[500] En el original se dice «lacerte», forma italianizada de «lagarto» y designa también para Goethe a una mujer de mala vida (Véanse sus Epigramas venecianos). <<

[501] El tirso es la vara adornada con hiedra y parra que llevaban las ménades o bacantes y los sacerdotes del culto a Dioniso. <<

[502] En el original, «Bovist», nombre alemán para la seta conocida en castellano popularmente como «pedo de lobo» porque estalla al pisarla y se convierte en polvo. <<

[503] Oreas es una ninfa de la montaña. De forma genérica a las ninfas de las montañas se las llama oréadas. <<

[504] El contraste entre lo natural y lo artificial es permanente en este acto donde se ha creado a un hombrecillo artificial que solo logrará auténtica vida gracias al poder generador de la naturaleza. <<

[505] El Pindo es el nombre de una cadena montañosa entre Tesalia y el Epiro. <<

[506] En el original, «entstehen»: nacer, surgir, salir afuera. Con estas palabras comienza la acción de Homunculus. Para nacer va en busca de los dos filósofos que han reflexionado sobre el principio de vida de las cosas. <<

[507] En el original «irren»: equivocarse, pero también andar errante, descaminado. Lo traducimos por ‘te extravías’ que admite las dos interpretaciones. <<

[508] Anaxágoras es un filósofo griego de en torno al 489-428 a. C. La Edición de Hamburgo explica que Goethe se interesó por este filósofo al comprobar que la visión de la naturaleza de el Faetón de Eurípides estaba influida por él. Según Diógenes Laercio, Anaxágoras concebía el sol como una masa de metal en combustión y los meteoritos como partes desprendidas del mismo; en cierta ocasión predijo una lluvia de meteoritos. En definitiva, Anaxágoras es aquí, en contraste frente a Tales, el símbolo de la convicción de que todo está ordenado por una inteligencia (el Nous) y un dinamismo representado por el fuego. <<

[509] Tales de Mileto, filósofo del 650-560 a. C. aprox. Se le considera uno de los fundadores de la filosofía griega por ser el primer filósofo presocrático. Concebía el agua como la materia originaria, de la que había surgido toda la vida orgánica. Su visión de la naturaleza, en Goethe, es mucho más armónica que el violento vulcanismo de Anaxágoras. <<

[510] Traducimos «entstehen». <<

[511] Mirmidones significa hormigas: se trataba de un pueblo de Tesalia al que Júpiter dio forma humana (Véase Metamorfosis de Ovidio). Aquí se refiere a las hormigas que van a sacar oro de la montaña. <<

[512] Recordemos que los dáctilos son tan altos como pulgares y su nombre equivale a ‘dedo’. <<

[513] Tales defiende el lento crecimiento de lo orgánico siguiendo los ciclos naturales frente a la rápida violencia de lo que surge de modo artificial (como la montaña de Seísmo nacida de la violencia de lo volcánico o plutónico) o del improvisado reinado que Anaxágoras propone a Homunculus. <<

[514] La deidad lunar era trina y recibía en el cielo el nombre de Luna, en la tierra el de Diana y en los infiernos del submundo el de Hécate. <<

[515] Cuenta la tradición clásica, recogida por numerosos escritores (Horacio, Virgilio, Ovidio, Lucano…), que unas magas tesalias consiguieron bajar la luna a la tierra. <<

[516] Goethe introduce aquí en boca de los presocráticos una disputa geológica de su tiempo, en la que él mismo participó, sobre el controvertido origen extraterrestre —lunar o solar— de los meteoritos, que algunos científicos negaban y consideraban una fábula al punto de «no creer en ellos ni aunque los vieran caer con sus propios ojos del cielo» (palabras del científico francés J. A. de Luc en Edición de Hamburgo, op. cit., vol. 3, p. 649). Tales sostiene esta misma posición, al negarse a creer que ha caído un meteorito de la luna. Por su parte Anaxágoras confunde la caída del meteorito con una supuesta caída de la propia luna tras sus invocaciones y sin querer ver más se arroja al suelo de cara. Tales, más objetivo, mira hacia arriba y comprueba que la luna sigue en su sitio. <<

[517] Hay un juego de palabras entre Harz, el nombre de la cordillera, y «harzig», resinoso. <<

