BARRANCOS DE MONTAÑA[839]
[Santos anacoretas diseminados montaña arriba e instalados entre las grietas.]
CORO Y ECO.
PATER ECSTATICUS[842] [flotando hacia arriba y hacia abajo].
Eterna delicia ardiente,
vínculo de amor ferviente,
pecho de dolor transido[843]
que hierve de amor divino.
¡Saetas, atravesadme,
lanzas, podéis subyugarme,
mazas, podéis aplastarme,
rayos, venid, fulminadme!
Y que en polvo acabe
lo que nada vale;
brille eterna estrella
de amor que no cesa.
PATER PROFUNDUS[844] [región profunda].
Igual que el abismo a mis plantas
reposa sobre hondas gargantas,
igual que corren mil arroyos,
hacia el precipicio espumoso,
igual que con sus propias fuerzas
el tronco en el aire se eleva,
así, es Amor omnipotente
quien todo lo forma, lo mueve.
Oigo en torno un bramar salvaje,
cual si las selvas se agitasen,
mas con manso arrullo se arroja
al barranco el agua que sobra,
a regar valles destinada.
Un rayo bajó aquí entre llamas
para purificar los cielos
llenos de ponzoña y veneno:
mensajeros de amor, proclaman
eterno crear que nos abraza.
¡Si inflamasen también mi pecho
que padece confuso y yerto
de groseros sentidos preso
atado a un confín tan estrecho!
¡Dios, sosiega mis pensamientos!
¡Alumbra el corazón sediento!
PATER SERAFICUS[845] [región media].
¿Veo nubes en los cabellos
flotantes de los abetos?
¿Sé yo lo que dentro habita?
Un joven coro de almitas.
CORO DE NIÑOS BIENAVENTURADOS.
Dinos, Padre, dónde estamos,
dinos, Bueno, quiénes somos;
dichosos y afortunados,
todo nos sonríe a nosotros.
PATER SERAFICUS.
A medianoche nacidos[846]
sin abrir mente y sentidos,
para los padres perdidos
mas ganancia de angelitos.
Que aquí tenéis quien os ama
bien sentís: venid más cerca;
aunque de la dura tierra,
¡dichosos!, no sabéis nada.
Descended hasta mis ojos,[847]
órganos aptos al mundo;
vuestros son, haced buen uso:
contemplad bien el entorno.
[Los acoge en su interior.]
Éstos son árboles, rocas,
allí se oye una cascada
que en su caída espantosa
a pico su senda ataja.
LOS NIÑOS BIENAVENTURADOS [desde dentro del Padre].
¡Qué espectáculo grandioso!
Mas sombrío es el entorno,
sentimos miedo espantoso.
¡Buen Padre, sácanos pronto!
PATER SERAFICUS.
Subid a más alta esfera,
creceréis sin daros cuenta,
pues Dios, de eterna manera,
con su presencia da fuerza.
De eso se nutren las almas
que en el éter libre campan:
de eterno amor revelado
y en beatitud desplegado.
CORO DE NIÑOS BIENAVENTURADOS [en círculo rodeando las cimas más altas].
Daos las manos
en alegre lazo;
moveos cantando
sentimientos santos.
Por Dios enseñados
debéis confiar;
al que habéis honrado
vais a contemplar.
ÁNGELES [volando en la zona más elevada de la atmósfera y llevando la parte inmortal[848] de Fausto].
LOS ÁNGELES MÁS JÓVENES.
Esas rosas de las manos
de amantes santas expiando,
la victoria conquistaron,
la alta empresa consumaron
del alma el botín ganaron.
Al esparcirlas, los diablos,
malheridos se espantaron:
no eran penas del infierno,
sino del amor tormentos.
Hasta el viejo Satanás
se vio de dolor rabiar.
¡Lo logramos! ¡Aleluya!
LOS ÁNGELES MÁS PERFECTOS.
LOS ÁNGELES MÁS JÓVENES.
Entre rocas y nieblas
noto en seguida
moviéndose muy cerca
almas con vida.
