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Si pensamos que podemos hacerlo bien, el porcentaje de éxito es muy alto
Imagina que estás jugando un partido de baloncesto. Te hacen falta personal y tienes dos tiros libres. ¿Crees que vas a encestar el tiro libre si piensas que no lo vas a meter? Obviamente, no encestarás. Lo mejor que pudo hacer Iker Casillas fue irse del Real Madrid, ¿por qué? Simplemente porque la presión de la afición no le dejaba rendir como él sabe hacerlo. Su talento estaba eclipsado, imagínate lo que debía de sentir cada vez que le chutaban a puerta. Seguro que su confianza estaba bajo mínimos, y así nadie puede rendir correctamente, por mucho talento que tengas.
Imaginemos una eliminatoria de la Copa del Rey a un partido, ¿por qué muchos equipos de primera quedan eliminados por equipos de varias categorías inferiores? El motivo es la confianza y jugar en casa. La probabilidad de que un equipo modesto pueda ganar a un equipo de categoría superior se multiplica por el efecto «jugar en casa».
Durante una época me entretenía haciendo pequeñas apuestas al baloncesto. Sólo apostaba a favor de los equipos que jugaban en casa y tenían una cuota máxima de 1,35 euros por euro apostado. Funcionaba.
La confianza que te da jugar en casa si no hay problemas deportivos hace que puedas desarrollar tus habilidades sin problemas.