13

Pintor, poeta y escritor

 

 

 

He colgado porque hoy no soporto su perorata. Ella que a la marcha del pueblo combatiente (los primeros de mayo) no asiste porque el sol la fatiga y le da dolor de cabeza. Estoy disgustada, rabiosa, por mi padre, y ahora que recuerdo olvidé llamar al hospital, ¡cielos! Hasta me he olvidado de mis problemas con toda esta exaltación. Me siento mal. ¿Por qué padre tuvo que ingresarse justo ahora? ¿Y por qué Roberta se va? Y Luisito, justo hoy tendría que ocurrírsele soltar toda esa serie de insensateces, hoy, el día que reservé para esperar la reacción del hombre con el que vivo. Porque anteayer hemos discutido, y porque ayer no fui a su casa. Estoy segura de que fue él quién llamó. Lo sé, lo sé, porque sólo dos personas tienen el número de Ernestico. Una es mi tía la campesina y la otra persona es él, Guillermo.

Después de lo que sucedió, por dos semanas recibimos las clases de literatura de la directora, hasta que llegó una señora de casi cincuenta años. Mientras aquella mujer escribía su nombre en la pizarra yo no podía entender qué... ¿Cómo era eso?

¿Una nueva profesora? ¿Y Guillermo? Oh, no, no iba a regresar. Me sentí mal. Casi pierdo el conocimiento. Luego vomité y terminé sentada en la puerta de la dirección rodeada de profesores que no se ponían de acuerdo si llevarme para el hospital o mandarme para mi casa. Esa tarde arrastré los pies peldaño a peldaño cuando llegué al edificio. Madre limpiaba los escalones que el perro de los sobrinos de Marañón había cagado. Me gritó que no entrara con los pies mojados, que los limpiara sobre el pulóver viejo que usaba como frazada de piso. Encabronadísima, susurraba palabras incomprensibles. Magali junto al umbral de su puerta, con los brazos cruzados, miraba a madre. De pronto me descubrió y creo que también descubrió mi tristeza. «Ven –me entró en su casa-. Espera aquí.» Por aquellos días Magali estaba muy sola porque su hija se había ido para Alemania. Un alemán se enamoró de ella y se la llevó. Así de fácil. Pero es que la hija de Magali tenía dieciocho años y estudiaba ballet clásico en el gran teatro de La Habana. Magali no tenía a nadie a quien contarle su verdad, que odiaba que su hija terminara en manos de un hombre veinticinco años mayor. Pero qué podía hacer. Si se quedaba iba a morir de hambre bailando. Magali había calculado todo: diez pesos no es lo mismo que diez dólares. Y al final, no era justo que una jovencita tan bonita terminara sus días con las nalgas ajadas, sin atracción. Por eso la dejé y que sea feliz, dijo, mientras miraba la foto del matrimonio. Magali seguía pensando en su hija, culpándose por la lejanía. “Magali –dije-, ese disco... el de Silvio Rodríguez. ¿Podría ponerlo, por favor? -Me miró curiosa, pero no dijo nada. Entonces

El pintor: Siempre te amaré
titlepage.xhtml
part0000_split_000.html
part0000_split_001.html
part0000_split_002.html
part0000_split_003.html
part0000_split_004.html
part0000_split_005.html
part0000_split_006.html
part0000_split_007.html
part0000_split_008.html
part0000_split_009.html
part0000_split_010.html
part0000_split_011.html
part0000_split_012.html
part0000_split_013.html
part0000_split_014.html
part0000_split_015.html
part0000_split_016.html
part0000_split_017.html
part0000_split_018.html
part0000_split_019.html
part0000_split_020.html
part0000_split_021.html
part0000_split_022.html
part0000_split_023.html
part0000_split_024.html
part0000_split_025.html
part0000_split_026.html
part0000_split_027.html
part0000_split_028.html
part0000_split_029.html
part0000_split_030.html
part0000_split_031.html
part0000_split_032.html
part0000_split_033.html
part0000_split_034.html
part0000_split_035.html
part0000_split_036.html
part0000_split_037.html
part0000_split_038.html
part0000_split_039.html
part0000_split_040.html
part0000_split_041.html
part0000_split_042.html
part0000_split_043.html
part0000_split_044.html
part0000_split_045.html
part0000_split_046.html
part0000_split_047.html
part0000_split_048.html
part0000_split_049.html
part0000_split_050.html
part0000_split_051.html
part0000_split_052.html
part0000_split_053.html
part0000_split_054.html
part0000_split_055.html
part0000_split_056.html
part0000_split_057.html
part0000_split_058.html
part0000_split_059.html
part0000_split_060.html
part0000_split_061.html
part0000_split_062.html
part0000_split_063.html
part0000_split_064.html
part0000_split_065.html
part0000_split_066.html
part0000_split_067.html
part0000_split_068.html
part0000_split_069.html
part0000_split_070.html
part0000_split_071.html
part0000_split_072.html
part0000_split_073.html
part0000_split_074.html
part0000_split_075.html
part0000_split_076.html
part0000_split_077.html
part0000_split_078.html
part0000_split_079.html
part0000_split_080.html
part0000_split_081.html
part0000_split_082.html
part0000_split_083.html
part0000_split_084.html
part0000_split_085.html
part0000_split_086.html
part0000_split_087.html
part0000_split_088.html
part0000_split_089.html
part0000_split_090.html
part0000_split_091.html
part0000_split_092.html
part0000_split_093.html
part0000_split_094.html
part0000_split_095.html
part0000_split_096.html
part0000_split_097.html
part0000_split_098.html
part0000_split_099.html
part0000_split_100.html
part0000_split_101.html
part0000_split_102.html
part0000_split_103.html
part0000_split_104.html
part0000_split_105.html
part0000_split_106.html
part0000_split_107.html
part0000_split_108.html
part0000_split_109.html
part0000_split_110.html
part0000_split_111.html
part0000_split_112.html
part0000_split_113.html
part0000_split_114.html
part0000_split_115.html
part0000_split_116.html
part0000_split_117.html
part0000_split_118.html
part0000_split_119.html