Desarrollar un estilo
Los temas que elijas para pinchar y la forma en que los mezcles se unen para definir tu estilo de DJ. Tu estilo puede ser flexible, y es bueno que lo sea, en función del club en el que pinches y del tipo de música que se espera de ti.
Si, igual que yo, llegaste al mundo del DJ porque te inspiró
otro DJ o un género musical en su conjunto, ya tendrás un estilo
básico antes siquiera de que empieces a planteártelo. Pero no te
limites simplemente a copiar a tu DJ favorito. Escucha a tantos DJ
como puedas para obtener inspiración, mete todo lo que has recogido
aquí y allá en un gran caldero, revuélvelo, añade tus propias ideas
creativas que han surgido a partir de escuchar a esos DJ y, con
suerte, quizá le des a tu estilo ese pequeño toque que te
diferencie del resto de los DJ.
Tu estilo puede también cambiar entre lo que pinchas en tu habitación para grabar en CD y regalarlo y lo que pinchas en un club. Quizá seas un fanático del trance en tu dormitorio, pero si el club en el que trabajas te pide música dance comercial, tendrás que moderarte con la música que pinchas. Esto no tiene por qué encasillarte como DJ de dance comercial; más bien al contrario. De hecho, eres un DJ completo: puedes pinchar el mejor trance en los mejores clubes del mundo, o pinchar temas comerciales y adaptar tus sesiones para un público corriente.
Pero el género de música que pinches no define cómo va a sonar. Entre cambios de tonalidad, cambios de tempo y cambios de energía y de género, puedes definir un estilo propio y único, pero que siga de todos modos dirigido a las personas para las que estás actuando: el público que tienes frente a ti.
Controlar la energía
Tanto si se trata de rock como de música dance, si no haces más que poner siempre música a todo ritmo y a toda potencia, lo único que puedes hacer es ralentizar o reducir la energía. Pero si estás pinchando casi a tope de energía, a la espera de darle un empujón en el momento adecuado, serás un DJ con el control del público en tus manos.
Si ya estás al cien por cien, ¿adónde puedes ir?
A menudo me acuerdo de un tipo llamado Martin Woods, mi antiguo entrenador de squash. Una cosa que me enseñó es que, si siempre lo golpeo todo lo más fuerte posible, nunca podré cambiar mi juego salvo para ralentizarlo, lo que me convertirá en un jugador predecible y aburrido. Así que me aconsejó golpear la bola aproximadamente al 90 por ciento de potencia la mayor parte de las veces, para poder inyectar ritmo y energía cuando supiera que había llegado el momento de presionar, o ralentizar y cambiar mi juego para descolocar al rival. Y esto, al hacer de DJ, se traduce perfectamente en potencia y tempo.
Al actuar en vivo, intenta que el público pase por distintos niveles de emociones. Llévalos de animar y sonreír a algo un poco más intenso, ojos cerrados y brazos arriba, y de nuevo a animar y dar botes en la pista de baile. Si eres capaz de construir una experiencia musical en lugar de elegir veinte temas sólo porque se mezclan bien entre sí, serás más creativo, influirás sobre tu público y quizá hasta se te considere un gran DJ.
Si haces de DJ en fiestas o en veladas de rock, a menudo la potencia y el tempo no ocupan el primer lugar; lo más importante suele ser si los temas son conocidos. Piensa en los grandes temas que pinchas en fiestas; los energéticos, que hacen que la mayoría de la gente se lance a la pista de baile. ¡Si los pones uno detrás de otro, durante dos horas, todo el mundo acabará exhausto! En este caso, es recomendable tener también en cuenta temas más lentos que den un respiro al público (y a algunos, la oportunidad de enamorarse).
Seguro que quieres estar al cien por cien de potencia muchas
veces durante la sesión, pero no te estanques en ese nivel hasta
agotarte. Procura hacer subir y bajar al menos la potencia de los
temas, si no el propio tempo, de principio a fin. El
cambio del ritmo principal (lee la sección “Beatmatching, la nueva
generación”, en este mismo capítulo) es una forma fantástica de
alterar la potencia.
Cambiar la tonalidad
La mezcla armónica (lee “Afinar con la mezcla armónica”, en este mismo capítulo) no es sólo una forma de mezclar el tema siguiente de forma uniforme; puedes usar cambios de tonalidad para incrementar la potencia de la noche, o llevar la sesión a un nivel más intenso y dramático.
Si estás intentando ponerte un poco más taciturno y serio,
bajar la tonalidad de la mezcla con una simple melodía de
bajo offbeat,
o utilizar un ritmo principal ta-fi-ti-ti de sonido tosco (lee
la sección “Beatmatching, la nueva
generación” para una explicación al respecto) puede llevar la
sesión a un estado realmente profundo e intenso que es como decirle
al público “Venid conmigo... Durante los próximos 20 minutos voy a
llevaros a otro lugar”.
