42://EMMA

Josh da un paso atrás, y sé que he ido demasiado lejos.

—¿Por qué has hecho eso? —pregunta con voz trémula.

Me flaquean las piernas. Me siento en la silla e intento centrarme mentalmente. Lo he hecho porque… No lo sé.

Me miro las manos. No sé qué decir. Cuando Josh ha salido hacia el baño hace un rato, he abierto su mochila. No sé muy bien lo que buscaba, quizá una nota de Sydney, o alguna pista que me dijera hasta dónde habían llegado. En lugar de eso he encontrado un paquete de bóxers, lo cual demuestra claramente que está esperando que pronto suceda algo entre Sydney y él. Después de todo lo que ha pasado esta semana, me ha sacado de mis casillas.

—No ha sido nada —digo—. Dejémoslo correr, ¿vale?

—¿Que lo dejemos correr? —los ojos de Josh echan chispas—. ¡Sabes lo que sentía por ti! No puedes mangonearme por una estupidez de juego.

—No estaba mangoneándote.

—Me rechazaste —replica Josh—. Y ahora que empiezo a superarlo, te cabreas. ¿Esperabas que fuera llorando por los rincones toda la vida?

—Claro que no —digo reprimiendo las lágrimas.

—Quizá a otros tíos no les importe que actúes así, pero a mí sí.

—¿Que actúe cómo?

—Sales con ellos y ni siquiera te importan —dice Josh—. Incluso en el futuro te has deshecho de Jordan Jones, como si él no importara. Hoy has dejado a Graham y acto seguido te has ido con Cody. Te he visto en el vestíbulo con él. Pero, por si eso no funciona, ahora empiezas algo conmigo. ¿Quién es el siguiente?

—Eso no es lo que…

—¡Sí lo es!

Por el modo en que lo dice, siento como si me abofeteara en plena cara. Cierro los puños y digo:

—Retira eso o sal de mi habitación.

—¡Me marcho! —exclama él.

Tan pronto como Josh alcanza las escaleras, me derrumbo sobre la cama. Me tiemblan los hombros y respiro con dificultad. Contemplo el tablón de corcho que está colgado sobre mi cama, con nuestras fotos. Ahí estamos Kellan, Tyson, Josh y yo, en la piscina de bolas de GoodTimez. La tengo colgada desde el año pasado. En uno de mis futuros incluso la incluí en un álbum de Facebook. Bien, pues se acabó. Arranco la fotografía del corcho, la rompo en pedazos y la tiro a la papelera.

Por la ventana veo el baño de Josh, pero las persianas están cerradas. Esta misma mañana tenía el teléfono en el alféizar; esperaba que Sydney llamara. No le he humillado diciéndoselo, porque no es así como hay que tratar a los amigos.

No hay que juzgarlos. No hay que humillarlos. Apuesto a que él me está juzgando todo el tiempo. Como esta mañana, cuando me ha juzgado por salir con Kyle y Graham a pesar de que no me gustan. Y durante el almuerzo, diciéndome que le pregunte a él si necesito algún consejo sobre el amor. Cree que siempre la pifiaré en mis relaciones.

Que le den.

Vuelvo a sentarme delante del ordenador.

Que les den a sus normas sobre Facebook.

Aquí estoy, posando con mi marido en Londres. Amplío la foto. Tengo el pelo más claro y llevo puesta una bufanda naranja. Kevin es un poco más alto que yo, y tiene los ojos marrón oscuro. El Big Ben se yergue al fondo. Kevin sostiene a un bebé en brazos. Otro niño algo mayor asoma la cabeza entre mis rodillas.

Emma Storm

Ojalá llevara un buen impermeable. Y pudiera dormir más.

Y llegara un día en que no me encuentre plátano enganchado en el pelo.

Hace 17 horas · Me gusta · Comentar

Las otras veces que he estado casada con Kevin, e incluso con Jordan, he conservado Nelson en mi nombre. ¿Qué arruga ha interferido en los últimos veinte minutos para hacerme abandonar mi nombre de soltera?

Avanzo por el texto que aparece en la pantalla.

Emma Storm

No puedo soportar que en Inglaterra la gente siempre esté diciendo «Buenos días». Es como si me obligaran a tener un buen día. ¿Y qué pasa si NO LO TENGO?

16 de mayo a las 10.47 · Me gusta · Comentar

Emma Storm

Pañales, rabietas, dentición, más rabietas. Kevin quería que me quedara en casa con los niños, pero no dejo de preguntarme por qué no hay más hombres que hagan eso. ¡Yo ganaba más dinero con mi trabajo que él!

