suponiendo que formaba parte del grupo de campesinos pobres de los que habían oído hablar últimamente, que vagaban por la campiña a raíz de que los merodeadores alienígenas hubieran destruido sus hogares. Kitty incluso había oído decir que algunos habían hallado empleo en las casas de los ricos como amigos-trabajadores, es decir, como pobres sustitutos de los robots Categoría III, aunque a ella le horrorizaba la idea de emplear a un ser humano para ese menester.

Pero una vez dentro, la mujer alzó el extremo de la manta que le cubría la cabeza, mostrando no el semblante macilento de una campesina hambrienta, sino un rostro de obsidiana que emitía unos frenéticos destellos verdes.

—Pero si es… —Kitty se llevó la mano a la boca—. ¡Cielo santo, si es un Categoría III!

—Un fugitivo —apostilló Levin bajando apresuradamente la escalera y cerrando la puerta principal detrás de la máquina.

La máquina se llamaba Witch Hazel [Olmo Escocés], y se negó a revelar quién era su ama o cómo había logrado escapar al protocolo de ajuste de los circuitos; con todo, era indudable que su viaje había sido arriesgado. Mientras hablaba, Witch Hazel no cesaba de mover la cabeza nerviosa, mostrando la crispación sensorial y confusión del sistema de navegación propio de los queridos compañeros que habían sido separados de sus amos. Insistió en que tenía que entregar un comunicado, el cual no iba a destinado a Kitty ni a Levin, sino a Daría Alexándrovna.

Llamaron a Dolly, y contemplaron el comunicado. Era de Ana Karenina, y su contenido era bien simple: Dolly estaba invitada a visitar a Ana y a Vronski en su refugio secreto. Witch Hazel sería su guía.

Daría Alexándrovna decidió al instante aceptar la invitación e ir a ver a su cuñada. Lamentaba enojar a su hermana y hacer algo que contrariaba a Levin. Comprendía que la pareja tenía razón al no querer tener tratos con Vronski. Pero se creía en el deber de ir a ver a Ana y demostrarle que sus sentimientos no habían cambiado, pese a que sí lo habían hecho sus circunstancias. Decidieron que Dolly y Witch Hazel partirían a la mañana siguiente; la mujer-máquina, cuya renuencia a revelar más detalles de su pasado y su situación actual era manifiestamente clara, aceptó con gratitud una buena dosis de humectante y pasó la noche en estado de suspensión.

A fin de no tener que depender de sus anfitriones, Daría Alexándrovna mandó a un sirviente a la aldea para que alquilara un coche para el viaje; pero, al averiguarlo, Levin se enojó con ella.

—¿Por qué te figuras que me disgusta que vayas? Aun suponiendo que me disgustara, me disgustaría más que no utilizaras mi carruaje y motor —dijo—. No me gusta que contrates a Cocheros en la aldea, y, lo que es peor, se comprometerán a llevarte, pero no llegarás a tu destino. Dispongo de un Tiro/II de cuatro ruedas. Si no quieres ofenderme, acéptalo.

Daría Alexándrovna no tuvo más remedio que acceder, y Levin ordenó que prepararan el Tiro de cuatro ruedas y el carruaje para su cuñada; no era un vehículo elegante, pero podía transportar a Daría Alexándrovna a su destino en una jornada, siempre y cuando la información deliberadamente vaga sobre el lugar y los datos del itinerario que les había facilitado Witch Hazel fuera fiable.

Por consejo de Levin, Dolly y el robot partieron antes del amanecer. La carretera era transitable, el carruaje cómodo, y éste avanzó alegremente, con el destartalado robot cuyo amo era un misterio sentado en el pescante. Sosteniendo el brazo de dirección con sus accionadores finales, el nerviosismo y la desorientación de Witch Hazel no tardaron en disiparse, y Dolly se preguntó si antes de que el protocolo de ajuste de los circuitos la separara de sus deberes, este robot había sido la querida compañera de una mujer aficionada a la caza o a las carreras.