[518] Ninfa de los bosques y árboles. <<

[519] Estas figuras mitológicas son las tres hijas del viejo del mar, Forcis, y de su hermana Ceto. Eran muy viejas, de pelo blanco, y solo tenían un ojo y un diente para las tres, que se iban pasando de mano en mano. También se las llama Grayas y son hermanas de las Gorgonas. Sus nombres eran Dino, Enio y Pefredo. Representan la máxima fealdad. <<

[520] En el original «Alraunen», nombre alemán que designa a la raíz de la mandrágora, cuya forma es parecida a un hombre, y usadas por sus supuestas propiedades mágicas. En castellano también se puede decir «Alruna», aunque preferimos emplear el término más conocido. <<

[521] De estirpe titánica, es esposa de su hermano Cronos o Saturno y madre de todos los grandes dioses olímpicos. En Grecia se la identificó con la oriental Cibeles y en Roma con Ops. <<

[522] Se trata de una antigua diosa itálica, tal vez sabina. Representa la abundancia, sobre todo agrícola. Se la vinculó a Saturno y por eso más tarde fue confundida con Rea. <<

[523] Son en Roma las diosas del destino, completamente asimiladas a las Moiras griegas. Como éstas, sostienen en sus manos los hilos del nacimiento y la muerte. <<

[524] Mefistófeles emplea un vocabulario que inevitablemente recuerda el problema teológico de la Trinidad. <<

[525] Se trata de un juego de intenciones: ellas son de verdad hijas del caos en el mundo clásico, pero Mefisto se refiere a su condición negativa en el mundo medieval. <<

[526] Tal como indica la Edición de Hamburgo, asistimos en esta escena a una auténtica fiesta de los elementos y de la creación. Hay que señalar que para Goethe el papel de Eros es tan importante para la creación física como para la artística.

El estilo de todo este pasaje marino de gran belleza, presidido por la luz de la luna, es sinfónico. Su cuidada musicalidad sólo puede percibirse plenamente en el texto original atendiendo a las buscadas alternancias de metros y rimas que elige expresamente Goethe para cada figura: sirenas, tritones, nereidas… Tratando de acercarnos algo a este estilo traducimos en versos medidos y rimados todos los pasajes donde se expresan estos seres marinos con sus dulces melodías. <<

[527] Las nereidas son ninfas marinas hijas de Nereo y de Doris o Doride, hija de Océano. Eran muy numerosas (solo Hesíodo nombra hasta 45 y en total conservamos más de 70 nombres de nereidas) y en general actúan en conjunto. Sin embargo, alguna destacó individualmente por sus aventuras, como Tetis, la madre de Aquiles, Anfítrite, esposa de Poseidón o Galatea, amada de Polifemo. <<

[528] Son genios marinos del sexo masculino y frecuentemente conviven con las nereidas y forman con ellas el séquito de Poseidón. Se les suele representar con cuerpo de hombre hasta la cintura y cola de pez. En una primera época solo se hablaba de un Tritón, semidiós marino hijo de Poseidón y Anfítrite. <<

[529] Se marchan a Samotracia a buscar a los cabiros, con los que regresan unos versos más adelante. <<

[530] Son más porque ellos pueden transportar sobre su lomo a los Cabiros por encima del mar. <<

[531] El lugar de culto más importante de los Cabiros; también eran adorados en Egipto y otros lugares. <<

[532] Divinidades menores de tiempos muy remotos que eran adorados en cultos mistéricos. Aunque su origen y numero varía según leyendas, es frecuente hacerlos hijos de Hefestos o Vulcano. Están muy vinculados a los Dáctilos, Curetes y Telquines. Según la tradición, los Cabiros podían salvar a los barcos en peligro.

Durante el Romanticismo hubo gran interés por todo este tipo de mitos y cultos misteriosos y Goethe también participó del mismo. Entre los numerosos escritos sobre este tema que se han encontrado en su biblioteca personal o sacó prestados de la Biblioteca de Weimar cabe destacar el texto del filósofo romántico Schelling sobre Las divinidades de Samotracia (1815) o el de Fr. Creuzer sobre Simbolismo y Mitología de los pueblos antiguos (1810-1812). <<

[533] Nereo es un dios del mar, conocido por su sabiduría. A menudo se le llama sólo ‘el viejo del mar’. Era hijo de Ponto y Gea y padre, con Dóride, de las numerosas nereidas, con quienes habita en el fondo del mar, según algunas versiones, sentado en un trono de oro. Nereo tiene el don de la profecía y da consejos y advertencias a los marinos; tiene el poder de metamorfosearse en todo tipo de animales y objetos. <<

[534] Naturalmente los versos de Homero que cuentan la guerra de Troya y el final de esta ciudad. <<