14 de mayo a las 00.09 · Me gusta · Comentar

No soy feliz. ¡Otra vez!

Cuando he dicho que no viviría en Ohio debería haber sido más concreta. Debería de haber dicho «No dejaré el trabajo de mis sueños». O «No viviré lejos del océano».

Hoy mismo he escrito que no entendía qué hacía una bióloga marina en Ohio. Lo he expresado con vaguedad, aunque adivino lo que está pasando.

Nos mudamos allí para que Kevin pudiera ser como un héroe en su trabajo, pero me apartó de lo que yo amaba. Y a los hijos que tuvimos en Ohio les estaba costando adaptarse a la escuela porque tuvieron que empezar a mitad de curso. A Kevin no le importamos. Solo se preocupa de sí mismo.

Puedo oír a Josh aconsejándome que deje esa línea de pensamiento. Él diría que quizá mi yo futuro está pasando una mala semana. Pero yo me conozco. Las cosas no van bien.

Hago clic sobre «Amigos» y avanzo por la lista de nombres. Sigue sin aparecer Cody Grainger. Antes de que me dé tiempo a detenerme, bajo hasta la J.

Esta vez tampoco figura Josh Templeton.

Así están las cosas. Un error y me lo recrimina para siempre.

Hay una ventana en la parte superior de la página web en la que puedes buscar a la gente. Tamborileo con suavidad sobre el teclado y tecleo rápidamente «Josh Templeton». Se carga una nueva página con tantos Josh Templeton que no caben en la pantalla. Sin embargo, el tercero de la lista es él.

Josh Templeton

2 amigos en común

Hago clic en su nombre y aparece su página. Todavía vive en Lake Forest y trabaja en Electra Design. En la foto sale en un bote de remos con Sydney y tres niños, pero, por lo demás, la página está en blanco.

Junto a su nombre hay un pequeño rectángulo que dice «Añadir a mis amigos». Trato de hacer clic ahí, pero no sale nada. Lo intento otra vez, pero el futuro no se deja cambiar con tanta facilidad.

Muy bien. Disfruta de tu vida feliz, Josh.

Tecleo «Cody Grainger» en el rectángulo de búsqueda y presiono «Intro».

La página de Cody es parecida a la de Josh. Como no está en «Amigos», tampoco consigo mucha información sobre él. Dice que vive en Denver, Colorado, y que es arquitecto, especializado en energía eólica y solar. Tiene el pelo rubio y de punta, como siempre, y la misma sonrisa sexy. Está claro que Cody envejece bien.

Avanzo por el texto que aparece en la pantalla.

Situación sentimental Soltero

Me interesan Mujeres

¿Cómo es posible que Cody Grainger siga soltero dentro de quince años?

Vale, digamos que me divorcio de Kevin en Londres, vuelvo con los niños a Estados Unidos y me caso con Cody. Es una apuesta arriesgada, pero no hay nada imposible. Con ese idea en la cabeza, cierro la sesión de Facebook, me desconecto de AOL y me echo en la cama.

Unos minutos después suena el teléfono. No pienso contestar. Sea quien sea, puede dejar un mensaje.

—¡Emma! —grita Martin.

¿Cuánto tiempo lleva en casa? Espero que no haya oído mi discusión con Josh.

—¿Estás arriba? —pregunta—. Te llama tu padre.

Desenchufo el cable del ordenador y lo inserto en el teléfono. Al hacerlo, piso la mancha húmeda de la moqueta. No tengo humor para hablar con nadie ahora mismo, y en especial con mi padre. Me siento culpable por no haberlo llamado aún para darle las gracias. Además, se pone todo cariñoso por teléfono, y eso solo me hará sentir peor.

—Hola, papá —digo.

—¿Hay algún problema? —pregunta. Su voz suena seria—. Te dejé un mensaje el fin de semana, y otro el lunes, y sigo sin saber nada de ti. Es miércoles, Em. Mamá me ha dicho que el ordenador llegó el sábado.

Ahora no puedo.

—Lo sé. Empecé a escribirte un correo, pero he estado…

—¿Demasiado ocupada para darme las gracias? Estoy seguro de que no te he educado para que fueras…

—¡Ah! Ahora me vas a educar.

Papá hace una pausa.

—Eso no es justo.

—¿Justo? —alzo la voz—. Tienes una nueva familia e intentas librarte de mí haciéndome regalos. ¿Es eso justo?

—No sé de dónde sale esa actitud que…

Cuelgo de golpe.