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Lo que sucedió en los últimos años de preuniversitario
Era lunes. La profesora de literatura exigió que hiciéramos una composición basada en la vida y obra de un poeta cubano. Los alumnos comenzaron a citar a José Martí, Nicolás Guillén, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Placido... pero cuando aclaró que debía ser contemporáneo la lista se redujo considerablemente. Todos -para no pecar de ignorantes- corrimos para la biblioteca.
Dos bibliotecarias se alternaban los turnos, la primera era gorda y bajita de unos cincuenta años y usaba espejuelos. La segunda, flaca como asta de bandera, tenía fama de botar a los estudiantes que hablaban en alta voz. Tocaba el turno a la primera cuando me acerqué con mi libreta de notas después de buscar materiales sobre Guillermo del Toro. Sin resultado. Carraspeé.
-Disculpe...
La bibliotecaria me miró por encima de los espejuelos
-...busco información sobre este poeta.
Leyó el nombre e hizo un gesto como si dijera: «¿Y a quién le importa?»
-No lo tenemos aquí.
-¿Y... se puede saber dónde puedo conseguirlo?
-No lo sé. Ese nombre no interesa a nadie.
-A mí sí –dije desafiante. -La mujer me miró con desgana-. Una biblioteca debería estar actualizada sobre sus poetas -agregué.
-Mira, niña. Aquí no tenemos ese tipo de “poetas”.
-¿Pero, cómo que no? Es un poeta contemporáneo, y cubano, y sus versos...
-Oye, niña. Aquí no tenemos ese tipo de poetas. Y los motivos son porque no queremos esos que dicen ser poetas, que hacen literatura de pacotilla, ¿entendiste? – La mujer mantenía la mirada, las mejillas se le hinchaban como si fueran a explotarle de un momento a otro, la sangre hervía en ellas.
-Bueno, ¿pero cómo es eso? Que yo sepa sus versos...
Llamó al director, cuando lo único que yo quería decir era que sus versos me parecían maravillosos, algo así como un Amado Nervo y un Pablo Neruda. ¿Podía haber algo más romántico que esa mezcla?
-¿Por qué no buscas otro poeta? Tenemos muchos -dijo el director-. ¿Qué te parece Carilda Oliver Labra? No me digas que no es poético eso de: “Me desordeno amor, me desordeno”