Mientras avanzaba por la carretera, Dolly reflexionó. En casa, ocupándose de sus hijos, no tenía tiempo para pensar. De modo que ahora, durante este trayecto de cuatro horas, todos los pensamientos que antes había reprimido se agolpaban en su mente, y revisó toda su vida como jamás lo había hecho, desde distintos puntos de vista. Sus pensamientos se le antojaban extraños incluso a ella misma; las palabras giraban vertiginosamente en su cabeza. ¡Qué extraña era su vida sin su Categoría III, sin poder expresar a Dolichka sus pensamientos en voz alta! Al principio pensó en los niños, los cuales le preocupaban, aunque la princesa y Kitty (Dolly se fiaba más de ésta) le habían prometido cuidar de ellos. ¡Espero que Masha no cometa ninguna de sus travesuras, que el perro no muerda a Grisha, y que Lily no vuelta a enojarse!, pensó.

A esas altura del viaje, Witch Hazel detuvo el coche en el arcén y, balbuciendo unas disculpas, vendó los ojos a la pasajera con un pañuelo de seda. «Debemos de estar cerca de nuestro destino», pensó Dolly. Sus reflexiones se centraron en su cuñada.

Todos atacan a Ana. ¿Por qué? ¿Acaso yo soy mejor? Tengo un marido al que amo, no como me gustaría amarlo, pero al que amo, mientras que ella jamás amó al suyo. ¿Qué culpa tiene de ello?

Desea vivir. Dios nos ha dado este anhelo. Probablemente yo habría hecho lo mismo. Aún no estoy segura de haber obrado bien al escucharla durante aquellos terribles momentos cuando vino a verme a Moscú. Debí separarme de mi marido y comenzar una nueva vida. Podía haber amado y sentirme amada como deseo. ¿Acaso es preferible mi situación actual? No lo respeto. Me es necesario, pensó Dolly con respecto a su marido. Y lo tolero. ¿Acaso esto es mejor? Recordó las insulsas palabras de consuelo que éste le había ofrecido cuando le habían arrebatado a Dolichka, una tragedia por la que también le culpaba.

Mientras el carruaje avanzaba traqueteando por una carretera cada vez más accidentada y llena de baches, conforme se aproximaba a su destino, Daría Alexándrovna imaginó en su mente las historias de amor más apasionadas e imposibles. Ana tiene razón, jamás le echaré en cara su conducta. Es feliz y hace feliz a otra persona, y no está hundida como yo, sino que es la misma mujer alegre, inteligente y abierta a todas las impresiones que siempre ha sido, pensó. En sus labios se dibujó una pícara sonrisa, pues mientras pensaba en la aventura sentimental de Ana, Daría Alexándrovna construyó otra casi idéntica protagonizada por ella misma, con una figura imaginaria compuesta por diversos caballeros que representaban al hombre ideal que estaba enamorado de ella. Dolichka estaba viva y la acompañó del brazo cuando Dolly, al igual que Ana, se lo confesó todo a su marido. Y el estupor y perplejidad que manifestó Stepan Arkadich ante semejante confesión la hizo sonreír.

Sumida en esos ensueños, Dolly llegó al cruce en la carretera que conducía al campamento rebelde en Vozdvizhenskoe.

