46
Sólo haciendo lo que realmente te gusta consigues la máxima motivación. Sólo trabajando en lo que es tu verdadera pasión logras la verdadera felicidad
En nuestra famosa regla del 8-8-8 (ocho horas para dormir, ocho horas para trabajar y ocho horas para uno mismo) hay una variable especialmente crítica. Para mí, la crítica es la de trabajar.
Primero por la dificultad que conlleva saber separar el trabajo de nuestro día a día y conseguir trabajar sólo ocho horas, pero, sobre todo, y lo que es más importante, por la capacidad que tiene el trabajo de influirnos durante el resto del día.
Si tenemos una mala jornada laboral, probablemente nos afectará en nuestro tiempo libre, ya que cuando disfrutemos de él probablemente le daremos vueltas al día que hemos tenido.
Incluso puede afectar a nuestro sueño. Cuántas veces nos hemos levantado preocupados por nuestro trabajo, pensando en lo que deberíamos haber hecho y no hemos concretado. Así, las ocho horas de trabajo son fundamentales para que las dieciséis horas restantes sean lo mejores posible.
Para ello es vital encontrar la posibilidad de trabajar en lo que deseamos, en aquello que nos motive, aquello que nos empuje a ir a trabajar felices y entender que hemos de conseguir que la línea entre trabajo y obligación sea lo más fina posible. Siempre he pensado que si trabajas en lo que te gusta y duermes con la conciencia tranquila, tienes dos tercios de la vida resueltos.
Para trabajar en lo que nos apasiona, a veces hay que ser valientes y arriesgar. Hay que tomar decisiones que no siempre van a ser comprendidas por nuestro entorno pero que en ningún caso han de ser motivo de freno para alcanzar nuestra idea de felicidad.