7://EMMA

—¿A mí? —Josh entorna los ojos confundido.

Su página web fue una de las cosas que anoche no me dejaron pegar ojo. Debería habérselo dicho en el momento en que entró en mi habitación.

—Emma —Josh mueve la mano ante mis ojos—, ¿de qué estás hablando?

—Anoche —digo—, antes de que vinieras a casas, estaba conectada al sitio web. ¿Recuerdas donde dice que tengo trescientos veinte amigos? —guardo silencio y luego suelto el aire despacio—. Sales tú, eres uno de ellos.

El coche se queda en silencio.

—Ponía «Josh Templeton» —añado—, y había una foto tuya. De mayor.

Josh se da golpecitos en la rodilla con el vaso de Sunshine Donuts. Él no quería creer en esto. Quería demostrar que era una broma.

—Llevas el pelo corto, como David —digo—. Y gafas.

—Mis ojos están bien —dice Josh.

—En el futuro no, por lo que parece.

Josh clava la uña del pulgar en el vaso de poliestireno y marca formas de media luna en uno de los lados.

—¿Has visto algo más? Cuando hiciste clic en la foto de Emma Nelson Jones, te llevaron a otra página web. ¿Pudiste hacer lo mismo con la mía?

Asiento.

—Pone que tu cumpleaños es el 5 de abril, y que fuiste a la Universidad de Washington.

—Como David —dice Josh.

—Y ahora vuelves a vivir aquí.

—¿En Lake Forest?

Me pregunto qué tal le habrá sentado eso. Yo, personalmente, estoy decidida a mudarme algún día. En realidad, no hay ningún bosque en el pueblo, y Crown Lake, a más de catorce kilómetros por la autopista, está rodeado de casas de lujo. En el centro solo hay tres calles, y no puedes hacer nada sin que se enteren todos. Sin embargo, Josh es más retraído que yo. Creo que piensa que Lake Forest es perfecto.

—¿Dónde está mi casa? —pregunta Josh—. No me habrán colocado viviendo con mis padres a los treinta, ¿no?

Niego con la cabeza.

—Creo que vives en el lago. En tu foto sale el jardín de una casa, y se ve un embarcadero al fondo con una lancha motora amarrada.

—¡Qué guay! —exclama Josh—. O sea, que me han hecho rico.

Pongo los ojos en blanco.

—¿Por qué hablas como si hubiera un «ellos»? ¿A quién te refieres?

—A los que inventaron esta broma del sitio web. Hoy iré al laboratorio de tecnología y miraré si alguien ha estado escaneando fotos de…

—Cuando dices «los que inventaron esta broma…», no lo entiendes, ¿verdad? En algún momento futuro, lo inventamos nosotros. No sé qué es exactamente, pero parecen varios sitios web interconectados en los que la gente cuelga sus fotos y escribe sobre lo que le pasa en la vida, como por ejemplo si ha encontrado aparcamiento o lo que ha desayunado.

—Pero ¿por qué? —pregunta Josh.

Suena el primer timbre para entrar en clase. Graham se estará preguntando dónde me he metido esta mañana. Por lo general, nos vemos en su taquilla y luego vamos juntos a ensayar con la banda.

Cojo el bolso y pongo la mano en la manija de la puerta.

—Espera, no te vayas —dice Josh mientras hace girar una rueda de su monopatín—. El Facebook ese… ¿decía si estoy casado?

Rebusco entre las llaves para abrir el maletero.

—Sí, estás casado.

—¿Qué dice de… ella? —pregunta Josh con la cara pálida—. Mi… eh… mi mujer.

—Pensaba que no creías en esto —contesto.

—De todos modos, quiero saberlo. Es mi futuro, ¿no?

—De eso se trata —digo y respiro hondo—. En el futuro estás casado con Sydney Mills.

Josh se queda boquiabierto.

Abro la puerta del coche.

—Vamos a llegar tarde.