The Tunnel Club, Glasgow
The Tunnel Club, en Glasgow, fue mi segunda casa durante seis o siete años. Aún sigue existiendo, en una versión un poco más light, pero aún evoca en mí recuerdos increíbles.
Las tres cosas que tengo presentes de ese club son el olor de hielo seco y Red Bull que te golpeaba en la cara nada más entrar, el nivel de calidad constante de los DJ y de la música que pinchaban cada fin de semana y, lo más importante, que allí conocí a mi mujer Julie, mientras bailaba con unos amigos en el otro extremo de la pista de baile.
Su apoyo, sus consejos y su capacidad para sonreír educadamente cuando la aburro con nueva música y nuevas formas de mezclar temas han hecho que mantenga el afán por mejorar desde mediados de los noventa. Como nos conocimos por culpa del Tunnel, es justo que atribuya al club la responsabilidad de mi actual nivel de felicidad y de hallarme en la situación de escribir este libro.