UNA CALLE
[Fausto. Mefistófeles.]
FAUSTO. ¿Qué hay? ¿Progresa algo? ¿Será ya pronto?
MEFISTÓFELES. ¡Ah, bravo! ¿Os encuentro todo fuego?
En breve, Margarita será vuestra.
Esta tarde la veréis en casa de Marta, su vecina.
Es una mujer que ni pintada
para hacer de alcahueta y de gitana.
FAUSTO. ¡Eso está bien!
MEFISTÓFELES. Pero también se nos pide algo a cambio.
FAUSTO. Favor con favor se paga.
MEFISTÓFELES. Sólo tenemos que dar testimonio legal,
de que los miembros tiesos de su señor esposo
reposan en Padua en lugar santo.
FAUSTO. ¡Bien pensado! ¡Pero tendremos que hacer primero el viaje!
MEFISTÓFELES.
¡Sancta Simplicitas! No hay que hacer nada de eso;
limitaos a dar fe, sin querer saber más.
FAUSTO. Si el señor no sabe nada mejor, el plan ha fracasado.
MEFISTÓFELES. ¡Oh, santo varón! ¡Pues en esto lo sois!
¿Es que es la primera vez en vuestra vida
que levantáis falso testimonio?
¿Acaso no habéis dado de Dios, el mundo y lo que en él se mueve,
del hombre, de lo que pasa por su corazón y su cabeza,
definiciones altisonantes con toda energía?
¿Con la frente insolente y el pecho audaz?
¡Y si quisierais mirar en vuestro interior,
tendríais que confesar que sabíais de eso
tanto como sobre la muerte del señor Schwerdtlein!
FAUSTO. Siempre serás un mentiroso y un sofista.
MEFISTÓFELES.
¡Claro, si no conociera uno un poco más a fondo las cosas!
¿Acaso no jurarás por tu honor mañana
a esa pobre Margarita bien engañada
que siempre la amarás con toda el alma?
FAUSTO. Y desde el fondo del corazón.
MEFISTÓFELES.Está bien. Muy bonito.
¿Así que lo de la eterna fidelidad y amor
y lo de ese único impulso omnipotente
te saldrá también del fondo del corazón?
FAUSTO. ¡Para ya! ¡Saldrá! Cuando yo siento,
y para ese sentimiento, para ese tumulto,
busco un nombre y ninguno encuentro,
y divagan mis sentidos por el mundo
y trato de hallar palabras sublimes
y a ese fuego en que me quemo
infinito y eterno, eterno lo llamo,
¿es también eso un diabólico engaño?
MEFISTÓFELES. ¡A pesar de eso tengo razón!
FAUSTO.¡Escucha! ¡Oye bien esto![152]
Te ruego que no fatigues mis pulmones.
El que quiere tener razón con sólo su lengua
la tendrá de seguro.
Y vámonos, que ya estoy harto de esta charla,
pues sólo tienes razón porque no me queda más remedio.