13
La distancia entre los sueños y la realidad se llama «DISCIPLINA»
Durante dos años, hace ya una década, fui instructor de ciclismo indoor en un gimnasio de Barcelona. Lo hacía por pura pasión, ya que podía preparar sesiones de ciclismo con mi música favorita y de paso trasladarla a los «alumnos» que querían venir. De vez en cuando sigo haciéndolo y es una actividad que me divierte muchísimo.
Una de las cosas que más me llamaron la atención fue la cantidad de gente que había en el gimnasio después de las fiestas de Navidad, concretamente el 7 de enero. Estaba claro que se habían propuesto empezar la «operación bikini», tenían seis meses por delante para intentar perder el peso ganado en esos días. Pero lamentablemente, cada mes que pasaba, a medida que se acercaba el verano, eran menos los que iban al gimnasio, habían dejado de ser constantes. ¿Qué dos errores cometieron?
El primer error fue ponerse un objetivo demasiado ambicioso. Lo que querían era perder mucho peso, es decir, el objetivo era importante.
Cuando nos marcamos grandes objetivos y vemos que no somos capaces de conseguirlos ocurre que lo que pensamos que es motivación se convierte en desmotivación. No poder alcanzar el objetivo planteado nos causa frustración y eso provoca que abandonemos nuestra meta.
El segundo error que cometieron fue pensar «siempre» en la totalidad de un objetivo, no fraccionárselo.
Para conseguir una gran meta, hay que fraccionarla siempre en pequeñas metas lo más fácilmente posibles de alcanzar.