Capítulo 22
El día siguiente amanece soleado luego de varios días nublados y hace un poco de calor. Todos sus compañeros están en la pileta divirtiéndose como nunca mientras Alex se encuentra arriba en su habitación. Suena el teléfono y lo atiende nervioso pensando que pueda ser su papá.
–Vamos Alex, ponete la malla y vení a la pileta –increpa Susana que lo llama desde el teléfono que está en la recepción del complejo.
–Sí, en un rato voy –responde defraudado.
Ya pasó una semana desde que llegaron al nuevo campamento y todos los chicos están contentos del lugar, salvo Alex que está un tanto incómodo.
Ni siquiera está su nueva amiga Clara con él ya que los padres se la llevaron el día anterior. Luego de algunas declaraciones con la policía sobre lo sucedido, Clara se fue nuevamente a la ciudad junto con su familia.
Le hubiese gustado estar un poco más de tiempo con ella. Si bien se encontraron en circunstancias un tanto extrañas, siente como si hubiesen sido amigos de toda la vida.
Cuando piensa en cómo se conocieron y el auto del que la sacó inconsciente, se le hace presente el accidente que vio en la ruta cuando viajaban hacia el campamento en donde murió su madre. Su amiga Susana intentó varias veces animarlo con la intención de que se olvide un poco de todo pero nunca lo logró. En un principio parecía que su mente se distraía pero transcurrían unos minutos y en su cabeza se recreaba la situación del accidente. Varias noches lo escuchó llorando en la habitación contigua y eso la entristece. Es su mejor amigo y no sabe cómo ayudarlo.
Golpean la puerta; se fastidia porque Susana ya lo viene a buscar y no es capaz de esperarlo ni dos minutos.
–Ya voy Susana, estoy poniéndome la malla –dice un poco molesto al momento que abre la puerta.
Para su sorpresa no es ella la que está en la puerta sino otra persona.
–Hola Alex, ¿cómo estás?
–Eh... bien –responde dubitativo–. Susana está en la pileta; yo ahora bajo con ella.
–Sí, lo sé. Estuve con ella hace unos momentos, ¿puedo pasar?
No tiene ni tiempo de responder que el padre de Susana entra a la habitación.
–La situación te parecerá extraña pero al que vengo a ver es a vos, no a mi hija.
Alex no llega a comprender qué es lo que sucede. Se queda mirándolo mientras cierra la puerta intentando pensar para qué lo quiere ver a él. Solamente se le ocurre que algo malo le haya ocurrido a su papá. Temiendo por la respuesta que pueda darle, le pregunta por qué lo viene a ver.
–No te voy a andar con vueltas...tu papá me pidió que venga a buscarte. Está en problemas y te necesita.
–¿Problemas?, ¿tuvo un accidente?, ¿está malherido? –la expresión de preocupación de Alex se hace mas notoria.
–No te preocupes –apoya una de sus manos en su hombro– está bien de salud pero necesito que vengas conmigo a la ciudad cuanto antes.
–Sí, está bien. ¿Puedo llamarlo por teléfono? –recuerda que desde que llegó no lo pudo ubicar y comienza a ponerse cada vez mas nervioso.
Ignora la última pregunta y toma a Alex de la espalda forzándolo a salir de la habitación. En la recepción se cruzan con Eduardo al cual le explican que Alex se tiene que ir por un asunto familiar. Si bien el alumno confirma que la persona es un viejo amigo de su papá, tiene un poco de recelo de que se lo lleven sin que sea un familiar directo. Solamente accede con la condición de que lo llame el padre en veinticuatro horas confirmando que esté todo en orden.
Al llegar a la salida del complejo, Alex puede ver que hay dos vehículos en la ruta esperando para salir.
–Él te va a llevar en auto hasta la ciudad. Voy a ir a ver a mi hija y luego te alcanzo en mi auto –indica señalando con la mirada al primer auto que está en la puerta.
Por un momento duda de subir pero ante la incertidumbre de no saber qué es lo que le sucede a su papá no tiene otra opción. Se acomoda en el asiento trasero del auto e instantáneamente se coloca el cinturón de seguridad.
–No te preocupes, todo va a salir bien –comenta el padre de Susana asomando la cabeza por la ventanilla de Alex.
Observa por la ventana cómo rodea el auto por el frente y se acerca al conductor. No alcanza a escuchar lo que le dice pero deduce que son indicaciones sobre la dirección a la que debe ir.
De manera casi imperceptible se puede escuchar el encendido del auto que parte lentamente del complejo. Inconscientemente Alex gira la vista hacia donde está el padre de Susana y alcanza a ver que habla por su celular de manera airosa. Una mezcla de sensaciones, entre felicidad y excitación afloran en su rostro, el cual generalmente expresa seriedad.
Cuando se vuelve hacia delante su mirada se clava inconscientemente en la nuca del conductor y deja traslucir una sonrisa.
–Lindo tatuaje tenés ahí, ¿qué es? –inquiere Alex tratando de descifrarlo.
El chofer se acomoda la camisa para taparse el tatuaje y luego levanta el vidrio polarizado que lo divide de la sección de atrás.