[535] Nombre antiguo de Troya que da título a la Ilíada. <<

[536] Héroe de la guerra de Troya, más conocido por sus propias aventuras de regreso a su isla de Ítaca, recogidas en la Odisea. <<

[537] La maga Circe retuvo mediante engaños a Ulises y sus compañeros durante un tiempo en su viaje de regreso a Ítaca; a los compañeros los transformó en cerdos. <<

[538] El cíclope Polifemo, gigante con un solo ojo, que devoro a parte de los compañeros de Ulises en su viaje de regreso a Ítaca. <<

[539] Se trata de los hipocampos o caballitos de mar. <<

[540] Es habitual representar a Venus sobre una concha que, cuando está tirada por cisnes, delfines o palomas, se convierte en carroza. <<

[541] Es el nombre de una de las nereidas, también considerada diosa de la belleza marina. Frente a Venus, con la que tiene muchas cosas en común, es mucho más inaccesible y nunca sale de su medio marino. <<

[542] Es uno de los sobrenombres de Afrodita (la posterior Venus romana), que según algunas tradiciones, nació en las aguas del mar de la isla de Cipris o Chipre. <<

[543] Ciudad de Chipre donde se elevó el primer templo a Afrodita-Venus. <<

[544] Es uno de los más conocidos dioses del mar, hijo de Océano y Tetis. Es famoso por su capacidad para metamorfosearse y tiene el don de la profecía. Aquí simboliza la materia que siempre cambia de aspecto y es decisivo para ayudar a Homunculus a transformarse. <<

[545] En el texto original se dice literalmente: «atraviesan el reino de las olas deslizándose». Tratando de respetar métrica y rima (versos de 7 sílabas como en el original) hemos condensado significados. <<

[546] La palabra griega ‘kelóne’ significa «tortuga». Las nereidas y tritones utilizan la concha de Quelona, una tortuga gigante, a modo de embarcación para traer a los cabiros. En el original se llama literalmente a la concha «escudo». Hay un mito griego que cuenta que Quelona era una muchacha que despreció una invitación de Hermes para ir a las bodas de Zeus y Hera. Enojado, el dios la arrojo junto con su casa a un río, transformándola en tortuga: por eso las tortugas llevan su casa a cuestas. <<

[547] En el original: «de gran poder». Nos permitimos esta libertad por motivos de rima y estilo. <<

[548] Comienza aquí un pasaje en el que Goethe se burla de los investigadores de mitos, empeñados —como en este ejemplo— en cuestiones tan fútiles, y por otra parte imposibles, como descubrir el número exacto de Cabiros mediante sesudas investigaciones.

El número de tres o cuatro Cabiros lo cita Schelling, en op. cit., nota supra. <<

[549] El número de siete u ocho Cabiros lo propone Creuzer en op. cit., nota supra. <<

[550] Fr. G. Welcker defiende en su obra sobre los Cabiros de 1824 que el número de ocho es falso. Véase Edición de Hamburgo, vol. 3, p. 656. <<

[551] Según la Edición de Hamburgo, en la mentada obra de Schelling manejada por Goethe, los cabiros simbolizan el fundamento primero de creación, el anhelo de un principio y, por eso, en sus palabras «Toda la serie de cabiros constituyen una cadena mágica que lleva de lo más profundo a lo más elevado». Asimismo, según este autor, el nombre del primer cabiro, Axieros, significa «hambre, anhelo, ansia»; los cabiros son las «ansias de ser». <<

[552] Es Creuzer en op. cit., nota supra, el que sostiene que «los fenicios llevaban en sus barcos como dioses tutelares imágenes de los cabiros en forma de ollas de barro, que, cuando estaban provistas de cabeza, eran jarras o ánforas». (Véase Edición de Hamburgo, vol. 3, p. 656.) <<

[553] Los sabios son los mentados investigadores de mitos de los que se burla aquí Goethe y «que se parten la cabeza» contra estos imposibles cabiros y sus mitos escurridizos. <<

[554] «Entstehen». <<

[555] Más bien de origen virginal, pues no ha habido concepción sexual alguna, ni siquiera intervención de mujer. <<

[556] En el original: «es grunelt». El olor a hierba y humedad está vinculado en Goethe a la vida orgánica y el crecimiento. (Edición de Hamburgo, op. cit., vol. 3, p. 656). <<

