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Ni te borro, ni te bloqueo Te dejo ahí Para que veas lo feliz que soy

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Yo era de aquellas personas que no tenía piedad. A la mínima que me faltaban al respeto, bloqueaba inmediatamente. Pero cuando cayó en mis manos esta frase, me dio que pensar, y entendí que no hay mejor manera de fastidiar a quien te quiere hacer daño que dejar que vea que uno es tremendamente feliz y que sus palabras, con intención de herirte, caen en saco roto.

Evidentemente hay un límite, y yo lo tengo en los tres comentarios ofensivos, no en uno como tenía antes. Al tercer comentario ofensivo: a bloquear al personaje en cuestión, especialmente en las redes sociales, donde los comentarios son públicos.

Si te insultan en Twitter sólo lo detectas tú, pero si te insultan en redes sociales como Facebook o Instagram el insulto es observado por otros usuarios y, lo más preocupante, por gente que realmente te importa y que no te apetece que vea cómo alguien sin escrúpulos difama tu persona.

El insulto público debería ser penalizado, pero no por el usuario de la red social; debería haber un endurecimiento de las penas a nivel judicial. Lamentablemente poco se hace al respecto y, así como no se tolera el insulto en la calle, sorprendentemente se tolera y se acepta el insulto en la red. Inaceptable.

El pequeño libro de la superación personal
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