Cuando quieras salir a tomar aire desde un sitio profundo, yo opino que subir de tonalidad de modo que las notas tengan un tono ligeramente más alto hace que la sesión suene más brillante, más alegre y llena de energías renovadas. Si te has pasado un rato en la sesión pinchando temas trance o hard house oscuros y complicados, un simple ritmo principal offbeat que haga subir la tonalidad de la mezcla puede ser como un espresso bien cargado por la mañana: da a la sesión y al público un impulso de energía y te guía hacia otra parte de la mezcla.
Aumentar el tempo
Para los DJ de dance: si el primer tema de una mezcla estaba puesto a 130 beats —tiempos— por minuto y has hecho un beatmatching exacto de todos los temas siguientes, toda la sesión acabará sonando a 130 beats por minuto y aburriendo mortalmente a toda la pista de baile.
La progresión normal de una sesión es una tendencia ascendente en beats por minuto del principio al final, con pequeñas variaciones de velocidad para ralentizar el ritmo en 1 o 2 beats por minuto durante un par de temas y luego acelerarlo de nuevo, algo que funciona realmente bien. Ralentizar de manera ligera la sesión puede, de hecho, sumar energía en vez de restarla.
Si tienes un contador de beats por minuto en tu mesa de
mezclas (consulta el capítulo 10), pon un CD premezclado de alguno
de tus DJ favoritos, observa cómo el contador sube gradualmente a
lo largo de la sesión y fíjate en esas variaciones de
tempo.
Un elogio envenenado
Una vez perdí el espacio en la sesión grande, la del sábado noche, en un club porque el propietario dijo “Seguro que intentarías llevar al público a algún estado especial. Nosotros no queremos más que un DJ que ponga temas aleatorios y deje que sea el público quien decida lo feliz que es”. En ese momento me enfureció perderme la sesión más grande, pero reflexionando a posteriori, la verdad es que fue un elogio brutal. Significaba que el club se estaba percatando de todo lo que yo intentaba hacer, aunque no tuvieran la sensatez de aprovecharlo.
La forma más fácil de aumentar el ritmo es subir gradualmente el pitch fader a lo largo de una serie de temas. Si tienes la paciencia (y la longitud del tema te lo permite), mueve el pitch fader cada dos compases una distancia pequeña (unos 2 o 3 milímetros). Si lo repartes a lo largo de suficientes temas, puedes llegar a los beats por minuto perfectos que quieras alcanzar sin que nadie lo note.
Ten cuidado al mover el control de pitch porque, si lo haces demasiado rápido, la gente que esté bailando notará que la música sube de tono (recuerda que no es sólo un control de velocidad: también cambia el tono de la música). Si tu equipo tiene la función Master Tempo activada, que conserva el mismo pitch sea cual sea la velocidad a la que pongas el tema, puedes hacer este cambio de tempo un poco más rápido (unos 15 segundos por beats por minuto).
Saltos
Si no tienes la paciencia para andar vigilando un tema y mover el control de pitch en pequeños intervalos, puedes utilizar los breaks y otros cambios en el tema para incrementar, o hacer saltar, el pitch en aproximadamente un 0,5 por ciento. Utiliza el primer tiempo del compás del nuevo verso para hacer saltar hacia arriba el control de pitch. La cantidad que puedas incrementarlo y si puedes extender este movimiento a lo largo de un par de compases, en lugar de durante toda la pista, depende del tema que estés pinchando.
O bien, si tienes previsto hacer saltar de golpe el pitch cuando el tema llegue al break, hazlo entre el último tiempo del verso y el primero del break. Es mejor que hagas esto con temas que no tengan una melodía intensa en el break, y piensa que hace falta práctica para hacerlo bien.
Cambios de género
Pasar de house a rhythm and blues o de trance a breakbeat (y luego de vuelta) puede ser una forma de acelerar la sesión extremadamente eficaz y difícil de advertir, porque el cambio de la estructura rítmica puede ocultar los cambios de tempo.
Usa tu cerebro
Hace unos cuantos años escuché un tema breakbeat genial llamado Symmetry C, de Brainchild, que Oakenfold utilizaba para dar un impulso a la energía, aunque no al tempo. Así que me pregunté si funcionaría igual de bien como herramienta para cambiar el tempo. Una noche había incrementado los beats por minuto a unos 133 por el método gradual, y la pista estaba repleta y feliz, porque había pinchado un montón de música que todos conocían y les gustaba. Pero quería hacer escalar la mezcla un poquito más.