[557] Los Telquinos eran, según la tradición, los primitivos habitantes de Rodas, pero pronto se les convirtió en figuras fabulosas del tipo de los genios malignos; tenían fama de magos y se les relacionaba con los Cabiros, los Dáctilos y los Curetes en casi todos los textos. Su oficio era la metalurgia, aunque también eran hábiles marinos, y de hecho hay quien les considera hermanos de Vulcano; en algunas versiones ellos forjan el tridente de Neptuno. Pueden traer pestes, mal tiempo y mal de ojo. A veces se les representa en figura mitad hombre y mitad pez. <<

[558] Se decía que Rodas era lugar de culto a Helios. Helios es hermano de Luna, la que preside esta noche de Walpurgis clásica. <<

[559] Un peán es un himno de alabanza a un dios (aunque es más frecuente que se trate de Apolo). Lo que aquí leemos es, en efecto, un himno al sol por parte de sus adoradores los Telquinos, igual que en otros pasajes las sirenas entonan himnos a la Luna. En estos versos se celebran las maravillas de la isla de Rodas, bendecida por el sol. <<

[560] Se trata de las numerosas estatuas erigidas en Rodas en honor del dios. <<

[561] La estatua más famosa de Rodas es el llamado «coloso», que era una estatua gigante de Helios, de 32 metros de altura, que se alzaba a la entrada del puerto. Obra de Cares de Lindos, fue erigida en el 281-280 a. C. para festejar una victoria de los rodios. La destruyó un terremoto en el 223 a. C. Era considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo. <<

[562] La tradición dice que los Telquinos fueron, efectivamente, los primeros en fabricar estatuas de los dioses. <<

[563] Aquí se compara el poder de la auténtica vida, de lo orgánico, frente a cualquier obra artificial, ya sean las estatuas, ya sea el propio Homunculus, que por ser un producto de laboratorio no puede gozar de autentica vida hasta que el elemento vital del agua le hacer nacer de verdad. El vitalismo de Goethe se expresa en su rechazo a una vida sólo intelectual, representada por Homunculus, la mente sin cuerpo, frente a la vida de la naturaleza que, en el caso del hombre, esta representada por su cuerpo físico. <<

[564] En el original, literalmente, «nubecillas». Traducimos «gasas» como sinónimo poético aplicable a las leves palomas. <<

[565] Pafos, lugar de culto de Afrodita, a la que se suele representar con palomas. Aquí anuncian a Galatea. Véase nota supra. <<

[566] En estas palabras de Nereo y la respuesta de Tales se hace una defensa de la interpretación mítica o poética de la realidad frente a la científica o racional, esto es, la del hombre honesto que guarda todavía vivo algo sagrado en su interior. <<

[567] Nombre de una tribu de habitantes de las riberas de la Gran Sirte (antigua Libia). Se creía que eran magos y que hechizaban a las serpientes. <<

[568] Nombre de una tribu de moradores del centro de Italia (al S. del lago Fucino) que fue sometida por Roma a principios del IV a. C. Se contaba lo mismo que de los Psilos. <<

[569] El Águila es el símbolo de Roma, el León alado es el de Venecia, la Cruz el del cristianismo y los caballeros cruzados y la Media Luna el del Islam y los turcos. Todas estas potencias se disputaron el gobierno de la isla de Chipre durante siglos. <<

[570] En el original se dice literalmente: «Traednos a Galatea, imagen de su madre». Obligados por motivos de condensación métrica, optamos por esta versión. Doris o Dóride es el nombre de la ninfa marina que concibió con Nereo a las «dórides» o «dóridas», entre ellas, Galatea. Aquí Goethe distingue entre dos grupos de ninfas marinas: las nereidas (hijas de Nereo y otras mujeres) y las óridas (hijas de Nereo y Doris), a pesar de que habitualmente se las llama a todas nereidas. <<

[571] En el original: en lechos de juncos y musgo; acortamos por motivos de métrica. <<

[572] Con esta intervención hímnica de Tales, de alabanza al agua y al devenir eterno, comienza lo que podríamos llamar la apoteosis final del segundo acto, de carácter cúltico y solemne, de glorificación al poder de la Naturaleza, representado por los cuatro elementos, con cuya mención expresa se cierra el último verso del acto. El lenguaje del original es de una gran musicalidad, a modo de cantata coral. <<

[573] Ésta es la frase que condensa la concepción de Tales de Mileto que aquí quiere resaltar Goethe. Como señala la Edición de Hamburgo, él mismo comparte esta teoría en gran medida, tal como puede leerse en sus escritos. La moderna teoría de la evolución también. <<