Acláranse las nubes
y veo volar querubes
que son felices
ya sin terrestre fardo,
jugando en corro,
gozando libres
del primaveral fasto
del alto coro.
Que éste desde un principio
para su beneficio,
sea a ellos confiado.
LOS NIÑOS BIENAVENTURADOS.
DOCTOR MARIANUS[859] [desde la celda más alta y pura].
Libre es aquí la vista:
mi alma sublima;
van mujeres con prisa
volando arriba.
Va mi Señora entre ellas
llena de estrellas;
la reina de los cielos[860]
exultar veo.
[Extasiado.]
Noble Señora del cielo,
deja que contemple
en el fondo azul celeste
tu oculto misterio.
Acepta lo que a los hombres
tierno agita el pecho,
de un santo amor el anhelo
que hacia ti yo elevo.
Indomable es el valor
cuando tú lo mandas,
mas se aplaca nuestro ardor
cuando nos amansas.
Virgen de excelsa pureza,
madre venerable,
nuestra hermosa reina electa,
a Dios comparable.[861]
Ya la rodean
nubes ligeras;
son penitentes,
tiernas mujeres
que a tus rodillas
éter aspiran,
gracia suplican.
A ti, pura, Intangible,
no te está vedado
a las más corruptibles[862]
ver fiadas al lado.
Arrastradas a flaqueza,
¿quién las salva a ellas?
¿Quién romperá con sus fuerzas
del placer las cadenas?
¡Cuán presto los pies resbalan
por el liso suelo!
¿A quién no turban miradas
o dulces requiebros?
[La Mater Gloriosa avanza por los aires.][863]
CORO DE MUJERES PENITENTES.
Subes al cielo,
al reino eterno.
¡Oye estos ruegos,
tú, sin igual,
toda bondad!
MAGNA PECCATRIX (San Lucas VII, 16).
Por este amor que las plantas[864]
de tu Hijo, hoy en las alturas,
de ungüento y llanto regara
aun con farisaicas burlas;
por el vaso que, colmado,
derramó ricos perfumes,
por los cabellos que, dulces,
secaron los miembros santos.
MULIER SAMARITANA (San Juan, IV).
Por el pozo al que, ya antaño,[865]
Abraham llevó a sus rebaños;
por el cubo que al Maestro
diera en los labios refresco;
por la pura y rica fuente
que ahora desde allí dimana,
que rebosa, eterna y clara,
por el mundo su agua vierte.
MARÍA EGIPCÍACA (Acta Santorum)[866].
Por el lugar consagrado
donde al Maestro enterraron;
por el brazo que, a sus puertas,
me obligó a quedarme fuera.
Por cuarenta años expiados
sin salir de los desiertos;
por el santo adiós trazado
sobre el suelo polvoriento.
LAS TRES MUJERES A CORO.
Tú que a pecadoras magnas
no prohíbes ir a tu lado,
y lo que expiando han ganado
a las eternidades alzas,
también dale a esta buena alma,
que se olvidó una vez sólo
sin advertir que pecaba,
tu gran perdón generoso.
UNA PENITENTE [en otros tiempos llamada Margarita, uniéndose a las otras].
NIÑOS BIENAVENTURADOS [acercándose en círculo].
Éste[869] ya nos supera
en fuertes miembros;
tendrá su recompensa
nuestro fiel celo.
Nos apartaron pronto
de entre los vivos,
mas él nos dirá todo,
pues se ha instruido.
LA PENITENTE [antes llamada Margarita].
Rodeado de celestes voces[870]
el nuevo apenas se conoce,
mas cuando nueva vida intuye
con los benditos se confunde.
¡Ve cómo suelta la atadura
que le une a su antigua envoltura
y de la etérea vestidura
nace juvenil fuerza pura!
Déjame que yo a esta alma instruya;
esta luz aún le deslumbra.
MATER GLORIOSA.
¡Ven! Sube a la esfera más pura:
tras de ti irá cuando te intuya.
DOCTOR MARIANUS [orando postrado].
CORO MÍSTICO.[874]
FINIS[878]