Capítulo 8

 

 

No se da cuenta de que ya habían pasado varias horas desde que Tamara se fue. Es de madrugada. El reloj de la cocina muestra las 03:25 AM y maldice por no haber podido dormir más. Está absorto por lo que descubrió momentos atrás pero también preocupado por lo que significa. Si sus interpretaciones son ciertas, sus sueños se van a volver realidad y Alex va a estar en peligro. No sabe a ciencia cierta cómo ni cuándo va a suceder pero sabe que va a pasar.

 

Ya desvelado enciende el televisor para intentar relajarse un poco. Son las 04:30 AM y ni una señal de poder dormirse. Los pensamientos sobre Alex lo tienen nervioso. Algo alterado va al cuarto de su hijo para ver si se puede tranquilizar un poco. Pasea por la habitación mirando cada detalle y sin darse cuenta mueve el mouse de la computadora. El monitor se activa. Ahora recuerda que la había dejado conectada el día anterior cuando habló con esa persona en el chat.

¿Cómo era el nick? Creo que algo de Espacio y algo más” –piensa mientras mira la computadora de Alex.

Revisa la computadora y se da cuenta que varias personas están contactándolo para conversar y entre ellas está TiempoYEspacio. El mensaje es de hace unos minutos atrás y por lo que ve, aún continúa conectada. Decide contestarle, ya que necesita relajarse un rato y despejar la mente.

–Hola, ¿todavía estás ahí?

Pasan unos minutos hasta que le responde.

–Hola, ¿cómo estás?, pensé que no estabas porque no me respondías.

–No me di cuenta y lo dejé conectado desde el otro día y recién ahora veo que me estabas hablando –comenta Leo.

–Seguí contándome más de vos Leo que el otro día no pudimos seguir por el corte de luz –durante la charla anterior casi se contaron todos los detalles personales, cosa que Aldana en principio no quería pero Leo le inspiró confianza.

–No hay mucho más que contar. Tiara, mi esposa, murió cuando Alex tenía siete años en un accidente de auto.

–Pobre, ¿y cómo está él? –no puede dejar de sentir sino un poco de compasión por su nuevo amigo.

–En un principio mal, seguro, pero él es un chico fuerte y lo está superando con el tiempo. Hablamos mucho y tratamos de pasar todo el tiempo que sea posible juntos.

Leo trata de evitar el tema para que no se sienta condescendiente con él.

–No escribo muy bien. ¿Por qué no hablamos por el micrófono del chat mejor?

–Bueno, está bien. Esperá que lo conecto y hablamos –Aldana está nerviosa pero desea continuar.

Luego de unos momentos en los que ambos preparan sus equipos comienzan a hablar como si fuesen viejos conocidos.

–Pero hablemos un poco de vos ahora, ¿cómo va tu proyecto?

–Bien, avanzamos bastante pero aún falta. Tengo la impresión de que cada vez estamos más cerca de conseguirlo.

–No llegué a entender bien lo que me explicaste la otra vez, ¿me volvés a contar? –no es que le interese pero le agrada la idea de conversar con Aldana.

–En resumen es intentar ver el futuro.

–¿El futuro? –Leo se siente un poco incrédulo y sorprendido a la vez.

–Sí si, sé que parece bastante improbable de hacer pero estamos intentándolo. Tengo mucha confianza en nuestra investigación aunque el resto del instituto no crea que lo podamos realizar.

 

¿Está buscando la forma de ver el futuro?” –piensa Leo–. “Esto demuestra una vez más que las coincidencias no existen

–¿Y con qué propósito quieren lograrlo? –inquiere Leo.

Aldana duda un poco sobre la pregunta que acaba de escuchar.

–Qué buena pregunta –comenta un tanto sorprendida–. Nunca nos lo habíamos planteado. Siempre pensamos en si podríamos lograrlo y no pensamos en qué hacer una vez conseguido. Ahora no estoy segura pero quizás se pueda usar para prevenir desastres climatológicos, como un tsunami o evitar guerras quizás.

–Eso es imposible. No se puede alterar el futuro.

–Si lo ves sí –se nota en la voz un dejo de molestia.

–No, no podés. El destino está delineado para todos y no se puede modificar.