[574] Señala la Edición de Hamburgo el cambio de estilo marcado al final: se acelera el ritmo con esta intervención de Homunculus en versos de 3 intensidades, seguidos de los dáctilos de cuatro acentos de Nereo, y finalmente, cuando todos entonan la apoteosis final, los lentos y solemnes troqueos del coro. Desgraciadamente la traducción castellana no puede reproducir la acentuación del original, que confiere un ritmo mucho más marcado al texto. <<

[575] El tema de la unión de Fausto y Helena —que constituye el núcleo del tercer acto del drama— ya formaba parte de la antigua leyenda medieval del doctor Fausto, aunque Goethe la reelabora totalmente. Si bien comienza a escribir esta parte de la tragedia ya hacia 1800, y elabora un plan concreto de la misma en 1816, no será hasta 1825/1827 cuando de verdad le dedique todos sus esfuerzos y consiga finalizarlo. La belleza, armonía y claridad que predominaban todavía en el lenguaje clásico utilizado tanto en el fragmento conservado de 1800 como en su tragedia Ifigenia, dan paso en el acto III del Fausto II de sus años de madurez a un lenguaje más rudo y más primitivo que hablan de una Grecia más misteriosa, compleja y extraña a nuestro mundo: es decir, más auténtica y mejor conocida.

Todo el sentido de esta escena es simbólico: se trata del debate sobre la posible unión (aquí matrimonio) entre la antigüedad clásica (aquí, la bella Helena) y el mundo germánico medieval (aquí, Fausto) o incluso la unión de antigüedad-oriental (Helena) y modernidad-occidental (Fausto). Dicha unión implica, desde el punto de vista argumental, algún tipo de transgresión de la linea espacio-tiempo y de hecho, aunque la unión de la pareja se efectúa en Grecia, el mundo de Helena, la época es la de Fausto, la Edad Media. Y todo ello es posible porque se trata de una mera fantasmagoría, es decir, una ilusión espectral de la noche prodigiosa de Walpurgis que no debe tomarse en el plano de lo realista y objetivo. Si la muerte del niño Euforión, el fruto de esta unión, simboliza el fracaso del ideal de esa nueva estética, suma de lo clásico griego y lo moderno germánico, es algo que queda reservado a la interpretación.

En lo tocante al estilo del tercer acto, obsérvese que hasta que no aparece Fausto contagiándola de modernidad y germanidad Helena se expresa como un personaje de tragedia griega, de modo solemne y mayestático, a veces en tercera persona, y haciendo numerosas referencias a los dioses, el destino o la realeza y usando la rima rítmica propia de los versos griegos. En nuestra versión castellana la fidelidad a la letra nos impide reproducir la alternancia de acentos del original alemán, que trata de ser un remedo del metro griego, si bien manejado con no pocas libertades por Goethe. Helena comienza su monólogo en yambos de seis pies (en alemán, versos de seis acentos rítmicos), lo que produce un efecto solemne. Más adelante se usarán otros metros. Es especialmente interesante observar cómo Goethe abandona por vez primera en su drama la rima final, que no hará acto de presencia en este acto hasta que Fausto enseñe a Helena las rimas germánicas, tal como hemos reproducido fielmente en nuestra versión castellana. Todo el tercer acto, hasta lo puramente formal, es un juego de aproximación y alternancias permanentes entre lo griego-antiguo y lo germánico-moderno, que en nuestra versión se apreciará por el uso o no uso de la rima final para los coros. <<

[576] La situación que aquí se plantea es el regreso de Helena al palacio de su marido Menelao tras la guerra de Troya, acompañada por algunas troyanas cautivas. <<

[577] Obsérvese, como indica la Edición de Hamburgo, el efecto escénico de esta aparición de Helena tras el final del acto segundo. Si allí todo terminó con la desaparición de Galatea, diosa marina de la belleza, aquí todo empieza con Helena, símbolo de la belleza clásica. Una buena escenografía moderna puede resaltar este efecto de contraste entre las dos mujeres, haciendo que el acto segundo termine con un oscurecimiento progresivo de la luz sobre la figura de Galatea que se aleja, mientras el acto tercero comienza con una progresiva iluminación in crescendo sobre la figura femenina de Helena que aparece: es la nueva Galatea creada en la noche mágica. En efecto, hizo falta la Noche de Walpurgis clásica con su baile de elementos y figuras para que naciera la belleza, Helena. Si allí la escena estaba poblada por decenas de criaturas, aquí tan sólo Helena llenará el espacio. <<