En lugar de poner música más rápida y más heavy del mismo género, cosa que acabaría aburriendo, utilicé Symmetry C como puente. Como tenía una intro exuberante y sin ritmos, ni siquiera necesité hacer beatmatching para ponerla; me limité a hacer un fade up sobre la outro del tema anterior. No la pinché durante mucho tiempo, pero me permitió saltar de 133 a unos 138 beats por minuto en un solo paso. ¡Durante los dos o tres temas siguientes, todo el mundo se volvió loco sin saber por qué!
Evitar el estancamiento
Cuando piensas lo suficiente en la música que pinchas y el orden y estilo con que lo haces, empiezas a enamorarte de unas pocas mezclas. Yo he caído en esta trampa unas cuantas veces, y he repetido la misma serie de mezclas semana tras semana, o noche tras noche (esto es especialmente habitual en sesiones de warm-up, donde es posible que asumas —erróneamente— que a la gente le da igual lo que mezcles o cómo lo hagas).
Los inconvenientes de repetir mezclas son:
Una
mezcla que funciona bien en un club para un determinado público no
tiene por qué funcionar bien automáticamente la noche siguiente
para otro público distinto.
Los
habituales del club reconocerán la mezcla, y darás la sensación de
ser poco creativo.
Te
limitas a moverte de forma mecánica; la diversión y la emoción han
desaparecido.
Debido al tiempo pasado practicando, deberías desarrollar un sexto sentido de las opciones de mezcla de un tema a otro. Por el bien de tu desarrollo, del público de la pista de baile y de los temas de tu colección que nunca ven la luz del día, no te quedes atascado siempre en las mismas transiciones.
Respetar al público
Desarrollar tu propio estilo es muy importante, pero siempre tienes que respetar al público para el que pinchas, sobre todo si pretendes encontrar trabajo. Es una de esas situaciones sin salida que no hay manera de evitar: ¿cómo vas a conseguir experiencia si necesitas experiencia para conseguir un trabajo que te dé experiencia? Si eres un DJ famoso, tu estilo puede ser el que a ti te apetezca. Como en el cuento “El vestido nuevo del emperador”, a mucha gente le va a encantar todo lo que hagas, hagas lo que hagas o pinches lo que pinches.
Pero si estás intentando ganarte una reputación o estás en los inicios de tu carrera, debes tener cuidado de no hacer que el público deje de sentirse cómodo. Si estás pinchando en un club de rock donde están acostumbrados a mucho scratching, samples en mitad de la música todo el tiempo y una elección de temas más bien rara, estás de suerte: al público le gustará lo que haces y, si eres bueno, alguien se dará cuenta y subirás al siguiente escalón.
Sin embargo, si trabajas en un club más comercial e intentas
hacer exactamente los mismos movimientos extraños y de sonido
extravagante desde la cabina del DJ, puede que observes la pista de
baile y te encuentres a doscientas personas mirándote con cara de
no entender nada, esperando que pase el momento raro. En ese caso,
modera tu estilo y dale al público lo que probablemente esté
esperando: unos cuantos temas roqueros y contundentes con un ritmo
suave y constante para que puedan bailar, sin demasiados temas o
técnicas de mezcla complicados.
Con esta reacción te puede parecer que te estás vendiendo, pero plantéate si prefieres ser un artista pobre o un DJ pagado que puede permitirse el tiempo y el dinero para evolucionar en los lugares y momentos apropiados, y que tiene la ambición de hacerlo.
Demostrar tu estilo
Cuando grabes un CD con una sesión promocional para demostrar tus habilidades, tu estilo dependerá de ti por completo (ve al capítulo 19 para obtener más información sobre cómo grabar una sesión promocional —o demo—). Tu demo es un reflejo de lo que eres y de lo que quieres. Dale caña, exhibe lo bien que se te da el scratching, utiliza tus seis giradiscos más allá de su potencial y crea la mezcla más asombrosa que nadie haya oído jamás.
Eso sí, cuando enseñes esta muestra de tu estilo, debes
tener un plan de trabajo. Si la envías a clubes y lo que te dicen
es que es un poco demasiado excesiva, envíales otra en la que te
hayas moderado un poco. Pero no dejes de pasarles a tus
amigos demos mezcladas tal como a ti te gusta hacerlo. Adáptate para
conseguir trabajo y luego empieza a dejar caer tu propio estilo
gota a gota en tus sesiones si tienes la oportunidad, pero nunca
dejes de lado lo que realmente te inspira y hace que quieras
emplear tu propio tiempo en hacer de DJ. ¡Si transiges demasiado en
una dirección, quizá nunca regreses!