–¿Y las decisiones de las personas sobre qué optar ante una situación? Cada vez que una persona toma una decisión está modificando el futuro. Está creando un futuro dinámico con cada decisión nueva tomada, por esto es cambiante. ¿Eso no es modificarlo?

–No, porque ya estaba prestablecido a tomar la decisión que eligió. Dios, cualquiera que sea la religión, lo decidió así para cada persona del mundo. Por eso el destino está ligado a algo teológico más que algo científico.

–No creo que sea así. La relación Tiempo-Espacio no involucra a la religión y es la base de toda nuestra investigación. Además, ¿qué sentido tiene vivir con esa doctrina?, ¿para qué uno toma decisiones en la vida?, ¿y el libre albedrío que tu Dios te concede? –el tono de voz de Aldana se hacía cada vez más punzante.

Sin darse cuenta Leo y Aldana están comenzando una discusión que definirá la vida de ambos, y de algunas personas que conocen.

–Ahí es en donde todos se equivocan. La vida hay que vivirla. Las decisiones se deben elegir y tomar de acuerdo a lo que cada uno piense. Pero todas las situaciones están determinadas por un orden superior. Cuando pensamos que estamos controlando nuestras acciones, no es así; es una secuencia de hechos a consumarse. Como nosotros no sabemos que nos depara el futuro, justamente pensamos que lo controlamos pero es todo lo contrario –Leo está conforme con su explicación pero cree que a Aldana no le agrada.

–Mira, yo soy científica y, como casi todas las personas de ciencias, no creo en un ser superior. Mi religión son las variables, ecuaciones, datos comprobables y resultados matemáticos. No hay forma que pueda aceptar lo que estas diciendo. Es algo imposible.

–¿Imposible como ver el futuro? –reconoce que la frase es un poco sarcástica pero quiere que entienda su punto de vista.

Los parlantes de la computadora se quedan mudos. Aparentemente le molestó lo que le dijo; sabe que es difícil de aceptar para una científica pero no le importa. Sus creencias son más importantes para él que tratar de quedar bien con una cuasi-extraña.

 

Aldana está furiosa. Reconoce que la última frase de Leo le abrió un poco los ojos pero se resiste a aceptarlo.

¿Que gracia tiene entonces esforzarse por algo?” –se pregunta.

Mientras Aldana piensa en eso Leo rompe el silencio.

–Me llama la atención que me cuentes sobre algo tan importante como en lo que estás trabajando, ¿no es confidencial?

–Sí, pero no me importa –Aldana aún está molesta por la conversación anterior–. Hay tantas filtraciones de información en el instituto que seguro alguien ya lo vendió a otra organización. Igualmente, vos me inspirás confianza así que me sentí segura de contártelo, ¿me equivoqué acaso?

Leo se siente halagado al ver que una extraña le confiara algo semejante.

–Gracias por el voto de confianza –responde–. ¿Querés escuchar algo gracioso?

Contame.

–Desde que murió mi esposa suelo tener pesadillas. Al despertarme tengo un dolor de cabeza increíble, del lado derecho. Parecen ser migrañas.

–¿Y qué es lo gracioso? –pregunta sin entender a qué se refiere.

–Que lo que veo en los sueños parece volverse realidad.

Nuevamente los parlantes se quedan mudos. Luego de un rato Aldana dice con voz cortante.

–No entiendo.

–Son sueños muy extraños. Lo que hizo que me dé cuenta de que se vuelven realidad fue que en uno de los sueños mantenía relaciones con una chica...y hace unos instantes esa chica se fue de mi departamento.

Aldana se queda un poco fría al escuchar esto; no sabía que Leo estaba en pareja y eso la desilusiona un poco. El silencio de unos segundos hizo que él se dé cuenta de esto.

–Te cuento que no es mi novia ni nada semejante.

–Está bien, no tenés que justificarte conmigo. ¿Entonces me estás diciendo que tus pesadillas son acerca de situaciones que van a ocurrir en el futuro?

–Parece que sí, pero quisiera que no lo sean. En otro de mis sueños veo a mi hijo en problemas pero no logro entender qué le sucede ni cuándo.

Se queda pensando en lo que su nuevo amigo acaba de contarle y varias ideas le vienen a la cabeza.

¿Será él la clave de toda mi investigación?

Dios no juega a los dados
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