[578] La Edición de Hamburgo comenta que éste es un clásico principio de varios dramas griegos conocidos por Goethe: Hipólito, Las Bacantes, etc. También la invocación a la casa y sus puertas al regresar tras mucho tiempo. <<

[579] La llanura de Troya. <<

[580] Nombre del viento del Sudeste. <<

[581] Tíndaro o Tindáreo era rey de Esparta y esposo de Leda. Según una leyenda, durante su ausencia Zeus engendro a Helena, Cástor y Pólux presentándose a la desnuda Leda bajo la forma de un cisne. Tíndaro y Leda tuvieron más hijos, entre ellos Clitemnestra, hermana de Helena, a la que casaron con Agamenón, el caudillo de la guerra de Troya y hermano de Menelao. Cuando más tarde casaron a Helena, por consejo de Ulises se hizo jurar previamente a los príncipes griegos que se la disputaban que todos acudirían a ayudar al que finalmente fuera designado como esposo de Helena. El agraciado fue Menelao y por eso los griegos se vieron obligados a seguirle a Troya para recuperar a su esposa y vengar su ofensa. <<

[582] Una colina con un templo a Palas Atenea, tal vez la propia Atenas. <<

[583] La hermana de Helena es famosa sobre todo por su segundo matrimonio, que la unió con Agamenón, el jefe de las huestes griegas en la guerra de Troya. Tomó como amante a su primo Egisto durante la ausencia de Agamenón y cuando regresó su esposo, ella misma lo asesinó, no sólo para evitar que la castigara por su adulterio, sino también para vengar la muerte de su común hija Ifigenia, a la que Agamenón sacrificó a fin de que los dioses le enviaran un viento favorable en el momento de partir con sus naves hacia Troya. Sin embargo, el hijo de ambos, Orestes, vengó la muerte de su padre matando a su madre Clitemnestra. <<

[584] El templo de Afrodita, donde Paris, el frigio, la vio y la raptó. <<

[585] Frente a nuestra técnica habitual de rimar y medir los versos de las partes corales, por motivos de fidelidad a la intención del original usaremos verso libre en estos coros hasta el momento en que Fausto comience a enseñar a rimar a Helena. En efecto, frente a la rima habitual del resto de los actos, Goethe marca de modo muy plástico en el acto tercero el paso de los versos a lo griego —con rima rítmica— a versos alemanes con rima final.

Según la Edición de Hamburgo (op. cit., vol. 3, p. 673), estos versos corales están construidos siguiendo los modelos de Esquilo, Sófocles y Eurípides: en general, sucesiones de estrofa, antiestrofa y epodo, a veces con estrofas intermedias o mesodos y estrofas previas o proodos. <<

[586] El motivo del sacrificio de Helena es citado en Las Troyanas de Eurípides. Esta y otras obras similares relatan la angustia de las mujeres apresadas y maltratadas por los griegos tras la guerra, un lamento que aquí Goethe pone en boca del coro de mujeres que acompañan a Helena en su destino. <<

[587] Río de la región. Véanse notas infra. <<

[588] Esparta, Véanse notas infra. <<

[589] Troya. <<

[590] El comportamiento de Helena es siempre de semidiosa: sólo ella sabe de lo trágico de su subyugadora belleza, pero está siempre llena de dignidad, aceptando con gravedad su destino y con una actitud regia y serena. Por eso, con su equilibrio armónico, su perfección, resulta el complemento ideal para Fausto, el angustiado y eterno buscador de lo grandioso. <<

[591] Las divinidades del submundo griego, el Hades, junto a la laguna Estigia. <<

[592] Se trata de Mefistófeles, con el aspecto de Fórcida que adquirió en el acto segundo, y que en esta escena se va a hacer pasar por el ama de llaves de la casa real. <<

[593] En la Ilíada, canto V, vv. 785 y 860, canto XIV, v. 148, aparece el motivo de los dioses que claman durante la guerra. <<

[594] La diosa Eris. <<

[595] Las mujeres del coro acaban de ver a Mefistófeles con su disfraz de Fórcida. <<

[596] En griego las «Graiai», las hijas del dios marino Forcis, también llamadas fórcidas. <<

[597] El dios del sol. <<

[598] En el sentido de «pudor», «recato», pero que tenemos que verter aquí con una palabra femenina. <<

[599] Sentencia que se puede leer en Ovidio, epístola XVI, v. 288. <<

Fausto
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