33://JOSH

A veces oigo una canción en la radio que hace que me sienta como en un globo de la alegría. A pesar de que me encantaría borrar el momento en que Emma entra de sopetón y me sorprende en calzoncillos, «Walking on Sunshine» ha estado sonando en mi cabeza toda la mañana. La oigo mientras recorro los pasillos, me siento en clase y saludo a la gente en las taquillas.

Esta mañana, cuando he cogido el teléfono inalámbrico, no ha respondido nadie. Sin embargo, he oído la voz de Sydney a lo lejos diciendo: «Debe de haber salido ya».

¡Me ha llamado desde su móvil! No la he visto todavía, pero esa llamada ha iluminando mi camino toda la mañana como el sol. La luz me penetra por la planta de los pies, me sube por las piernas con un cosquilleo, llega al pecho, se dispara hacia los dedos… and don’t it feel GOOD!

La luz del sol, además, es magnética. Esta mañana tíos que nunca me habían dicho más que «¿Qué hay?» se han parado a hablar conmigo. ¡Y también tías! Entre clase y clase, tres chicas se han puesto a mi lado, caminando a mi paso, y eso que yo tengo las piernas largas…

Como Anna Bloom ahora mismo. Después de Historia, me ha alcanzado cuando me dirigía a la puerta. He terminado acompañándola a su clase de tercera hora, a pesar de que yo tengo gimnasia en la otra punta del instituto.

—Si alguna vez quieres que estudiemos historia juntos, llámame —me dice. Y me escribe su número en una esquina de la carpeta.

Anna me sonríe y entra en su aula. Intento que no se me note, pero no puedo evitar repasarla mientras se aleja. ¡Es muy guapa! Me doy la vuelta y miro el pasillo. Juraría que alguien me ha estado llamando mientras hablaba con Anna. Sonaba lejos, pero puede que fuera Emma.

Ya la veo, en la otra punta del pasillo, hablando con…

«¿Cody Grainger?»

Bien por ella, supongo. Cody es un capullo engreído, pero si ella es feliz así…