Androide Karenina
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Portadilla.xhtml
Nota_sobre_los_nombres.xhtml
Personajes_principales_en_Androide_Karenina.xhtml
Cita.xhtml
PRIMERA_PARTE__Un_estallido_en_el_cielo.xhtml
1_Cap01.xhtml
1_Cap02.xhtml
1_Cap03.xhtml
1_Cap04.xhtml
1_Cap05.xhtml
1_Cap06.xhtml
1_Cap07.xhtml
1_Cap08.xhtml
1_Cap09.xhtml
1_Cap10.xhtml
1_Cap11.xhtml
1_Cap12.xhtml
1_Cap13.xhtml
1_Cap14.xhtml
1_Cap15.xhtml
1_Cap16.xhtml
1_Cap17.xhtml
1_Cap18.xhtml
1_Cap19.xhtml
1_Cap20.xhtml
1_Cap21.xhtml
1_Cap22.xhtml
1_Cap23.xhtml
1_Cap24.xhtml
SEGUNDA_PARTE__El_viaje_de_los_Shcherbatski_.xhtml
2_Cap01.xhtml
2_Cap02.xhtml
2_Cap03.xhtml
2_Cap04.xhtml
2_Cap05.xhtml
2_Cap06.xhtml
2_Cap07.xhtml
2_Cap08.xhtml
2_Cap09.xhtml
2_Cap10.xhtml
2_Cap11.xhtml
2_Cap12.xhtml
2_Cap13.xhtml
2_Cap14.xhtml
2_Cap15.xhtml
2_Cap16.xhtml
2_Cap17.xhtml
2_Cap18.xhtml
TERCERA_PARTE__Lo_que_se_oculta_dentro_.xhtml
3_Cap01.xhtml
3_Cap02.xhtml
3_Cap03.xhtml
3_Cap04.xhtml
3_Cap05.xhtml
3_Cap06.xhtml
3_Cap07.xhtml
3_Cap08.xhtml
3_Cap09.xhtml
3_Cap10.xhtml
CUARTA_PARTE__Una_pugna_por_el_alma_de_un_hombre_.xhtml
4_Cap01.xhtml
4_Cap02.xhtml
4_Cap03.xhtml
4_Cap04.xhtml
4_Cap05.xhtml
4_Cap06.xhtml
4_Cap07.xhtml
4_Cap08.xhtml
4_Cap09.xhtml
4_Cap10.xhtml
4_Cap11.xhtml
4_Cap12.xhtml
4_Cap13.xhtml
QUINTA_PARTE__La_extra_a_muerte_de_Mijailov_.xhtml
5_Cap01.xhtml
5_Cap02.xhtml
5_Cap03.xhtml
5_Cap04.xhtml
5_Cap05.xhtml
5_Cap06.xhtml
5_Cap07.xhtml
5_Cap08.xhtml
5_Cap09.xhtml
5_Cap10.xhtml
5_Cap11.xhtml
5_Cap12.xhtml
5_Cap13.xhtml
5_Cap14.xhtml
5_Cap15.xhtml
5_Cap16.xhtml
5_Cap17.xhtml
5_Cap18.xhtml
SEXTA_PARTE__La_reina_de_los_viejos_cacharros_.xhtml
6_Cap01.xhtml
6_Cap02.xhtml
6_Cap03.xhtml
6_Cap04.xhtml
6_Cap05.xhtml
6_Cap06.xhtml
6_Cap07.xhtml
6_Cap08.xhtml
6_Cap09.xhtml
6_Cap10.xhtml
6_Cap11.xhtml
6_Cap12.xhtml
6_Cap13.xhtml
6_Cap14.xhtml
6_Cap15.xhtml
SePTIMA_PARTE__El_lugar_vacio_.xhtml
7_Cap01.xhtml
7_Cap02.xhtml
7_Cap03.xhtml
7_Cap04.xhtml
7_Cap05.xhtml
7_Cap06.xhtml
7_Cap07.xhtml
7_Cap08.xhtml
7_Cap09.xhtml
7_Cap10.xhtml
7_Cap11.xhtml
7_Cap12.xhtml
7_Cap13.xhtml
7_Cap14.xhtml
7_Cap15.xhtml
7_Cap16.xhtml
7_Cap17.xhtml
7_Cap18.xhtml
7_Cap19.xhtml
Epilogo__La_nueva_historia_.xhtml
Epilogo__El_antiguo_futuro_.xhtml
Ep_01.xhtml
Ep_02.xhtml
Ep_03.xhtml
Ep_04.xhtml
Ep_05.xhtml
Guia_de_debate_para_los_lectores_de_Androide_Karenina_.xhtml
Agradecimientos.xhtml
notas.xhtml