75. ¡Sin excusas!
Domingo. 7.00 de la mañana y suena el despertador. Te habías puesto la alarma porque tenías planeado entrenar cuatro horas con tu bicicleta. Lo primero que ocurrirá cuando suene ese despertador es que empezarás a recibir inputs negativos que van a ir directos a tu cerebro. Lo primero que percibirás es que estás cansado; te duelen las piernas quizás del entreno del día anterior, tienes sueño y sabes que la mayoría de tus amigos, por no decir todos, están durmiendo un domingo a las 7.00 de la mañana. Entrevés un poco el exterior porque no bajaste del todo las persianas, todavía es de noche y escuchas el sonido del viento rebotar contra tu persiana, así que intuyes que es una mañana fría y que esa sensación de frío se verá incrementada por el fuerte viento que hace fuera. Sigues dentro de la cama en esos dos minutos críticos que tienes desde que suena el despertador hasta que debes tomar una decisión… ¿Qué haces?
El 99 por ciento de las veces que decidas levantarte vas a estar satisfecho. El 20 por ciento de las veces que te quedes durmiendo vas a estar satisfecho.
La pereza inicial hay que vencerla, porque esa pereza puede ser trasladable a cualquier faceta de nuestro día a día. Por supuesto, habrá ocasiones en las que nos sentiremos contentos de habernos quedado en la cama y esa satisfacción será porque nos habremos dado cuenta de que hemos escuchado a nuestro cuerpo y le hemos dejado descansar.